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Las cosas no estaban nada bien en el pueblo después de que Roleia anunciara la terrible noticia de que el líder y aquellos que fueron presos junto con él habían sido ejecutados, los hombres se pusieron más agresivos aun con la princesa, y de nuevo uno de ellos estuvo a punto de ponerle la mano encima cuando la misma cayó al suelo y el hombre grito de horror y dolor al ver su extremidad sangrando en grandes cantidades.

—El rey toma las mejores decisiones por y para su gente. El no permitirá que ningún pueblo viva bajo mandos que estén bajo el mando de la ambición y el poder –limpio la espada con el pañuelo y guardo la misma —si no opinan lo mismo, pueden ir hablar con él.

—¡Se creen mucho por ser solo engendros de ese parasito de...! –la espada en su cuello le hizo callar del miedo.

—No creo que quiera perder la cabeza ¿O sí? –dijo Gandales con seriedad, siendo menos comunicativo a la hora de tener que defender a sus príncipes y reyes.

—Si les parece mejor, el mismo rey en persona puede venir aquí, y con él presente pueden decir todas las inconformidades que tengas –prosiguió Riccardo.



Tsurugi estaba inquieto por todo lo que estaba pasando, además de que su padre y otros hombres del pueblo estaban juntándose a escondidas, al pare ser planeando algo en contra de los príncipes, esperaba que solo fuera una idea de su cabeza y no una realidad.


Pero cuando se siembra la semilla del odio en la gente, nadie puede parar su germinar hasta que sus raíces se extienden por todo su ser. 


Aquellos que no estuvieran de su lado, sufrirían las mismas consecuencias.


Dolor, tristeza.


No importaba nada. Siendo solo dos príncipes con pocos guardias y soldados contra hombres preparados ¿Qué podía pasar?



El sol salía iluminando el caos hecho por los hombres, de nuevo habían sido nublados por el egoísmo, la avaricia el poder, y solo hay un remedio para acabar con todo ello.


La madre de Víctor sostenía el cuerpo de su difunto marido, aquel al cual penetro con la espada antes de que este tocará a su hijo. Sí, amaba a su esposo, su amado y cariñoso y fuerte esposo, pero también es madre, y aunque su corazón este sufriendo la perdida de su compañero de vida, sus hijos son la luz de sus ojos.

Víctor, como muchos otros jóvenes no se habían dejado persuadir como los mayores, al contrario, siendo almas puras y limpias empezando a germinar una semilla de sueños y esperanzas, la oscuridad no pudo opacar sus corazones.



Se lloro de nuevo ante la perdida. Se lamentaron por perder a su líder, a sus esposos y algunos hijos mayores, levantaron ofrendan por sus muertos y guardaron silencio por todo el día.



La noticia de aquel acto fue enviado al rey, el cual y ante las palabras de su hija, la princesa Roleia de que ella se encargaría, y que Riccardo estaría con ella hasta que todo volviera a estar en calma, no dejaría aquel lugar.

No dejaría a su gente.

No.

No iba a dejarlos solos en su dolor, mucho menos al estar al merced de otros que podrían tomar aquello como ventaja.



Roleia ayudaba a los heridos mientras Riccardo y guardias como soldados se mantenían en orden para vigilar los alrededores. No hubo demasiados heridos de gravedad, solo algunas heridas superficiales.

Para el cuarto día las cosas iban mejorando; los ancianos hicieron una reunión con ambos príncipes, disculpándose ante la actitud de los hombres que ahora estaban con los muertos, algo que Riccardo como Roleia compartieron el pensamiento de que ellos no tenían culpa, ni siquiera los hombres que fueron solo usados.

Algunas de las mujeres estaban en la etapa de negación, una que hacía el dolor de los pequeños estar presente. Otras necesitaron apoyo ya que no podían con el dolor.



—Pero madre... ¿Qué estas diciendo? –Víctor no comprendía lo que su madre le había dicho.

¿Irse con su hermano?

¿Dejarla sola?

—Víctor... –tomándole las manos con ternura, le sonrió y beso la unión entre sus manos —las cosas pueden ponerse peor... Y no quiero que te llega a pasar algo.

—Y yo no quiero que a ti te pase algo, y se que Vlad tampoco querría que te pase algo... Con la muerte de nuestro padre... –jamás culparía a su madre por la acción que tomo al quitarle la vida a su padre, ni tampoco era que estuviera orgulloso.

Su padre había actuado mal, como el resto, y como tal, no había más solución que la muerte. No dejaba de ser doloroso, era su padre después de todo.

—No me separare de ti madre. Al menos que vengas conmigo, yo no me iré a ningún lado.



—Perdón –escucho a sus espaldas. Terry se había sentado a unos pasos de él —tuve curiosidad de todo lo que contabas y... No creí que fuera tan importante a como lo expresabas... No fue mi intención.

Lo escucho, pero no tenía respuesta para ello. Aun estaba enojado, con Terry, con él mismo.

Aun debía apaciguar el fuego de la ira y la envía que cubría su corazón.


Siendo bien sabido que cuando alguno de ellos estaba pasando por un mal rato, debía de alejarse de todos y meditar para arreglar las cosas en su interior.

 Terry se levanto y le dejo solo.



09/08/2023

Lazos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora