—¡Vaya sueño!. —exclamó Lay, interrumpiendo la conversación entre Melisa y Alejandro. —Ayer, después de la clase, me quedé dormido. Soñé que estaba en la época prehispánica y ustedes dos estaban vestidos como si pertenecieran a esa época.
Los ojos de Melisa y Alejandro se encontraron en un instante de confusión antes de volver su mirada hacia Lay.
—Sí. —dijo Melisa, seguida por un —No. —simultáneo de Alejandro.
Se observaron, perplejos ante las respuestas contradictorias que habían ofrecido.
—Bueno, no. —corrigió Melisa.
—Bueno, sí. —respondió Alejandro, causando una vez más desconcierto en la escena.
Lay, confundido, preguntó. —¿Cómo...?
Intentando desviar la conversación, Alejandro inquirió. —¿Qué pasó exactamente en tu sueño?.
—No mucho. —confesó Lay. —Dijiste que estaba en una especie de sueño lúcido, y no recuerdo mucho más. Simplemente desperté en un momento.
—¡Un sueño lúcido!. —exclamó Alejandro fingiendo asombro. —Son difíciles de tener.
—Es verdad. —afirmó Melisa. —Creo que nunca he experimentado uno en mi vida.
—De acuerdo, pero, ¿por qué dijeron sí y luego no...?. —Lay intentó comprender lo sucedido.
Alejandro y Melisa negaron con la cabeza. —Nos confundimos. —respondió Alejandro.
—Sí, solo eso. —secundó Melisa, intentando simplificar el malentendido.
Lay frunció el ceño y asintió. —Está bien. —Dijo mientras se concentró en buscar algo dentro de su mochila.
Melisa, asegurándose de que Lay ya no los estaba escuchando, se acercó a Alejandro. —¿Crees que revelar ese tipo de cosas pueda alterar nuestra línea temporal?.
Alejandro miró a Lay, asegurándose de que no los estuviera escuchando. —No estoy seguro. Teóricamente, nuestras decisiones no deberían afectarla, ya que técnicamente las estamos tomando nosotros. Pero en lo que respecta a otras personas, no sé cómo funcione. Por si acaso, es mejor no arriesgarnos.
Melisa asintió y volvió a acomodarse en su silla. —Bueno, como te decía, no te preocupes demasiado, Ale. Estoy segura de que lo tienen todo bajo control.
Alejandro suspiró. —Tienes razón, Meli.
—Bueno, voy a guardar mis cosas. —dijo Melisa cuando el profesor anunció el final de la clase.
—Sí...
Mientras Alejandro se abrigaba con un suéter debido al frío, Lupita se acercó. —Oye, Ale.
—¿Qué pasa?.
—¿Sabes cómo arreglar auriculares?.
Él reflexionó por unos segundos. —Depende. ¿Por qué? ¿Tus auriculares se dañaron?.
—Sí. —Se los mostro. —Ayer funcionaban perfectamente, pero esta mañana, aunque subía el volumen, ya no se escuchaba nada.
Alejandro los examinó. Aparentemente estaban bien cuidados; la entrada no parecía desgastada y los cables no estaban rasgados.
—Probablemente sea la entrada, pero no estoy seguro. —confesó, antes de llamar a Lay.
—¿Qué pasa?. —preguntó Lay.
—¿Sabes cómo arreglar auriculares?.
—Sí, ¿por qué?.
Alejandro se los dejó en su asiento. —Arregla estos.
ESTÁS LEYENDO
La Elección De Amelis
Science FictionEn la aparentemente tranquila Facultad de Artes, Una estudiante llamada Melisa, se encuentra desesperada por el inminente examen de Introducción a la Música. Cuando Melisa, enfocada en su estudio de piano, se enfrenta a la posibilidad de reprobar, A...