Capítulo cuarenta: Un nuevo comienzo.

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Mientras recorrían las calles de Nueva York, Redfield recibio una llamada a su celular, por lo que al revisar de quien se trataba, pudo ver que era proviniente de uno de los altos mandos de la B.S.A.A.

“¿Por qué desean contactarme?” Se pregunto extrañado el capitán, quien prefirió no atender la llamada.

— ¿no vas a contestar Chris? — Preguntó igualmente extrañado Nivans, quien había escuchado el tono del celular de su superior.

— No, simplemente voy a centrarme en ayudarte y en estar contigo — Mencionó el hombre, fijándose en su camino, sin percatarse del sonrojo provocado en el rostro del teniente.

Las niñas sonrieron tan solo escuchar esas palabras, pues para ellas, era bastante lindo y gracioso que ambos hombres se traten de una manera que les hacía recordar el amor que se dedicaban sus difuntos padres en su natal ciudad pérdida.

Las niñas sonrieron tan solo escuchar esas palabras, pues para ellas, era bastante lindo y gracioso que ambos hombres se traten de una manera que les hacía recordar el amor que se dedicaban sus difuntos padres en su natal ciudad pérdida

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A

l cabo de varios minutos, se logró llegar a un edificio departamental bastante bonito en el exterior, y que, al mirar a través de las puertas de cristal, se veía que era uno bastante lujoso o que tenía varios lujos que ofrecer a sus inquilinos, lo que sorprendía bastante a Redfield.

— No pensé que vivieras en un edificio de este tipo, Piers — Mencionó asombrado el hombre, para de inmediato escuchar una risa de parte del castaño.

— Bueno, el salario que me daban en el ejército era tan bueno que opte por ahorrarlo. Ya cuando ingrese a la B.S.A.A mi salario aumento, y bueno, pude pagar un departamento como el que me imagine cuando era niño — Mencionó con una sonrisa risueña el teniente, siendo cautivadora para el capitán, quien sonrió ante lo dicho por el joven hombre.

— Es bueno que estés cumpliendo tus sueños — Mencionó Redfield mientras ponía su mano sobre la mejilla del joven teniente, sintiendo la suavidad de la piel del castaño y viendo sus lindos ojos claros.

Los hombres se miraron por unos valiosos segundos, momento en el que las infantes sonrieron, pues ambos hombres les hacían recordar varias cosas amorosas que sus padres hacian cuando aún vivían.

— Serían buenos padres — Dijo al instante la pequeña Rosé, provocando que los hombres se sorprendan ante tal inocente declaración, aunque por parte de Piers, él solamente sonrió, para después tomar con cuidado la mano de su capitán y después apartarla de su mejilla.

— Hay que bajar, debemos ir a mi departamento — Mencionó más animado el joven, para después tomar la maleta dknde están las pertenencias de las niñas y bajarse del vehículo, mientras las niñas lo seguían, dejando que Chris se quede momentáneamente en el interior de su camioneta y pueda pensar un poco al respecto de la situación.

“Aún hay mucho que debo lidiar y hablar contigo mi lindo Piers” Pensaba bastante feliz Chris, mientras apagaba el vehículo y descendía de él para de inmediato seguir al joven castaño.

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