Sentimientos

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En la mente de Arabella aquella era una oportunidad realmente única, en la mente de Harry aquella era la posibilidad de perder a Arabella para siempre.

Sabía que su relación no estaba basada en absoluto en el bar, más bien era el lugar donde pasaban tiempo juntos, sin embargo el saber que estaba la posibilidad de que ella no trabajara más allí significaba que pasarían menos tiempo juntos y que la rutina en la que estaban metidos se terminaría.

No quería ser egoísta y por supuesto que estaba más que feliz por su novia, pero el miedo de perderla nunca había estado tan presente en su cuerpo, y sobre todo luego de aquel desastroso almuerzo en la casa de sus padres.

Faltaban sólo un día para la reunión que el hombre y Arabella habían pactado y ella no hablaba de otra cosa que no fueran las posibilidades de un futuro de la música y lo increíble que sería grabar un álbum o incluso trabajar de la música en otros sitios que no fueran Golden Bar.

Miro a la colorada sentada en el asiento copiloto mientras manejaba y aunque intentaba entender algo respecto a la historia que ella le contesta sobre una pareja peleando en el baño del bar, su mente estaba en cualquier otro lado que no fuera la anécdota que cualquier otro día le parecería una total comedia.

— ¿Te quedas esta noche? —, preguntó Arabella cuando el hombre se aparcaba frente al edificio.

— No, cielo, tengo una reunión con inversionistas en la mañana —, él se desabrochó el cinturón y besó su boca, acariciándole el cabello como si ella fuera lo más preciso —, pero puedes venir a casa y pasar el día allí mientras trabajo, prometo volver temprano.

— No quisiera molestarte, se que estas reuniones son importantes y además tengo la cena con Alexander y Michael en la noche —, ella lo volvió a besar, sonriendo cuando él no la dejó separarse del beso.

— Sube por un cambio de ropa y vamos a casa, no dormimos juntos hace días, se siente extraño—, él le dio un golpe suave en su muslo y ella no necesito más que eso para bajar del auto y salir al edificio.

Harry apoyó su cabeza en el respaldo del Mercedes, intentando no pensar en la forma en la que aquel reclutador había mirado a su chica y convenciéndose de que quizá, sólo quizá, estaba siendo demasiado paranoico.

Pasaron pocos minutos cuando vio a Arabella bajar y correr hasta el auto, subiendo y tirando un bolso hacia la parte trasera, colocándose el cinturón rápidamente para que así estuvieran listos para salir.

— Estás muy callado últimamente—, mencionó ella y él la miró por el rabillo de su ojo, observando cómo ella lo miraba con atención; lo estaba estudiando.

— Estoy algo cansado —, no era una mentira, sin embargo tampoco era la verdad absoluta. Una vez más se ocultaba ante ella.

— ¿Solo es eso? —, ella presionó, indagando con sus ojos cada una de sus facciones— Estas así hace días y no quiero convertir esto en un reproche, estoy realmente preocupada

— Sé lo qué haces, cariño. Todo está bien — el río y ella asintió suavemente, sin estar en absoluto convencida.

Él agradeció que eso fuera suficiente para que ella cambiara de tema y esta vez él se entusiasmó más por la conversación, intentando sacar aquella idea de la cabeza de su chica y también, de la suya.

Cuando llegaron al edificio ambos bajaron en el estacionamiento y rápidamente la mujer se puso a su lado mientras caminaban. Él la tomó de la cintura y besó su hombro desnudo mientras saludaban al portero del edificio.

Subieron y ella se apoyó sobre él, en el ascensor, tomando con ambas manos sus mejillas y besando su rostro en todas las direcciones posibles, haciéndolo sentir reconfortado y con el alma más liviana de aquellos pensamientos que querían perturbarlo.

— Se que algo anda mal, se que me lo dirás cuando te sientas seguro, pero mientras tanto me aseguraré de hacerte sentir amado, porque lo eres —, ella mencionó y él escondió su rostro en aquel espacio al que llamaba hogar, dejando besos suaves y dulces sobre su piel.

— No quiero perderte, no otra vez —, mencionó y ella lo abrazó, acariciando su cabello con suavidad mientras él permanecía en el espacio entre su cuello y su hombro, como un niño asustado.

— No lo harás ¿Por qué lo harías? Nunca me perdiste, Harry.

— Te irás con el señor "Ten mi tarjeta, te quiero para mi" y te olvidarás de mí.

Arabella rió tan fuerte que el pecho de Harry vibró por la cercanía y entonces tuvo que alejarse, para mirarla con el ceño fruncido.

— ¿Qué es tan gracioso? —, él se molestó, sintiéndose ofendido por la reacción de su mujer ante sus verdaderos sentimientos.

— Harry ¿has estado así por el reclutador? —, ella lo vio divertida y entonces él se encogió de hombros como un niño, desviando su mirada al espejo del ascensor. — Amor, es solo un tipo que quiere ofrecerme una oportunidad en la música, no vas a perderme por eso.

— ¿Quién sabe? Primero será el bar, luego no vendrás a verme, luego te irás de gira, conocerás a otro tipo, me dejarás —, él empezó a enumerar y ella lo calló, con un beso que a él le quitó el aliento.

— Estoy enamorada de ti, Harry Styles, no vuelvas a decir algo como eso y si tu mente quiere convencerte de eso, entonces hablaremos hasta que te quede grabado lo mucho que te quiero. —, ella volvió a besarlo y él tomó el gesto con entusiasmo, apoyándola contra la puerta del ascensor y besándola con la intensidad de sus sentimientos.

El timbre de aviso los hizo separar y la mujer rió contra su boca cuando él gruñó al separarse.

Caminaron por el pequeño recibidor hasta entrar al departamento y en cuanto estuvieron allí, Arabella se quitó sus zapatos y los dejó a un lado, caminando a la cocina en busca de algo que pudieran comer antes de ir a la cama.

— Deberías hacer las compras, ¿sabes? —, murmuró ella, mirando la heladera del hombre con mala cara.

— Tu novio es un hombre ocupado, ¿sabes? —, el contraatacó, abrazándola por la espalda y besando su cuello, quitando el cabello de la zona para saborear su piel, aunque ella lo apartó con un movimiento de caderas rápido.

— Haré las compras mañana, solo tienes vino y condones —, ella bromeó, abriendo una de las gafetes y encontrándose una tira de sobres metálicos, haciendo estallar de risas a Harry.

— Cariño, es que nunca se sabe donde nos agarre, hay que estar prevenidos —, él mencionó, recordando aquella vez donde tuvo que ir desnudo hasta la otra punta de la casa en busca de un condón.

— ¿Y como justificas el vino? —, preguntó ella, encontrando una caja de hotcakes para preparar, comenzando a trabajar en ello.

— Los empresarios me los traen de cualquier parte del mundo, tengo una bodega. Pero no te preocupes, le diré a la empleada que haga las compras una vez por semana, en vez de cada quince días.

Ella asintió y él la miró, apoyando sus antebrazos sobre la isla de la cocina.

— ¿Estás ansiosa por mañana? ¿A qué hora tenemos que salir? —, preguntó él, robándose un arándano pero entonces la vio congelarse un segundo y fue testigo de cómo sus músculos se tensionaron por completo mientras mezclaba la masa. Harry alzó una ceja ante el repentino cambio de su estado físico — ¿Que? ¿Qué sucede?

— Cariño, lo siento. Les pregunté, pero ellos dijeron que era una reunión importante y que debíamos estar solos, podemos ir a una cena social cualquier día de estos.

El río, esta vez sin entusiasmo y con la bilis llegando a su garganta, casi insoportable de controlar.

Le tomó todo de su esfuerzo y voluntad morderse la lengua pero lo hizo y suspiro, intentando encontrar las palabras adecuadas mientras Arabella lo observaba, con pena a la vista de los ojos.

— Está bien, pero yo te llevo y te recojo, si estás de acuerdo.

— Me parece bien, además serás la primera persona que quiera ver después de la reunión, ya sé que salga bien o mal.

Él le beso la frente y luego su boca, asintiendo suavemente a sus palabras antes de alejarse y salir de la cocina para cambiarse por algo más apropiado; intentando borrar de su cabeza las imágenes que sus miedos y celos incontrolables le inventaban para hacerlo sufrir.

A Song for You | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora