45

22 1 1
                                    

La mañana fría con chubascos invitaba a quedarse en casa, cobijarse y ver televisión comiendo algunas golosinas, quienes tienen pareja fácil pueden acomodarse y pasar un agradable rato.

Aquello solo es una idea, Hakuryuu en cambio estaba con una taza con té en las manos, ropa ligera y una manta sobre los hombros observando por el ventanal le movimiento de la gente sin algo en especial en mente, en realidad estaba en modo automático, bebiendo cada cierto tiempo.


Al llegar a casa anoche acompañado por Aldena, no le paso por la mente que este le besará, mucho menos que correspondiera y siguieran hasta llegar a la cama y tener una noche bastante movida sin una sola palabra y solo emitiendo jadeos y gemidos de placer por parte de ambos ante las caricias y toques del otro.

El anhelo que ambos guardaban no podía mantenerse por más tiempo oculto, estaban en un limite al cual no le prestaron atención y teniendo la oportunidad de liberar un poco, pasaron la noche juntos hasta que lograron saciar un poco de ello, quedando rendidos y sumidos en un sueño ameno y agradable.

Al despertar y tener del otro lado dándole la espalda a Fidio se quedo un momento quieto, no por el miedo ni la vergüenza, era todo un adulto como para andar con ese tipo de cosas, tan solo sintió que que ambos tendrían que hablar al respecto.


—Hola... Buen día –saludo Aldena no tan alegre como suele sonar, eso si, sin dejar la sonrisa suave y acomodarse a un lado de este con un poco de distancia.

—Hola –salió del modo automático y le miro de reojo. Cuando había tomado la decisión de levantarse e ir al baño, se vio el cuerpo el cual tiene varias marcas y chupetes marcados en diferentes zonas, al ver a Fidio en las zonas expuestas como el cuello, agradece no ser el único.

El sonido de las gotas siempre, o en su mayoría en un ruido relajante que gusta a muchas, más cuando se quiere relajar o estar en calma.

—No me voy a disculpar –inicio Aldena mirándole a los ojos —aunque no puedo decir que fue algo planeado, debo aclarar que fue más una explosión que se salió de control, pero no me arrepiento de nada.

Esperaba algo similar, después de todo y desde que llego al país Europeo, Fidio a sido siempre de apoyo y ayuda cuando necesitaba ayuda. Lo ve como un buen amigo, y espera que en él no naciera un sentimiento mayor al cariño amistoso.

—Fue algo de momento que nos paso –resumió Hakuryuu —tampoco vamos a darle más vueltas al asunto. Al menos estábamos conscientes. 

Aldena asintió.



Tsurugi podía esperar ciertas cosas, y bueno que puede decir alguien cuya madre, incluso en sus últimos días de vida no quiso tenerle cerca, Yuuichi tampoco forzó las cosas que, desde siempre han estado mal y, aun si solo el mayor, familiares y amigos cercanos estuvieron en el funeral de la mujer.

Pero aquello en verdad era demasiado vergonzoso incluso para la gente que pasaba por ahí.


—¡En algún momento iba a saber la verdad! –gritaba Aoi sin pena ni vergüenza, todo lo contrario, seguía siendo tan falsa, demasiado dramática que muchos sin saber el contexto parecían estar alertas en caso de tener que apoyarla —¿Acaso se te olvido la promesa de amor que me hiciste?

Tenma ya no sabía como tapar el volcán que había explotado y que apenas cubría con una cuchara —este no es el lugar ni el momento –hablo suave, queriendo que las cosas bajaran su tono. 

Lazos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora