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Nadie comento nada con respecto a lo que andaba circulando en las redes debido a que Aoi es amante de que todos se enteren de lo que pasa con ella, aunque bien sentida las miradas, los suaves murmullos y algunas señas por parte de otros para que guardarán silencio debido al tema.

El director le propuso un cambio de lugar en otra escuela para ayudarlo, lo cual este acepto y además quería alejarse de todo lugar en donde podría encontrarse con Tenma, el cual no dejaba de llamarlo hasta que cambio de número, aun si eso no le detenía de molestar a sus amigos cuestionándoles donde estaba. 

Le tomo algo de tiempo guardar sus cosas, al menos era día libre para los niños por lo que a la vez le era doloroso no poder despedirse de ellos, pero ya pasaría después, otro día a saludarlos y despedirse como es debido. Cada detalle, los recuerdos, esa escuela le había cogido con cariño, como a todos.

Dos cajas fueron las que saco con todas sus cosas, los compañeros a cada ciertos pasos le detenían para despedirse y darle algunas palabras, el director amablemente dijo que, en caso de querer regresar siempre sería bienvenido, lo cual agradeció y se disculpo por las molestias.

Estaba por pedir un taxi cuando miro al otro lado de la calle a Ibuki quien alzo la mano en saludo.


—¿Cuál es tu nuevo destino? –pregunto el albino miro al frente en donde un grupo de niños jugaban risueños en los juegos del parque.

Este le ofreció llevarlo a casa, o más bien donde se quedaría debido a los sucesos. El camino fue silencioso pero no incomodo, después de todo Ibuki entiende mejor que nadie lo que Tsurugi estaba pasando, sintiéndose culpable pero no por ello responsable.

—Osaka, el director hablo con el director de una escuela allá, tengo una semana libre antes de empezar a laborar –respondió tranquilo, le notaba mejor a lo que escucho por parte de Yukimura.

—Buen clima –sonrió Ibuki. Y aun si su estado físico no denotará por completo su estado emocional, Mune percibía el dolor —entiendo muy bien como te sientes... Cuando Shindou termino conmigo...

—¿No habías dicho que tu terminaste con él? –recordó Kyousuke.

—El punto es... Que las heridas sanan con el tiempo, con la buena compañía y que esas heridas de guerra nos vuelven más fuertes.

—Que poeta. 

—Ya no te vuelvo a decir nada –escucharle reír es un pequeño paso de los que faltaban para que Tsurugi logrará salir de ese hoyo.



Fidio rondaba por las calles de aquella fantástica ciudad debido a solo haber escuchado y visto imágenes por internet, lo cual no era nada a verlo en persona, caminar por las avenidas y disfrutar de la vista.

Hakuryuu se había ido temprano, por lo que se levanto un poco después dándose una ducha y salir a la aventura de un mundo nuevo ante él. La gente como tal no le entendía del todo bien, lo cual les causaba gracias que contagiaba al hombre.

Desayuno en un lugar de maids, donde él resulto ser el atractivo de las personas en el lugar quienes le pidieron algunas fotos e incluso la chicas del lugar buscaron foto grupal con él. Unas chicas que venían de Alemania le hicieron compañía, terminando el desayuno los siete se fueron a un recorrido por los puntos importantes de la ciudad.


Para las tres de la tarde no creyó estar tan agotado, los chicos compartieron redes sociales con este y siguieron con su camino mientras él se dispuso a ir de regreso a casa cuando tropezó con una mujer cuya sonrisa le hizo ruborizarse y cuestionar si estaba bien, lo cual los llevo a una charla, una larga y tendida en donde se olvido del tiempo al ver esos azules ojos.

Lazos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora