—Bueno, ¿en qué podemos ayudarlos? —preguntó dispuesta Ángela.
—Lo único que necesitamos es que nos consigan un salón y que cuiden que nadie entre hasta que hayamos regresado a nuestro universo.
—Sus conciencias, ¿verdad? —interrogó Adi.
—¡Exacto! —confirmó Alejandro. —De hecho, también necesitaremos que en cuanto nuestras variantes recuperen el control después de habernos ido —se señaló a sí mismo. —Les expliquen lo menos posible sobre lo sucedido y solo los guíen a sus casas... bueno, en mi caso que vine solo y que técnicamente no los conozco, al menos con Meli todo será de alguna forma más normal.
Los demás asintieron.
—Podemos pedir prestado un salón, ahora que la mayoría va de salida será más fácil vigilar —sugirió Mario a los demás.
—Suena como un buen plan —apoyó Asaf.
—Entonces entremos —Adi y los demás comenzaron a guiar a Alejandro y Melisa hacia las instalaciones de la facultad.
—¿Habías visitado alguna vez este edificio? —preguntó Meli a Alejandro.
—¿Recuerdas el primer recital presencial que tuvimos después de la pandemia?
—Sí.
—Nunca había estado en esta parte de CCU, conocía el lado del teatro y como no sabía nada de aquí, pensé que el auditorio estaba dentro —rió Alejandro. —Subí, bajé y después mejor pregunté hasta que me dijeron que estaba atrás.
—¿Entonces es ese edificio?
—Sí —informó Alejandro. —Aunque no sé si este también tenga auditorio.
—Lo tiene —respondió Uriel que venía escuchando un poco de su conversación. —Aunque lo utilizan más para practicar pero ahí está.
Alejandro detuvo su caminata y mantuvo su mirada fija, parecía perdida.
Eso provocó que Uriel también se detuviera junto a Melisa. —¿Pasa algo, amigo?
Alejandro balbuceó. —No, perdón. —Rió nerviosamente y bajó la mirada algo sonrojado. —Estaba viendo detrás de ti.
Uriel volteó y observó a una de sus compañeras platicando con una de sus amigas.
—Ah... ¿Hablas de Anna? Es nuestra compañera. Casi no platicamos con ella pero...
Melisa, sin interrumpir, miró a quien Uriel se refería. Sin esperarlo, aquella chica, en un solo movimiento, conectó su mirada con la de Melisa.
Una mirada profunda y pesada que poco a poco inquietaba a la pianista.
Cuando la incomodidad ya no era tolerable, Melisa quiso apartar la vista, pero una fuerza invisible parecía retenerla, como si estuviera atrapada en un hechizo macabro que la obligaba a mantener el contacto visual. La sensación de vértigo se intensificó, y la ansiedad se apoderó de ella.
Melisa comenzó a escuchar un sonido agudo, un zumbido discordante que perforaba sus tímpanos, como el lamento de almas atrapadas en un tormento eterno. La chica que tenía ante sus ojos, ahora con una expresión molesta y aterradora, parecía emanar una especie de aura de color negro, envuelta en una oscuridad sobrenatural que la absorbía.
Los latidos de Melisa aumentaron descontroladamente, acompasándose con el ruido agudo que comenzaba a lastimar sus oídos, parecía que su propia sangre se convirtiera en un coro de terror.
En un segundo, Melisa, aturdida y abrumada por la angustia, pudo observar cómo la realidad misma comenzaba a colapsar a su alrededor. Todo parecía desmoronarse en partículas de color negro, el mundo conocido se deshacía en una pesadilla sin fin.
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La Elección De Amelis
Science FictionEn la aparentemente tranquila Facultad de Artes, Una estudiante llamada Melisa, se encuentra desesperada por el inminente examen de Introducción a la Música. Cuando Melisa, enfocada en su estudio de piano, se enfrenta a la posibilidad de reprobar, A...