Melisa y Alejandro se encontraban uno frente al otro, con sus piernas cruzadas y acomodados en la posición más cómoda posible sobre la cama de la chica.
—Si se reúnen las condiciones, esto no tardará más de 5 minutos. —avisó Alejandro mientras realizaba algunos estiramientos junto a Melisa.
—¿Cuáles son esas condiciones?. —preguntó Melisa intrigada.
—Bueno... En realidad, solo es una, y es que en el momento en que lleguemos al otro universo, tu variante esté viendo el examen.
Melisa hizo una mueca de disgusto. —No entiendo.
—Recuerda que con el ritual, tenemos ventajas, pero también desventajas. Estoy completamente seguro de que llegarás al universo correcto, pero tu papel será completamente de espectador... Y ¡tranquila! Es una sensación muy rara, no sentirás ninguna parte de tu cuerpo ni tampoco tu respiración. Verás absolutamente todo lo que tu variante está viendo, y en cuanto quieras mover los ojos, tampoco podrás hacerlo.
Eso no le agradaba para nada a la chica.
—Recuerda, no te vayas a paniquear porque eso puede provocar que quieras concentrarte más en tu respiración y eso romperá la meditación. —explicó Alejandro.
—¿Y eso tiene algo negativo?. —preguntó asustada Melisa.
—No... No. —aclaró inmediatamente Alejandro. —Solo que... Este tipo de conexión absorbe mucha energía; verás que cuando acabemos todo esto, tendrás muchísimas ganas de dormir. Y el problema después será que, si queremos tratar nuevamente de viajar, en lugar de meditar, te ganará el sueño y te dormirás. Así que mientras más rápido y a la primera consigamos la conexión, todo será mejor. Por eso es que espero que tu variante esté viendo el examen.
—Cierto. ¿Qué pasa si me tardo más de 5 minutos?.
—Nada, tú no te preocupes por el tiempo. Solo es una manera de decirlo, tarda todo lo que necesites Meli. En muchos universos, por ejemplo, 2 semanas allá pueden ser 5 minutos aquí, así que por el tiempo, tú completamente tranquila.
—Okay. —Melisa suspiró. —Pues bien, espero tu señal.
Alejandro sonrió. —¿Lista para viajar a otro universo?.
Melisa rió. —Igual no tengo otra opción.
Alejandro también rió. —Pues bien, es hora de empezar.
Esas palabras despertaron un mar de emociones en la chica.
—Primero, muy atenta Meli, cualquier incomodidad o cualquier situación que te impida seguir, me avisas y nos detenemos, ¿está bien?.
Melisa asintió nerviosa.
—Toma mi mano y la libreta. —Alejandro oficialmente había comenzado.
Melisa, con su mano derecha, tocó el cuaderno y con la izquierda hizo lo que Alejandro ordenó.
—Bien, ahora cierra los ojos.
Melisa dejó de ver a su amigo y a su alrededor; solo veía la tenue luz que se filtraba a través de sus párpados.
—Ahora, necesito que respires profundamente varias veces, y cada vez que el aire entre y salga de tu cuerpo, siente cada parte del recorrido de ese aire. Siente cómo entra por tus fosas nasales, pasa por tu nariz, luego por tu garganta. Siente cómo tus pulmones se llenan de aire fresco y cómo luego ese aire sale por tu boca.
Melisa, después de repetir eso varias veces, sin darse cuenta, comenzó a relajarse.
—Si tienes pensamientos o inquietudes, inseguridades, arrepentimientos, imagina que son burbujas flotando alrededor de ti, y no las juzgues. No digas si son buenos o malos pensamientos, simplemente están ahí. No los escuches, solo obsérvalos.
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La Elección De Amelis
Ficção CientíficaEn la aparentemente tranquila Facultad de Artes, Una estudiante llamada Melisa, se encuentra desesperada por el inminente examen de Introducción a la Música. Cuando Melisa, enfocada en su estudio de piano, se enfrenta a la posibilidad de reprobar, A...