Los clanes estaban agrupados y los podía distinguir por sus capas. Cada clan tenía un color y un escudo que los representaba, pero yo, solo buscaba a los míos, a mi familia. Y allí estaban, justo a pocos metros del círculo, en primera plana, preparados para apoyarme en esos momentos.
Sobresaltada, escuché como los tambores empezaban a sonar y repicaban en las paredes rocosas de la cueva, haciendo de aquel entorno, un lugar mucho más inquietante y mágico. Los hombres, los tocaban dejando sonar versos escalofriantes que venían como anillo al dedo a aquel festejo.
Tensión, eso era lo que me creaba esa melodía.
Pero cuando mi corazón latía con más intensidad que nunca, mi madre se acercó a mí, y me agarró las manos, me besó en la mejilla, y me dijo:
—Mucha suerte mi niña, que sea lo que la diosa Deva quiera.
Sin poder evitarlo, la abracé. Y más fuerte que nunca. Necesitaba su calor, su afecto, pues estaba máximamente aterrada.
Al separarnos, Iris se acercó a mí y me tendió la mano bajo la mirada de cariño que me brindaba Meredith a su lado.
—Tenemos seis minutos para iniciar el ritual, vamos Damara, ha llegado tu momento.
Ver la mirada de Meredith y la de mi madre hizo que mi valentía saliera a relucir, agarré la mano de Iris y dejé que me adentrara en el círculo iluminado por las velas y hiervas que habíamos preparado.
Los tambores ahora resonaban más fuerte y su ritmo iban acorde con los latidos de mi corazón.
Pero entonces, Iris pidió silencio y hablo alto:
—Clanes de España. Abrir bien vuestros ojos, el acontecimiento que vais a disfrutar esta noche puede hacer historia —dijo la morena bien alto para que todos la escucharan—. Como ya sabéis, el lugar se repite y esta noche puede ser tan especial que jamás la olvidaremos.
Ella y Meredith estaban frente a mí fuera del círculo, y sus maridos, estaban cada uno en una esquina de la entrada de la gruta donde la puerta al averno se abriría.
—Esta noche, Damara María de Freire es nuestra participante, representando al aquelarre Zafiro desde las tierras verdes de la península ibérica.
Estaba aterrada, no había marcha atrás, esto se iniciaba.
—Hoy se cumple su deber, la elegida nacida con el triple número cinco se presenta.
Todos vitorearon esas palabras.
Mis manos empezaron a calentarse y a sudar por los nervios, no sabía si reír o llorar porque mi estómago me estaba empezando a jugar una mala pasada.
Respiré hondo y alcé mi rostro orgullosa.
—Concentrar vuestra magia brujos y brujas, alcemos nuestra voz para el inicio —dijo Meredith dirigiéndose a la multitud—. ¡Marquemos el círculo del ritual! ¡Ahora!
Y tras la orden que mi antepasada había comunicado, todos comenzaron a recitar un conjuro, tornándose los ojos de todos los presentes de color blanco como si estuvieran en una auténtica posesión demoniaca.
Después cerré los ojos y los escuché.
—Pedimos abrir este círculo como un lugar de contemplación y protección. Un espacio entre mundos y un tiempo fuera del tiempo. Invocamos y pedimos abrir las puertas de la madre tierra y las puertas de las tinieblas. Usamos nuestra sabiduría e invocamos a los elementos. Agua, fuego, tierra y aire, protegernos. Abrir y sellar el círculo aquí y ahora.
Y así fue.
Bajo mis pies, se dibujó una luminosa y caliente estrella de cinco puntas, un pentagrama de fuego que iluminaba todo mi cuerpo.
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La Meiga Número 5
FantasyLa sociedad las creía extinguidas, pero las meigas siempre han estado presentes en Galicia. El aquelarre Zafiro, asentado desde hace milenios en el bosque da Fervenza, es un clan de hechiceros con una larga tradición y dinastía familiar, que esperan...