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No había mayor alegría en el niño que ver felices a sus padres.

Verlo juntos, contentos, riendo era todo lo que Hakuryuu necesitaba para ser feliz.


—Cariño, es hora de cenar –llamó la mujer.

—Huele delicioso –Afuro abrazo por la cintura y beso la mejilla. Aquello hizo reír a la mujer, quien beso de vuelta la mejilla de Afuro.

Verlos tan felices hacía sentir una gran felicidad en su pecho, no quería que aquel momento se acabará nunca.



Pero las cosas pasan por algo. 

La rosa blanca fue puesta sobre el ataúd que pronto fue descendiendo con parsimonia al tiempo que el sacerdote daba las últimas palabras de despedida de la esposa y madre. Hakuryuu no logro dormir por varias noches solo, acurrucado en los brazos de Afuro, quien esperaba a que el sueño y la leche tibia hicieran efecto en su hijo para poder descansar.



Aoi hablaba como siempre, de ella o sobre alguna moda nueva, la tendencia de las redes o algo que le hubiera irritado, sin prestar atención al dolor silencioso de quien es su pareja.

—Sabes... Tengo un conjunto nuevo que quisiera mostrarte –le tomo de la barbilla haciendo que la vea —esta noche ven a mi casa.


Aun mirando de cerca aquellos ojos, Sorano no percibió la tristeza en ellos, deseando solo satisfacer su necesidad y solo eso.


—¿Qué sucede? –estaba claro que no eran amigos, Tsurugi lo dejaba muy en claro. Pero el que se toparan algunas veces y hacer que no se hubiesen visto otras tantas más empezaba a ser tedioso para Kyousuke y divertido para Hakuryuu al ver a molestia del otro, pero también alegría.

Le miro por unos segundos, sonrió leve y bajo la mirada negando.

Tsurugi frunció el ceño —bien –no insistiría. Si no quería hablar, tampoco lo obligaría, después de todo no era su "amigo" como para preocuparse por él.

Pero algo empezó a molestarle, por lo que gruño y jaló del bicolor arrastrándolo a los salones más desocupados del edificio quedando en las escaleras de los pisos superiores donde pocas veces se iba ahí.

—Habla, parece que vas a llorar en cualquier momento –hablo molesto mientras sacaba el jugo que recién compro antes de toparse con Hakuryuu.

No tuvo más opción que tomar asiento mientras da un suspiro, le hubiera gustado que esa atención fuera en otra circunstancia, y no en una en donde en verdad estaba por desmoronarse. Tomo aire —en este día murió mi madre...

Tsurugi de sorber y le miro.



Afuro se hizo cargo de Hakuryuu, trabajando y dándole la mayor atención que podía. Era duro y difícil que algunas veces, ya que la carga de trabajo llegaba a ser pesada y bastante y luego la adolescencia de Hakuryuu no ayudo mucho.

Hakuryuu se había ido de casa más de tres veces en un año, estando fuera por semanas y sin tener contacto con su progenitor, algo que aumentaba la tensión en Afuro y su desespero por saber el estado en el cual se encuentre.

Nunca cruzo por la mente de Afuro contraer matrimonio de nuevo, tampoco fue que se fijara en otras mujeres que no fueran su esposa, aun después de su deceso Afuro no tuvo relación alguna, algo que en algún momento en medio de una noche de tensión y miedo por no saber del paradero de su hijo, pensó que tal vez debió tener una pareja que fuera la imagen materna que Hakuryuu necesitaba.

La puerta se abrió y cerro poco después, Hakuryuu estaba con la vista baja —lo siento.

Ya sea que lo encontraba en las casas de sus amigos, en lugares que frecuenta o que Hakuryuu volvía a casa por su propio pie, jamás le encontró en mal estado o en problemas.



—Esa fue la ultima vez que lo hice... –abrazando las piernas, Hakuryuu narro de manera muy resumida y práctica su vida.

Tsurugi ya se había acabado el jugo antes de la mitad del relato, estaba enojado y triste sin motivo aparente. La vida de Hakuryuu no era como esperaba y contó el chico, el cual mantenía la vista en algún punto de las escaleras.

—Tu madre... ¿Dónde esta enterrada?



Termino de llenar los formularios y de revisar los documentos de compra-venta para los compradores, ahora solo faltaba que ellos lo revisarán y cerrar el trato, Afuro se retiro los lentes los cuales usa para no forzar demasiado la vista y se masajeo el puente como los parpados.

Aquel día no tendría que salir por el trabajo al no ser pesado, pero si debía atender los detalles, algo buenos de tener flexibilidad de lugar. La taza con restos de té fue tomada y llevada al fregadero cuando el golpeteo a la puerta lo hizo girarse, no frecuentaba tener visitas, y si las tenía estas le informaban con tiempo.


—Quiero entender que Suzuno sabe que estás aquí –comento dejando la bandeja en la mesa de centro y acomodar las bebidas de ambos en la misma.

Nagumo miraba aquel lugar desde antes de poner un pie dentro, el hogar de Afuro es acogedor, hogareño y cálido, piezas de arte clásico y moderno, libros y consolas de videojuegos, electrodomésticos y horno de leña.

—No tiene que saber todos los lugares a donde voy –se encogió de hombros, Terumi solo suspiro —bien... Se que no es para el agradable que vea de nuevo a...

Quedo con las palabras en el aire mirando a Terumi y este esperando respuesta. Afuro se había enterado después de todo, ya cuando estaba con la madre de Hakuryuu, no podía hacer nada.

—La ultima vez no fue lo que esperaba, y se que tu tampoco lo esperabas. Quiero hablar sin distractores de por medio, ahora que los nervioso salieron.

—Creí que lo del restaurante había sido todo –recordando un poco de los hechos antes de que el alcohol se mezclara en el sistema de ambos —¿No fue todo?

Movió la cabeza de un lado al otro —bueno... Si y no... 



02/08/2023

Lazos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora