Debía asegurarme de que no había escuchado nada sobre esa rebelión.
No permitiría que ella entrara en esa batalla, no estaba preparado para exponernos a ambos de esa manera. Les ayudaría y a ella la dejaría al margen.
Cuando acabé la conversación con los demonios, necesitaba volver a hablar con Damara, aún tenía cosas que decirle y comprobar.
La busque mentalmente, pero no me contestó. Así que, subí a buscarla a su dormitorio, pero cuando llegué al pasillo donde se encontraba su cuarto, me encontré en la puerta al brujo asturiano.
Me paré justo al subir el último escalón y el rubio se sobresaltó.
—Vaya ¿Marcos verdad? —le dije acercándome a él lentamente.
El asintió con la cabeza y pude notar su nerviosismo.
—¿Buscas a alguien?
—Si em buscaba a Damara.
—¿Para qué? —le pregunté ahora más cerca.
—Bueno es que no la he visto en toda la mañana y quería saber cómo se encontraba anoche no la volvimos a ver más después de la fiesta y
No podía acabar la frase, tragaba saliva cada vez que quería darme una explicación.
—¿Y por qué ibas a verla después de la fiesta brujo?
El chaval miraba hacia todos lados incómodo.
—Pues bueno habíamos quedado todos para
—¿Todos? ¿Quiénes?
—Pues mis amigos, Damara y sus hermanas
—¿Y qué quieres ahora? ¿Qué te dé una explicación de por qué no asistió? —le contesté serio.
El asturiano asintió y no dijo nada más.
—Bueno, pues para tu información, tenía cosas mejores que hacer.
—Yo solo quería saber si se encontraba bien
—Esta estupendamente, lo pasamos de locos juntos —lo corté fríamente.
Volvió a asentir con la cabeza, y se marchó rápidamente del pasillo sin volver a entablar conversación conmigo.
¿Qué se traía entre manos Damara con ese tío?
Había notado mucho interés en ella por su parte, y eso no me había gustado nada.
Me estaba dando cuenta de que no sabía absolutamente nada de ella.
¿Y si ellos habían estado juntos?, o ¿Se gustaban como para tener una relación?
Lo averiguaría.
Estaba decidido a mover mis fichas.
Así que me adentré en la habitación de la meiga, y usando mí poder, convertí mi apariencia en la de Marcos.
Me sentía ridículo. Ese chico no tenía nada que ver conmigo.
Observé ahora mi falso rostro en el reflejo de la vitrina de Damara y sonreí.
Era imposible que esa mujer estuviera interesada en ese tal Marcos, era horroroso.
En ese instante, ella entró en la habitación y se sobresaltó al verme, pues seguro no me esperaba, pero entonces, me sonrió y se dirigió a mí.
—¿Marcos? ¿Qué haces aquí?
Tosí aclarándome la garganta y con la misma voz que el brujo asturiano respondí:
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La Meiga Número 5
FantasyLa sociedad las creía extinguidas, pero las meigas siempre han estado presentes en Galicia. El aquelarre Zafiro, asentado desde hace milenios en el bosque da Fervenza, es un clan de hechiceros con una larga tradición y dinastía familiar, que esperan...