"Es todo lo que necesitamos saber."
Aquella frase había estado en su mente durante el resto del día, y el siguiente, junto al resto de la semana, mientras Arabella limpiaba las mesas del bar junto con sus compañeros. Ellos estaban enfrascados en una conversación que parecía interesante, pero a ella no le importaba en absoluto.
Se sentía culpable, como nunca antes, y ahora que ella y Harry estaban en una pseudo-relación, se sentía en la obligación de contarle la verdad, pero también deseaba más que nunca esconderla, porque no sabía cómo iba a reaccionar él.
En su mente aparecieron mil y una formas de decírselo, pero ninguna parecía lo suficientemente buena como para dejarlo sin dudas y que él permaneciera a su lado. Ahora todo parecía imposible.
Harry estaba más feliz que nunca. Se sentía satisfecho con su vida profesional y personal. Estaba cerrando negocios importantes, con un bar de buena reputación en marcha y la hermosa pelirroja llenando su cabeza y apoderándose de su corazón a cada instante.
Llevaban una semana saliendo oficialmente, y aunque Harry no se lo pidió, en aquella conversación ambos habían llegado al acuerdo de ser completamente exclusivos, tanto sentimental como físicamente.
Las cosas avanzaban viento en popa, y ahora todos en el bar sabían de las buenas nuevas, aunque ninguno pareció sorprenderse. Al parecer, las visitas de Arabella a la oficina de Golden Bar no habían pasado desapercibidas.
Durante la mañana, Harry trabajaba, y durante las tardes, Arabella ensayaba con su coach vocal. Por la noche, ambos se encontraban en el departamento de ella o incluso en algún restaurante. Cuando era día laboral en Golden, seguían su rutina de café y encuentros en la oficina, aunque nunca llegaban a más, porque Harry era demasiado estricto respecto a "no tener sexo en el trabajo". Arabella estaba más que comprometida en romper esa regla.
El sexo era increíble, como ambos sabían. Sin embargo, ahora también se trataba de lo que pasaba antes y después de eso.
La confianza que comenzaban a crear era impermeable, y ambos se sentían tan cómodos frente al otro que hablaban con total libertad sobre sus días, sus pensamientos, sus miedos y frustraciones. Pero aquello solo lograba que Arabella se sintiera más y más culpable, sobre todo aquella noche en la que Harry había abierto su pasado frente a ella y le habló de su relación con Kendall, su familia y también la suya propia.
Cuando él preguntó por la familia "Maxwell", ella supo desviar la conversación con un beso, que él no se limitó a rechazar. Aunque, por supuesto, se había dado cuenta; al final de cuentas, las incógnitas en su mente seguían fluyendo. Se había prometido no indagar por su cuenta y había sido fiel a esa promesa, esperando que alguna vez ella pudiera abrirse de la misma forma en que él lo estaba haciendo.
Y es que Harry le había contado cómo los Styles, más particularmente su padre, estaban completamente obsesionados con la idea de que su linaje y el de los Jenner se unieran con el matrimonio de sus hijos.
Kendall se había negado al principio, al igual que él, pero luego de unas cuantas citas obligadas y de haber conocido al hombre, finalmente se había unido a la causa, obsesionándose con la idea al igual que su padre, Des Styles.
Ahora ambas familias, excepto la mamá de Harry y su hermana, esperaban que ambos se casaran y cumplieran con el mandato familiar, como si se tratara de una unión acordada en el siglo prehistórico, cuando los hombres y mujeres debían casarse para aumentar el poder adquisitivo y conservar el linaje puro de la familia.
A Harry le parecía absurdo, y Arabella pudo entenderlo a la perfección, porque así había comenzado su relación con Christian. Sin embargo, ella se había enamorado, y ahora no podía ser honesta con Harry, por miedo.
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A Song for You | Harry Styles.
FanfictionArabella es una cantante con gran talento, que está estancada en un pequeño bar de Londres. Harry es el misterioso hombre que aparece cada noche, en la misma mesa, a la misma hora y la observa desde la oscuridad. Los papeles se invierten en esta his...