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—Es por tu bien, Yuuichi –hablo la mujer , la cual no hubiera dejado que su amado hijo se hubiese puesto bajo los rayos del sol, la tempestad y el frío por el menor, pero Yuuichi se había puesto serio, y ella no quería nada relacionado con su ex marido, así que no tuvo más opción que dejar a Yuuichi en ese momento un adolescente hacer lo que quería.

Muchas veces las cosas no salen como un espera o quiere, y en ese entonces ella no esperaba quedar de nuevo embarazada, Yuuichi era todo lo que deseaba y quería en el mundo, un lindo niño de abultadas mejillas sonrojadas, piel blanca y esos hermosos ojos llenos de ternura y amor.

Ellos dos pudieron ser felices juntos, sin nadie más, pero el corazón de Yuuichi le fue arrebatado cuando nació Kyousuke, aquel bebé que al verlo por primera vez, y él a ella mostraba una mirada distinta de la que Yuuichi le entrego el primer día de vida.

Una retadora, acusadora.


Al pasar de los días en los cuales aquel niño iba creciendo, el amor de Yuuichi hacía ella iba en picada, claro que Yuuichi le amaba, pero aquel amor intenso que le profesaba empezaba a ser distinto, dedicándole tiempo y atención a Kyousuke, su hermano pequeño.

¿Podía estar celosa de su propio hijo?

Si. Lo estaba, y deseaba haber podido abortarlo en cuanto pudo, más el rostro de alegría de Yuuichi al saber que tendría un hermano le hizo retroceder de su idea, en verdad hubiera querido ser más fuerte que esa sonrisa y estar ahora solo con su hijo.



—¿Esta todo bien? –Jeanne le miro con preocupación. El clima era hermoso, el cielo azul, el soplo del viento.

Sonrió. No la preocuparía, después de todo no quería que ella se sintiera mal por algo que solo le concierne a él —no es nada.

No sabía mentir, pero Jeanne no gustaba de presionarle, y sabía que Yuuichi siempre salía adelante de cualquier adversidad. Continuaron un poco más hasta que llego la hora del almuerzo, en donde todos se reunían a un pequeño pero cómodo comedor que entre todos hicieron, se les otorgaba un par de minutos más a las mujeres de salir antes para poder preparar alguna comida y al final ellos eran quienes dejaban limpio.

Un trato justo siendo que ambos bandos ejercían una misma labor. 

—¿En serio estás bien? –volvió a cuestionar ella. Últimamente le había visto más agotado pese a seguir haciendo la misma rutina, los ojos cansados, unas ojeras empezando a salir y oscurecer la parte baja de sus ojos —¿Haz dormido?


Nadie era conocedor de lo que Yuuichi hacía al estar en su cuarto, solo el y los cielos. Kyousuke no se imaginaba que siquiera en la posibilidad de que el mayor pasaba las noches estudiando, haciendo una carrera en línea ante la insistencia de su madre, la cual no aceptaba un no por respuesta.

El ansiaba desde pequeño estudiar, gustaba de los libros, de aprender, de saber las cosas, el porqué, el cómo, el cuándo y el dónde, le gusta saber más y más sobre el mundo, la gente, la cultura, la naturaleza, quería saber todo, devorar el mundo en conocimientos.

Pero esa idea quedo resguardad en su ser como un bello anhelo cuando tuvo la responsabilidad de velar por su hermano. No lo podía de excusa, no era su culpa ni tampoco lamentaba no poder seguir su sueño si eso era por cuidar del menor. Ama a su hermano, y no importaba cuando deseaba estudiar, ser alguien, mientras su hermano estuviera bien y feliz, para el ese era y sería lo mejor.


Al llegar a casa, asearse y convivir con su abuelo y hermano, cuando pasaba un grato rato entre risas y alegría, después de ello y estar solo en la habitación, Yuuichi se ponía la día con las lecturas, actividades y tareas, encendía aquella laptop que había comprado y guardado, colocarse los cascos y escuchar las clases grabadas y aquella en directo que transmitían desde el otro extremo del mundo.

Yuuichi ya sabía de lo básico del idioma inglés y mandaría, entendía las conversaciones de dichos idiomas y podía mantener una conversación estándar con sus maestros. Cada noche desde hace unos años había estado absorbiendo información, conocimiento y saberes, buscando modos para dormir lo debido y despertar fresco para volver a la rutina un día más.

Pero aquello en algún momento le pasaría factura.


—Tienes cara de no haber dormido por días –intervino Okita al costado izquierdo de Yuuichi.

—Tal vez... Solo no he podido dormir bien –hablo con cuidado y dejando una sonrisa —a veces... No siempre se puede conciliar el sueño y eso es normal.

Okita y Jeanne se miraron, para volver los ojos a Yuuichi. A menudo suele decir cosas como esas.


—Tu también tienes el mismo derecho de estudiar y ser alguien –dijo la mujer dejando la tarjeta de crédito en la mesa y abandonar la cafetería en la cual la había citado Yuuichi.

El chico soltó el aire. Su madre era una mujer que buscaba el bienestar de él, pero no veía lo mismo cuando se trataba de Kyousuke, y eso no le agradaba. Se puso en pie y pensó dos veces antes de tomar la tarjeta junto con aquel post sobre ella con el nip.


Se removía inquieto en la cama, no podía dormir y eso no era agradable, al final bajo por un poco de leche tibia con miel, y al pasar por la habitación de Kyousuke, le miro cansado tomando apuntes y bostezando seguido. Kyousuke no dejo solo a Yuuichi, y en cuanto pudo, consiguió un trabajo en donde pudiera estudiar y trabajar, aquello era de admirarse, estaba feliz por su hermano, y preocupado por su estado.

Fue entonces que de aquella noche medito las cosas, Kyousuke estaba dando lo mejor de si estudiando y trabajando, ya no tenía aquel peso que cuando era más niño. ¿Podía darse el lujo de hacer lo mismo?


—No dormir puede traer más problemas de los que crees –hablo con seriedad Okita llevando un poco de arroz a la boca —solo tómalo en cuenta.



07/09/2023

Lazos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora