Sacrificios

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Luego de aquella conversación, Harry estaba algo más tranquilo.

Saber que Arabella lo quería había traído algo de alivio a su alma; sin embargo, no podía en absoluto confiar en los hombres que se habían presentado en el Golden Bar con la excusa de darle una oportunidad artística a su chica.

Una parte de él decía que esto era tan solo celos, pero otra, más racional, pensaba que no se trataba de eso, sino de la forma en la que él conocía a los hombres, y sobre todo, a los jugadores. Él había sido uno.

El pasado del británico no era para nada turbio; nada más normal que un empresario multimillonario rodeado de mujeres. Además, él creía firmemente en la libertad sexual, por lo que no le pesaba eso, ni tampoco le preocupaba el pasado de Arabella.

Pero ese pasado le daba algo de experiencia, y conocía perfectamente los movimientos de un hombre interesado.

Mientras observaba a Arabella prepararse para la cena, aún en su departamento, Harry notaba cómo las manos de la muchacha temblaban y el color pálido de su piel. La conocía lo suficiente para saber que estaba nerviosa.

Sería una mentira decir que Arabella había estado esperando esta oportunidad toda su vida, porque gran parte de ella se había inclinado a ser empresaria y seguir el legado familiar. Sin embargo, cuando decidió irse de su país y luchar por sus sueños, creyó que quizá jamás lograría llegar a un punto como este.

Había investigado a los empresarios, por supuesto, y había sido contraproducente. Los hombres, aunque con una tremenda reputación de mujeriegos, eran dos de los cazatalentos más importantes del Reino Unido y estaban interesados en ella.

Aquello le daba una fuerte presión, pero intentaba que eso no nublara su firmeza y su juicio.

Miró a Harry y notó su mirada de preocupación.

Desde la noche anterior, la cantante había estado rondando el tema que le molestaba a Harry, y realmente comprendió por qué él estaba tan tenso. Por supuesto, la fama del dúo de empresarios no pasaba desapercibida para su novio, y sobre todo cuando Harry había tenido la misma durante mucho tiempo.

Suspiró y acomodó su vestido, mirando al castaño y extrañando la forma en que su cabello largo se curvaba levemente en las puntas y sobre sus hombros. Extrañaba el cabello largo de Harry, pero no podía decir que el nuevo corte no le sentaba de maravilla.

— ¿Estás bien? — se arrodilló frente a él, en el sillón, y tomó sus manos, besándolas con suavidad y llamando la atención del británico, que estaba metido en su mundo de preocupación.

— Lo siento, sí. Estoy bien. ¿Estás lista? — el hombre sacudió la cabeza e intentó alejar sus pensamientos destructivos, besando la frente de la mujer y observando sus profundos ojos verdes. Ella era la mujer más hermosa ante sus ojos.

— Lo estoy. Simplemente quiero saber que mi novio estará tranquilo y no perderá la cabeza mientras estoy en la reunión — sonrió al final, no estaba enojada, quería brindarle seguridad y tranquilidad, sobre todo cuando entendía las razones de él.

— No romperé nada a menos que ellos se sepan comportar — respondió él, con el ceño tan fruncido que la mujer quiso pasar su pulgar por allí y masajearlo. Lo hizo.

— Te llamaré de inmediato si algo pasa, estarás conmigo enseguida y te dejaré golpearlos, pero necesito hacer esto. Es una oportunidad única y, sí, ellos tienen una reputación bastante difícil, pero también han sido muy profesionales en sus negocios, y Harry, ellos pueden llegar a ser quienes me abran las puertas — la mujer hablaba con suavidad y empatía, mientras aún acariciaba sus manos. Harry la adoraba aún más.

A Song for You | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora