Capítulo 2

23 1 0
                                    

Infierno, minutos antes de la celebración del ritual.

De nuevo, existía la posibilidad de que alguno de nuestros demonios saliera al mundo de los humanos.

Solamente, lograban visitar ese mundo cuando los invocaban y apresaban dentro de un círculo satánico para pedirles favores.

Era una oportunidad única para ellos, pues hacía años que no disfrutábamos de ese evento.

En la llanura negra del averno, nos encontrábamos los altos cargos de la primera jerarquía infernal, para supervisar la entrada de uno de nuestros súbditos a través del portal que se abriría en pocos minutos.

—Está todo preparado señor —me dijo uno de mis generales.

Afirmé conforme.

—Las brujas están preparadas, en pocos segundos escucharemos su llamado —volvió a decirme posicionándose a mi lado—. Espero que esa escoria humana ofrezca a una mujer interesante como se rumorea.

—Qué más da lo que ofrezcan, ni tu ni yo nos moveremos de aquí —le contesté mientras observaba la jauría de infernales desesperados que teníamos delante.

Su expresión fue seria tras mi contestación. Pero era la realidad, nosotros no podíamos dejar nuestro hogar y dejar el infierno sin líderes.

Sabía a ciencia cierta las ganas que tenían los demonios de mi legión poder retar a una bruja, aunque admito, que los envidiaba, pues no me importaría cruzar ese portal y ser libre en la tierra.

Pero debía permanecer aquí, junto a los míos, protegiendo este lugar, y castigando a todas aquellas almas que llegaban a cada segundo para ser torturadas por los pecados que habían cometido a lo largo de sus miserables vidas.

Una tarea que llevaba años haciendo, y aunque disfrutaba con ello, estaba empezando a desgastarme, pues necesitaba un poco más de acción en mi inmortal vida.

—¿En qué piensas Señor?

Lo miré de reojo.

—En nada.

—No expresa eso tu mirada

—No me toques los huevos Alexander, ves a poner un poco de orden en las filas y averigua algo más sobre la bruja —le ordené serio.

Mi general no volvió a preguntarme nada y se dirigió llanura abajo acatando mi orden.

Repasé uno a uno a todos los demonios de las primeras jerarquías que allí acompañaban a sus súbditos, y los escuchaba cuchichear sobre las hechiceras que había tras aquel portal que poco a poco se estaba abriendo.

Pero en ese instante, dos de los marqueses del averno se acercaron a mí.

—¿Sabes ya que aquelarre es el que está detrás del ritual? —me preguntó uno de ellos posicionándose a mi lado.

—Ni siquiera me importa quienes son —le contesté tranquilo.

—Vamos, sabes que hay aquelarres poderosos allí afuera tío, y no es lo mismo que nos invoquen unos, que otros —dijo el otro marques acercándose también.

—He dicho que no me importa.

—Pues yo, deseo ser elegido por una de ellas y pirarme de este mundo —respondió ahora el marqués de pelo rubio y rizado mientras me miraba de reojo.

—Algo me dice que tú también lo estás deseando Ciro —contestó ahora el otro demonio.

Lo miré serio. Pero al observar su cara de susto tras mi mirada, le sonreí levemente.

La Meiga Número 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora