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La promesa pareció no querer hacerse esperar.
Mientras el auto de Harry intentaba estacionarse en algún cubículo del edificio, la arrasadora hambre de Arabella fue más que impredecible, sobre todo cuando la impuso a subirse a horcajadas sobre su novio y besarlo, con el hambre voraz de una depredadora en cautiverio.
Saboreó su boca con deseo e ímpetu, riéndose entre dientes cuando el hombre intentaba hacer artimañas para estacionar; sin embargo, no le fue permitido, mucho menos cuando la mano de la mujer fue en busca de su trofeo favorito.
El hombre gimió contra la boca de su mujer, indefenso, sintiéndose completamente embriagado en la sensación de su ágil mano envuelta en su masculinidad, y mientras ella comenzaba a estimularlo, mandó al demonio el manubrio y clavó los frenos, estacionando a la mitad de dos cruces y tomando el culo de la cantante para apretarlo hacia él, dejando su fuerza de voluntad ser arrasada por el deseo.
Saboreó su lengua y mordió su boca como si fuera la última cena, mientras sus manos comenzaban a explorar sus piernas y redescubrir el terreno ya conocido.
Arabella se entusiasmó con sus manos cuando el hombre comenzó a tocarla, y siendo débil ante su cuerpo, comenzó a frotarse contra sus piernas, deseando el toque que la satisficiera.
Lo sintió gemir y le gimió de vuelta, como un idioma salvaje de su animal más primitivo, y mientras él le alzaba el vestido, ella apoyaba una de sus calientes manos en el vidrio del auto para alzarse, con la fuerza de sus talones, impulsándose lo suficiente para que él se alineara a ella y la llenara, tan rápido y duro que su mente quedó en un limbo carente de pensamientos.
Él saboreó la forma en que ella se arqueó y la estimuló en su punto más blando con la punta de su húmedo glande, frotando en aquel hipnótico lugar y atrayéndola a la realidad cuando el placer envió corrientes eléctricas a través de su vértebra y hacia todo su cuerpo.
Se sacudió y se removió, estrujándose a su alrededor con la intensidad de una virgen, y cuando él comenzó a empujarla, ella deseó más, tomando el control primario de su cuerpo y empujándolo contra el asiento, sirviéndose de su boca y empujando más allá de lo impensado su grueso y amplio miembro.
— ¡Carajo! — la primera palabra fue dicha por él, quien tiró de las hebras cobrizas para poner a su disposición su cuello, tomándolo con sus impertinentes y posesivos labios mientras ella se envolvía en la necesidad desesperada de satisfacción, montándoselo con énfasis y esmero.
Ella fue por más, golpeteando su curvilíneo cuerpo contra el suyo cada vez que su trasero golpeaba con fuerza los testículos del hombre, que desesperadamente lo excitaban y enfurecían por la inminente codicia de deleite.
Harry la adiestró, finalmente, sosteniéndola con mano firme por el cabello mientras ella se desesperaba por la inconfundible sensación de sumisión, la cual le encantaba ceder en base a juegos de poder.
La estrechó contra el volante, y este se quejó, pero a nadie pareció importarle menos, mientras el encuentro se volvía humedad y vidrios empañados.
Tiró su cabeza hacia atrás y la vio sacudirse, con sus pechos envueltos en aquel sensacional vestido que aún tenía la idea de romper con sus dientes, y mientras la amaestraba con una de sus manos, la otra fue en busca del nudo de nervios entre sus piernas, palpitante e hinchado para él.
Arabella tembló y Harry sintió a lo largo y ancho cada centímetro de ella, jugando a asfixiarlo. Bebió de su cuello y lo marcó como suyo, mientras sus dactilares se movían con el mismo furor que las caderas de la sirena contra el empresario.
Jadeos y golpes húmedos y bruscos llenaban el aire, mientras el sonido interrumpido de su caliente sexo golpeando con su pelvis era presente en cada encuentro, duro y sincrónico.
La voz de Arabella pareció cantar mientras sus uñas se arrastraban por el cabello corto del hombre, y el deseo de no verlo cortado, sin embargo, encontró su nuca para sostenerse y luego sus hombros, empujando sus uñas sobre el material de su camisa mientras llevaba los ojos hacia la oscuridad de su cabeza y sus labios se entreabrían, entrando en un frenesí incontrolable, empujándola aún más en él cuando sus dedos trabajaron con maestría para hacerla tocar la cúspide, dejándolos a ambos en un orgasmo tan duro que explotó dentro de la cavidad caliente y húmeda de la muchacha.
Las piernas de la mujer aún temblaban cuando intentó bajarse del regazo del hombre, y este la tomó con un movimiento ágil y fácil de sus brazos, mientras se acomodaba la bragueta y bajaba del auto, dándole un azote en el culo que la hizo reír de impertinente, mientras él los dirigía hacia el ascensor.
— ¿Piensas que es divertido? — él estaba agitado por el encuentro, sin embargo, su libido no se apagó cuando la empotró contra la pared, sobre todo cuando notó que ella estaba tan sensible, que gimió para él.
Ella no respondió, sosteniéndose de él con ambos brazos en sus hombros, y le lamió la boca de arriba hacia abajo, haciendo que él la observara con ojos hambrientos.
Él se aprovechó y la besó, succionando su lengua y enredándose en un beso húmedo de deseo.
El timbre del ascensor los llamó, pero hicieron caso omiso mientras se frotaban uno al otro contra la pared, siendo reflejados por cuatro espejos que eran testigos del exorbitante deseo, una vez más.
Entraron a trompicones en la sala y, cuando el hombre la recostó en el sillón, la mujer abrió sus piernas con poca decencia, corriendo la parte central de su ropa interior y dejándole ver su húmedo y acabado sexo.
Él cayó de rodillas, rendido ante la perdición, y tomó sus muslos con ambas manos mientras se servía con lengua llena todo lo que ella le estaba ofreciendo, y mientras ella enredaba sus dedos en los rizos cortos de su novio, se regocijó en los meses de espera y las semanas de peleas por aquel momento.
Ella gimió y lloriqueó ante sus habilidades lingüísticas, mientras sus gruesos dedos se encargaban de explorar su entrada, esparciendo su semilla mezclada con su saliva, humedeciéndola aún más para estrechar dos de sus dedos y colisionar allí, en un trabajo ágil y sucio que dejó sus piernas dormidas y su cuerpo en un letargo placentero que duró varios minutos.
Harry la observó, en todo momento, con sus ojos verdes en la oscuridad del departamento, saboreando el orgasmo de su dama y la increíble vista de su cuerpo cayendo en una profunda sensación de despegue.
Arabella abrió sus ojos y lo llamó para besarlo, con la promesa aún enredada entre ellos. Evidentemente, la noche aún era joven.
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A Song for You | Harry Styles.
FanficArabella es una cantante con gran talento, que está estancada en un pequeño bar de Londres. Harry es el misterioso hombre que aparece cada noche, en la misma mesa, a la misma hora y la observa desde la oscuridad. Los papeles se invierten en esta his...