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—Será mejor que hables, antes de que llame a los guardias –ordeno Riccardo. No creyó que en aquellos bellos ojos marrón rojizo podría ver una emoción o sentimiento como tal —Terry.

—Se que esto será extraño, o raro para los tuyos pero –retiro la daga y puso de rodillas a Riccardo sometiéndole con los brazos en la espalda —no fueron los nuestros quienes atacaron, fue mi especie, lo admito, pero no mi pueblo.

Terry no esperaba que alguien como Riccardo tuviera fuerza para deshacerse de aquello y tumbarlo ahora al suelo y ponerle la daga en el pecho —¿Por qué habría de creerte? Ustedes son bestias, que atacan a placer.

Aquello Terry no lo iba a tolerar, tumbo a Riccardo y esta vez no se limito en la fuerza, con el pecho al suelo y ambas manos tras la espaldas sujetas con una sola, Terry le sostuvo el rostro con la mano libre —ninguno de los nuestros ataca a menos que nos atacaran primero. Puedes creerme o no, eso es decisión tuya, pero no creo que quieras que más de los tuyos mueran.



—¿Quién es...? –Shu miro con susto, Tezcatl esperaba que no fuera lo que sabe que va a ser.

—¿Es el humano? –salió como pregunta lo que Tezcalt sabe bien que es una confirmación —¿Trajiste al humano aquí?

Haku les miro molesto, había tenido que dormir a Víctor para poder llevarlo, de lo contrario se habría negado. 


Abrió los ojos, estaba algo aturdido y desorientado, la cabeza le palpitaba de manera molesta y la vista estaba borrosa. Desconociendo el lugar, tomo asiento en aquella cama de paja y telas, no era mucho lo que había dentro, apenas lo necesario.

—Sera mejor que no grites ni intentes huir –el moreno le veía con desconfianza —de lo contrario te arrancare el cuello.

Víctor afilo la mirada. No sabía donde estaba, si aquel ser era amigo o enemigo ya que nunca le había visto, aunque por las palabras que había dicho es seguro que es algún conocido de Hakuryuu —¿Dónde estoy?

—No puedo responder a ello. Aun si pudiera no lo diría –se cruzo de brazos.

—Esto es un secuestro.

Tezcatl rio por ello —¿Qué eres? ¿Un príncipe? No somos tontos, conocemos desde antes de que supieran que es el fuego todo sobre ustedes. Hakuryuu no se por que te habrá traído, pero es la peor decisión que ha tenido a demás de enamorarse de alguien como tú.

¿Por qué sintió algo dentro en el pecho al oír eso?

Es verdad, no es alguien de clase, apenas sabe lo básico gracias a su hermano, el cual sería mejor que él, en todo sentido. 

¿Amarlo? ¿Hakuryuu le ama?

Aquello debía ser mentira, aunque por otro lado ¿Cuál era el motivo de traerle ahí?

En verdad no vale nada, o tal vez es por saber de ellos, siendo el único humano en ello, era una amenaza si andaba suelto y decía algo sobre ellos. Y fue por ello que se echo a correr como si la amenazada de aquel ser no hubiese sido escuchada.

Tezcatl aun siendo de los cazadores más rápidos, Víctor le hizo pelea en cuanto a huir de él y lograr salir de donde estaba, notando a varios dragones como dragones en forma de humanos verle con extrañes, debido a que siendo todos conocidos, verlo era algo muy raro llevando a la conclusión de que aquel chico no era de los suyos.




La clase había terminado, los chicos dejaban los libros sobre el escritorio para poder revisar los deberes del día anterior y llevarse esta vez los cuadernos con los ejercicios de repaso. Hakuryuu no espero que aquel lugar de trabajo terminará siendo de lo más agradable.

Escucho los suaves toques a la puerta, y luego ver a Fidio con esa sonrisa de la cual ha veces pensaba si no se cansaba por estar siempre sonriendo —listo.

Hakuryuu le miro de reojo, estaba acomodando por orden los libros para poder calificar y entregar sin problemas —¿Listo? 

Aldena asintió —recuerda que te invite a un lugar sorpresa.

Hakuryuu rememoro, y no tenía en mente algún registro de eso —no.

—Claro que si, te dije que hay un lugar sorpresa al cual quiero ir –dijo, casi citando.

Hakuryuu negó y rio —no hay invitación en esa oración.

—Claro que si, solo hay que leer entre líneas –quitándole de las manos los libros y llevarlos él.

—Tu eres la única persona que cree que todos vamos a entender "entre líneas" –ambos salieron del salón, en los pasillos los alumnos charlaban, algunos "caminaban" rápido y otros hacían lo que suelen hacer en el pasillo.

—No es difícil –saludo a las alumnas quienes parecieron derretirse —te puedo ayudar con esto para que termines rápido ¿Qué dices?

Rodo los ojos —como si tú no tuvieras libros y cuadernos que revisar.

—De hecho no. No acostumbro dejar tareas –respondió tranquilo para abrirle la puerta del salón de maestros donde algunos charlaban o comían —suficiente tienen con tener que estar por varias horas aquí.

—Te compadeces de las personas equivocadas –hablo Marco para beber un poco de té —esas bestias deben de ser domadas.

Quien mejor que el maestro de música para decir aquello. Marco Maseratti desde toda su vida a esta en Londres, al igual que sus padres y sus abuelos, aunque hablando por parte paterna, es de donde heredo lo italiano.

—El entiende –señalo Hakuryuu a Marco.

—Los dos son exagerados.



Debe admitir que no la paso tan mal, el sitio si que era sorprendente con todos esos postres japoneses, las mucamas y los sirvientes en aquellos trajes ostentosos y coloridos con un agradable animo y un buen servicio.

Incluso se atrevió a llevarse dos pastelillos a casa, lo cual Fidio le impidió pagar eso como los alimentos que consumieron en el lugar.


—Ya te estas relajando –Aldena no lo va a admitir, ya que sabe que Hakuryuu aun no deja de pensar en aquel chico de universidad pero, si tuviera la mínima oportunidad de estar con alguien como él.

No atendió a las palabras del albino cuando dejo que su cuerpo se moviera a placer y su mente fue a dar un paseo por los campos de la paz. Cuando regreso en sí, tenía en contra de la pared a un agitado Hakuryuu con los labios entre abiertos y la mirada puesta en este con duda y una necesidad de más.



13/04/2024


Lazos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora