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—No entiendo –Mune se había dejado crecer la barba, siendo atractivo para las chicas y causando molestias a Shindou, el cual mantenía una perfecta presencia debido a sus presentaciones como pianista —estudiaste una carrera, pero terminaste trabajando de tu hobbie.

Takuro rio por ello. Ya no eran pareja, pero si muy buenos amigos que incluso Ibuki fue el padrino de boda y de su primer hijo —¿Estás celoso?

Quien rio ahora de manera fuerte fue Mune —¿Celoso? ¿De ti? Cualquiera con talento y tiempo podría tocar a Mozart con los ojos cerrados, los hombre de verdad no solo ejercitamos el cerebro.

Takuto negó entre risas mientras cuida del mayor de sus hijos, Ibuki después de él de nuevo tuvo otras cuantas novias, y chicos con los cuales salió, pero nadie con quien tener de nuevo una química como la que tuvo con Takuto —claro... Eres el gran entrenador de baloncesto.

—No te olvides que también tengo un consultorio médico –le recordó. Por qué si, Munemasa fue toda una sorpresa al hacer otra carrera, más larga y tediosa, pero que nadie esperaba de él.

Sonrió. Si había sido una gran influencia para aquel albino, y en su corazón sabía que si, Okatsu no hubiera aparecido en su vida, es posible que hubiese seguido con Ibuki, más no cambiaría lo que tenía ahora, estaba feliz con la familia que formo, sus amigos e Ibuki.

—Por cierto –cambio de tema Mune —Yuki me comento que de nuevo Tsurugi tuvo problemas con Tenma.

Si, eran aun amigos de Tenma, pero de alguna manera se pasaron al bando de Tsurugi, era más por la razón de que Matsukaze se estaba pasando de listo con su pareja, y aun si Shindou quisiera decir la verdad desde el principio, no le correspondía, pero tampoco esta conforme con ser "la tapadera" de Tenma.

Suspiro por ello, su hijo estaba jugando con otro para muy feliz.

—Quisiera que en verdad llegara un hombre de verdad a hacerle ver lo que esta perdiendo –Takuto miro a Ibuki mientras le escucha —un tipo... Como yo.

De nuevo, Mune estaba siendo demasiado "modesto".



La academia no estaba mal, y bueno, los ingleses eran especiales y quisquillosos con la educación, la estructura y en general, todo. Aceptando el trabajo era establecerse en aquel sitio, al menos logro adquirir un piso decente aunque la academia tenía espacio y lugares para alumnos como docentes, pero tener su libertar era algo que no quería perder.


—Que loco –dijo Fidio entregado a la platica desde el principio, y es que no perdió tiempo en querer saber de él, su vida, gustos, anécdotas y más cosas para acercarse. No era mal tipo —pero, como mi abuela dice "las coincidencias no son solo eso, siempre hay un plan de ellas" –fingiendo una voz mayor.

Un mes había pasado, se adapto rápido y los alumnos no eran demonios como en su primera escuela, teniendo un bote quemado y dos heridos sin entender que hacía un pato dentro del aula con zapatos. Retomando, Fidio es un par de años más grande que él, algo que no se le notaba a simple vista, con parientes en Londres, más específicos en Soho, su padre argentino se caso con una mujer italiana y de esa relación nació él.

No entendió en que punto de la charla se desvió a contar lo sucedido con aquel tipo de nombre Víctor, su fallido intento de querer estar con aquel chico que, al verlo la primera vez sintió un fuego encender y calentar su pecho, como entrar a un hogar acogedor después de estar tanto tiempo en el frío.

No comprendió la razón de decirle lo sucedido, de aquel beso que no olvidaba, que soñaba cada cuantas noches y que, quería saber de ese ser que le hizo pensar de manera distinta, que lo saco de una rutina.

—Eso, mi amigo es amor puro –respondió Aldena y llevar la cuchara con helado a la boca.

No era su intención narrar su amor imposible, aquel intento frustrado con Tsurugi.

—Y si, aun estás vivo y él también, no creo que sea un intento fallido o frustrado, sino que tienes aun oportunidad de conquistarlo –el helado se había terminado, Fidio le sonrió y tomo ambas manos —no dejes de intentar, o de rendirte, de lo contrario tendrás ese sentimiento de culpa... Por siempre.

Sintió dolor y tristeza en aquellos azules ojos. Un sentimiento parecido cuando vio en los ojos de su padre el día en que perdió a su madre, su esposa.


—Una agradable noche, deberíamos de repetirla –Aldena se despidió con una sonrisa y desaparecer por las calles, diciendo que aquella noche libre de chubascos le apetecía caminar.



Hakuryuu no le pregunto ni le paso por la cabeza saber sobre la vida amorosa de Fidio, y este tampoco dio indicios de querer hablar de ello, era posible que tuviera una buena vida en el amor, una esposa, hijos, o era posible que también estuviera pasando por un mal momento, como fuera, Aldena no dejaba de ser amable, servicial y un fiel compañero de trabajo.



El tratamiento había sido un infierno, pero no lo suficiente rudo como para acabar con Afuro y mucho menos aquella enfermedad que lo mantuvo postrado en cama por un tiempo, perder el cabello, demacrar su estado y, pensar en varias ocasiones en que no quería dejar aun a su hijo.

No.

Tenía que luchar.

Seguir viviendo y estar a su lado hasta que, sintiera por fin que puede andar por su propio pie, no es que Haku no supiera andar por el mundo, ya era todo un hombre y estaba agradecido con la vida y con su esposa de haberle lado a ese ser tan especial por hijo.


—Creo que llegamos temprano –comento Haruya, quien no dejo de estar apoyándole en aquella etapa en la cual necesitaba más que nada de alguien, además de su hijo, pero no podía retenerlo por siempre.

—O solo no lo hemos visto –Suzuno no era tonto, ni tampoco dejaría que alguien como Nagumo le fuera infiel, llevando todo esto a una muy serie discusión donde algunos objetos salieron volando y quedar hechos añicos, Fusuke no estaba dispuesto a dejar a Haruya, le amaba más de lo que podía pensar.

—Podemos entonces comer algo, muero de hambre y no fue un viaje corto –el acuerdo fue muy minucioso y tuvo que ser agradable para ambos, lo cuales les había llevado bastante tiempo, y aun le duele el golpe en la espalda por la taza que le fue lanzada cuando dijo que los tres podrían vivir juntos como un trío —los cacahuates del vuelo no fueron suficiente.

—Papá –Afuro solo pensaba en ver a su hijo después de un tiempo, y las llamadas, videollamadas como mensajes no eran suficientes, y ahora que estaba mucho mejor, que podía estar de pie y salir del hospital, no perdería más tiempo.

Hakuryuu le estrecho con la misma fuerza que Afuro lo hizo, seguía en pie, ambos ante la vida y no dejarían que le separasen tan fácilmente.

No aun.


01/11/2023

Lazos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora