Capítulo 20

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La Capitana Astrea abrió un portal que los llevó directamente al Agente Arden, Alejandro y Melisa, en lo que se consideraba el punto más crucial en todos los universos existentes.

—Por aquí, chicos. —Indicó Arden, guiándolos con un gesto de la mano.

Los pianistas notaron que habían dejado atrás las extrañas vestimentas y las alteraciones del universo anterior. Finalmente, volvían a ser ellos mismos.

A lo lejos, una majestuosa estructura de forma esférica capturó su atención.

Melisa y Alejandro no pudieron evitar maravillarse ante el paisaje que se extendía ante ellos, donde los universos se manifestaban como burbujas etéreas interconectadas por finas líneas de luz.

—Meli, esto es exactamente lo que vi la primera vez que realizamos el ritual —confesó Alejandro, aparcando momentáneamente su preocupación para disfrutar de la vista.

—¿De verdad? —respondió maravillada Melisa—. ¡Es asombroso!

Los chicos, la capitana y el agente llegaron a la entrada de la imponente construcción.

—Pero, ¿exactamente qué es este lugar y dónde estamos? —preguntó Melisa.

—Bueno, esto es el palacio... —comenzó a decir Alejandro.

—Permíteme, Alejandro —interrumpió el Agente Arden—. Nos encontramos en un punto fuera del tiempo y del espacio donde los universos se entrelazan. Bienvenidos al Palacio de la Orden de los Equilibristas. —El Agente Arden avanzó a través de una gran entrada, tallada en un metal desconocido que reflejaba en su superficie imágenes de nebulosas y galaxias.

—"Agente Arden, bienvenido" —respondió una voz serena de una mujer.

La Capitana Astrea hizo lo mismo y recibió el mismo saludo.

—Siguen ustedes —ordenó amablemente el Agente Arden.

—Tú primero —dijo de inmediato Melisa.

—No, tú primero —sugirió Alejandro nervioso.

—¿Por qué yo?

—Porque no quiero entrar yo primero.

—¿Y crees que yo sí?

—Vamos, es solo la entrada, no les hará nada —informó Arden, entretenido por la escena.

—Si entras tú primero, te compro unos cheetos.

—Va. —Melisa se acercó a la entrada—. Pero, ¿cómo es que conoces este lugar, Alejandro? —preguntó mientras pasaba al otro lado.

—"Melisa, Universo 3655 de CCM-951512. Bienvenida a tu primera visita."

—Gracias —dijo con una sonrisa.

—Bueno... —Alejandro pasó por la entrada y se reunió con Melisa.

—"Alejandro, Universo 3655 de CCM-890803. Bienvenido a tu visita número 17."

Arden mostró una sonrisa irónica.

—¿¡Visita número 17!? —preguntó Melisa, completamente sorprendida e incrédula.

—No se refiere exactamente a mí. Está contando mis visitas y las de mis variantes.

—Ya decía yo que se me hacía familiar —mencionó Astrea.

—Bueno, sigamos —ordenó Arden.

Los chicos se encontraban en el vestíbulo de dimensiones colosales, donde los pilares de cristal parecían tocar el infinito, y el suelo irradiaba una luz suave y constante.

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