Capítulo 37

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Me lleva la chingada. —Alejandro dio la vuelta y se dirigió nuevamente a Cazador Uriel, algo desesperado. —Oye, en mi universo, tú y ese wey son mejores amigos. Asaf tiene la habilidad de convencerte de muchas cosas, así que, si alguien en este lugar tal vez puede convencerlo, ese eres tú. Así que ve allá y dile que nos saque de aquí.

Cazador Uriel miró a Asaf, que estaba a punto de dejar la sala. —Okey. —Se levantó y caminó hacia el extremo de la pecera. —¡Oye! Tú, Hendrix.

El científico abrió la puerta y le prestó atención. —¿Qué pasó?

—¿Tienes algunos minutos de sobra?

—Lo siento, ya voy atrasado con una de mis investigaciones.

—¿Ni aunque te dijera cómo es que funcionan mis portales multiversales?

Asaf entrecerró sus ojos y cerró la puerta de la sala. —Ahí ya cambia la cosa. —Avanzó hacia el cazador tranquilamente.

—Pero primero, ¿no te gustaría que te diera detalles sobre mi universo?

—¿Tiene que ver con la explicación?

—Por supuesto que sí.

—Adelante.

—Mi universo estaba catalogado como el Universo 1031, definitivamente no tan tecnológico como el tuyo, pero tenía su encanto. —Recordó Uriel con nostalgia. —Todo seguía su curso, había investigación, fiesta, peleas, vida, muerte... Hasta que un día todo eso cambió. La gente a veces hacía teorías sobre cómo iba a ser el fin del mundo, guerras, asteroides, cambios climáticos, en fin... todos tenían una teoría, pero nadie sabía cuándo y nadie esperaba que fuera tan pronto, hasta que un día cualquiera, una entidad conocida en el multiverso como La Reina De Las Sombras llegó y destruyó todo... Pero no solo destruyó el planeta, sino que devoró todo nuestro universo. Esos sujetos que ves, Melisa y Alejandro, fueron enviados por una orden que supuestamente cuida el multiverso, pero ni ellos han podido contra esta entidad devora-universos. Si lo que dicen es cierto, entonces ni tú, ni Héctor, ni su tecnología, ni nadie en este maldito planeta va a poder contra la destrucción que se avecina. —Informó Cazador Uriel. —Pero, si nos liberas, y nos entregas el cogniespectro, probablemente tú y tu universo vivan para contarlo. Así que, si tienes el suficiente amor por tu trabajo, por algo o por alguien en esta vida, entonces, lo mejor que puedes hacer para demostrarlo es liberarnos.

Asaf cruzó sus brazos. —¿Cuánto dijeron que le queda a mi universo?

—3 días. —Recordó Meli esperando que el científico los pudiera liberar.

—Bien, entonces todavía tenemos 72 horas para averiguar cómo es que te quitaremos ese traje. —Sonrió cínicamente Asaf y se dio la vuelta para salir de la sala. —La Reina de las Sombras, ¿es algún personaje de Disney?

Cazador Uriel rió. —Hey.

—¿Ahora qué quieres? —Preguntó de mala gana Asaf.

—Solo espero que cuando pase, sea lo suficientemente rápido para que no te des cuenta de ello, porque yo hubiera preferido morir antes que vivirlo.

—Seguro. —Asaf salió del cuarto y cerró la celda de investigación.

Cazador Uriel negó con la cabeza y miró a Alejandro con cierta expresión de derrota.

—Olvidé decirte que tenías que empezar con alguna plática sobre blues. —Dijo Alejandro sarcástico. —En fin, al menos lo intentamos.

—Creo que Addi terminó por abandonarnos aquí. —Melisa suspiró.

—No, de hecho ya viene en camino, así que prepárense. —Advirtió Cazador Uriel observando cuidadosamente toda la sala.

—Claro, y si es que ya viene, ¿por qué hasta tú accediste a decirle a Asaf que nos liberará? —Preguntó incrédulo Alejandro.

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