Capítulo 32

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Melisa gritó hacia el cazador que la sostenía en su brazo derecho: —¡Mi amiga!, ¡Addi!

El cazador CV-AA18 escuchó a la chica y, a través de su intercomunicador, anunció: —¿Alguien cerca de mi zona? Hay una chica que aún no ha sido rescatada, y ya no puedo levantar a más personas.

—Habla CV-AA30. Estoy cerca y la veo. Me encargaré de eso —respondió el Cazador, posicionándose debajo de ella ya que una extensión de humo impedía su sobrevuelo cercano. —¡Chica, obsérvame! ¡Tienes que saltar! —ordenó el cazador, utilizando el amplificador de sonido incorporado en su casco.

Sin embargo, Addi estaba completamente paralizada, incapaz de moverse o prestar atención a su alrededor.

—¿Escuchas? Tienes que saltar ya —insistió CV-AA30 al notar que la niebla se acercaba tanto a él como a Addi.

Melisa se dio cuenta del estado de su amiga. —No va a saltar —susurró. —¡Ella no va a saltar! —gritó, liberándose con todas sus fuerzas del cazador CV-AA18 y corriendo hacia Addi.

—¿Qué? ¡No! —gruñó molesto el cazador, quien, distraído, no se percató de que una extensión de niebla había alcanzado el tenis de la persona que mantenía en su brazo izquierdo, consumiéndolo. —Demonios... —CV-AA18 la soltó y activó su portal para irse a su base, ya que la niebla estaba justo debajo de él y no podía hacer más.

Melisa corrió con todas sus fuerzas mientras la niebla consumía el pedazo de tierra donde se encontraban ambas.

Cuando llegó junto a Addi, sin pensarlo dos veces, la empujó para que CV-AA30 pudiera sostenerla.

El cazador vio que Melisa sonrió al darse cuenta de que Addi ya estaba a salvo.

Poniendo sus propulsores a toda velocidad, se dirigió hacia la chica, pero el esfuerzo fue en vano.

La niebla la alcanzó y, con ella, Melisa fue consumida.

CV-AA30 pulsó el botón de su panel, lo que lo enviaba automáticamente a la base de los cazadores de variantes, y finalmente, el Universo 1031 dejó de existir, cubriendo todo el lugar de oscuridad.

—¿Qué... Qué es esto? —preguntó Cazadora Addi, volteando a ver a la chica, pero no era Melisa 3655 la que estaba ahí, sino la de su universo.

Cazadora Addi, con lágrimas en sus ojos, se acercó a su amiga: —¿Tú... me salvaste?

Melisa 1031 sonrió y tomó sus manos: —En este universo, me tocaba a mí —reveló. —Ayúdalos, Addi —dijo antes de desaparecer en humo negro.

En cuanto se esfumó, Melisa 3655 esperaba detrás, un poco desorientada por lo que había observado.

La chica se acercó a Cazadora Addi hasta que la pieza musical dejó de sonar, y volvieron a donde estaban justo en el momento en que la cazadora había tomado el brazo de Melisa.

Habían pasado tres minutos con 10 segundos en la observación para ellas.

Para Cazador Uriel y Alejandro, solo habían transcurrido 0.01 milisegundos, como un leve destello ante sus ojos.

Cazador Uriel se aproximó rápidamente a Cazadora Addi, quien volteó a verlo con lágrimas en sus ojos.

—Melisa me salvó.

Cazador Uriel se detuvo. —¿Qué?

—Melisa, ella me salvó en el universo 1031. —Cazadora Addi bajó la mirada.

—Si... ¿Cómo lo sabes? —preguntó desprevenido y confundido Cazador Uriel.

—¿Que cómo lo sé?... ¿Tú lo sabías?

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