Sorbiendo café la primera hora del lunes, Arabella se preguntó si debía hacer una cita para la depiladora. También se preguntó si tenía ropa interior que le gustara presentar o si debería ir a una sesión de spa para que le perfumaran todo el cuerpo y de esa forma estar lista para Harry.
Se reprendió a sí misma por tener aquellos pensamientos. Al fin y al cabo, Harry la había visto desnuda varias veces la última semana, y realmente aquello simplemente iba a ser la culminación de todo lo que pasaba en los momentos de intimidad que habían compartido. Sin embargo, también se sentía diferente.
Era algo del saber que la cantante pasaba sus días entre los brazos de hombres sin nombre, y eso era algo que nadie se había puesto a criticar.
Al fin y al cabo, ella era una mujer libre.
Sin embargo, con el correr de los días se encontró a sí misma desviando llamadas y dejando en visto conversaciones de sus amantes de turno, entre ellos, Zayn.
Había escuchado a Harry decirle que no lo llamara más, y esa fue una promesa que mantuvo e incluyó a la lista de amantes en ella.
Harry no los conocía, pero sí los había visto desde lejos cuando aún era un hombre misterioso y silencioso, casi acechando a las afueras del bar a la hora del cierre. Por supuesto, entendía que ninguno era tan importante como Zayn, pero de alguna manera, él esperaba que ella no viera a ninguno. Estaría contento al saber que efectivamente así había sido.
Aun así, y con toda la experiencia previa, Arabella sentía que necesitaba algo extra. Algo que, además del sexo, justificara el haber esperado toda una semana de horror (no). Por ello, mientras hacía una videollamada con Luisa, se dirigió al centro comercial luego del almuerzo de ese mismo día.
Luisa escuchaba los detalles de la historia, mientras aprovechaba su almuerzo, al otro lado del mundo, en una vida que Arabella había dejado atrás hacía mucho.
Aún trabajaba para la familia Anderson y mantenía los secretos de Arabella guardados con un candado, perteneciente a un baúl escondido profundamente en el mar.
Era una amiga buena, leal y compañera.
Se habían visto algunas veces; siempre había sido ella quien viajaba, ya que realmente la colorada temía encontrarse con alguien de su antigua vida y desmoronar por completo la que estaba construyendo en Londres.
Ambas amigas reían por los momentos emocionantes de la historia y también intentaban encontrar explicaciones a los enredados sentimientos de la mujer, mientras ella caminaba de un local a otro, encontrando aquella prenda que llamara la atención y que fuera un completo jaque mate contra Harry. Al fin y al cabo, siempre estaban jugando.
"Victoria's Secret", leyó mientras las letras de neón brillaban en un rosa chillón frente a sus ojos. Luisa comenzó a reír a carcajadas mientras la sirena intentaba encontrar un conjunto apropiado.
Finalmente, se había decidido por dos: uno completamente negro y de encaje, y otro color lila, que se asemejaba bastante al traje de baño de Ariel, la sirenita.
Le explicó la historia a su amiga mientras reían y ella intentaba pagar los conjuntos, agradeciendo tener los ahorros suficientes para permitirse aquellas prendas, algo costosas.
Al fin y al cabo, era una ocasión especial.
Finalmente, encontró una pequeña tienda de café en los puestos del centro y se sentó, utilizando el porta servilletas como apoyo para colocar su celular mientras endulzaba su café y reía por la ridículamente graciosa historia que Luisa le contaba sobre su hermana.
Al principio le había dolido escuchar que sus padres habían aceptado la relación entre Christian y ella, sin embargo, no le sorprendió. Sus padres no eran más que dos personas ambiciosas y carentes de sentimientos.
La unión entre Christian y Samantha significaría unos cuantos ceros extra en la cuenta bancaria de la familia, un seguro completo del estatus y una muestra clara de que la familia Anderson era fuerte y se mantenía en pie como un roble, sin importar qué tan escandalosa había sido la huida de su hija mayor, la primogénita, quien había sido el orgullo familiar.
Con el paso del tiempo se acostumbró y, aunque aún sufría en silencio por su corazón roto y la traición de su familia, finalmente había decidido pasar página y volver a darse una oportunidad, una con Harry.
Sabía que su padre y madre aceptarían la unión. Al fin y al cabo, Harry Styles era uno de los empresarios más famosos y ricos del continente, pero jamás había sido exactamente una rebelde, por lo que aquello no era un impedimento para que ella quisiera estar lejos de él. Al menos ese no lo era.
Cuando cortó la llamada, Arabella se sintió feliz. Sentía que su vida finalmente estaba recuperando un rumbo que la hacía feliz, realmente feliz, y no esa felicidad ficticia con la que se engañaba a diario para intentar mantener las paredes de su reino tan altas que nadie pudiera atravesarlas.
Texteó a Harry unas cuantas veces, observando las respuestas cortas del hombre y cómo él se encargaba de colocar su pequeña inicial después de cada texto, como si ella necesitara un recuerdo de que el hombre que le hablaba era ni más ni menos el hombre que la volvía gelatina con un solo beso.
Notó, con el paso de los días, que el empresario no era un hombre exactamente charlador por textos, más bien era del tipo conciso, y ella era del tipo charlador y colorido.
Mientras que Harry intentaba integrar sus textos en un solo mensaje, Arabella enviaba muchos y stickers, cosa que a Harry le encantaba, sobre todo cuando se trataba de aquellos tan divertidos de gatitos haciendo caras; había comenzado a robarlos y a colocarlos en alguna conversación. A su madre le parecían tiernos.
Arabella_ «Estoy tomando un delicioso café, estuve haciendo algunas compras.» enviado a Harry.
Harry_ «¿Café sin mi? Desbastado. H» enviado a Sirenita.
Arabella_ «No necesitas poner la "H", te tengo agendado, Harry.
Además es extraño.
(Sticker de gatito con cara extraña)» enviado a Harry.
Harry_ «No intentes cambiar el tema. Estás tomando café sin mí. H» enviado a Sirenita.
La mujer se rió ante la actitud del hombre mientras salía del lugar y caminaba hacia la parada del autobús, observando con atención que no viniera el que debía tomar mientras pensaba en qué responderle al hombre.
Arabella_ «También tengo orgasmos sin ti, ¿problemas?» enviado a Harry.
Harry_ «Casi escupo el café. No tengas orgasmos sin mí. H» enviado a Sirenita.
Arabella_ «¿Café sin mí? Desbastada. A» enviado a Harry.
Harry_ «Ahora lo entiendo, es raro.» enviado a Sirenita.
Soltó una risa al no ver la "H" al final del texto y entonces le envió un sticker del gatito que ríe.
Arabella_ «Eres raro, Harry Styles» enviado a Harry.
Harry_ «Eres rara, Arabella Maxwell. H» enviado a Sirenita.
Pero entonces la culpa la golpeó, porque aquel no era su verdadero apellido y porque en ese instante comprendió que era imposible crear una nueva vida si la antigua aún no estaba muerta, solo escondida debajo del tapete.
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A Song for You | Harry Styles.
FanfictionArabella es una cantante con gran talento, que está estancada en un pequeño bar de Londres. Harry es el misterioso hombre que aparece cada noche, en la misma mesa, a la misma hora y la observa desde la oscuridad. Los papeles se invierten en esta his...