Los días pasaron con relativa calma, aunque eso significó para el equipo el tener que vivir en la clandestinidad, en el anonimato total, y todo con tal de evitar ser atrapados, pues la B.S.A.A tuvo que mantener vigilados los aeropuertos, puertos marítimos, cruces fronterizos y estaciones de tren con el único fin de capturarlos, lo que, de gran manera imposibilito al equipo de salir del país.
Aunque por suerte, y tal como Rogers había dicho, había un lugar en el norte del estado de Nueva York que les podría servir como un buen refugio, pues el lugar – que era una gran y espaciosa cabaña – ofrecía de una buena discreción y estaba alejada de las miradas curiosas de las zonas urbanas, significando una buena oportunidad para todos los agentes de estar tranquilos.
No obstante, para Piers, el hecho de estar confinado a la discreción total y tener que cuidarse las espaldas, le era bastante fastidioso y muy abrumador, así que no fue de extrañar para todos sus amigos y su novio, que él estuviera de mal humor.
Y en una fresca y pacífica mañana, su mal humor fue tan fácil de ver como un grano en el rostro de una persona, lo que era abrumador para Chris, pues no le gustaba ver a su novio estresado.
— Vamos Redfield, ve a calmar a tu chico — Dijo Jill, detrás de su amigo mientras tomaba una taza de café.
Chris, quien veía a su castaño a través de la ventana sala, soltó un suspiro y se giró, viendo a su amiga con una cara un poco seria.
— ¿Dije algo malo, grandulon? — Preguntó la rubia mujer mientras daba un sorbo a su taza.
— No es eso, sino es que, me es difícil hablar con Piers sobre nuestra situación actual — Confesó el hombre, recostandose sobre la ventana.
Jill dio un último sorbo a su taza y procedió a dejarla sobre la mesa del centro, para después acercarse a su amigo y cruzarse de brazos, sin perder el contacto visual.
— Para todos nos es difícil sobrellevar está situación de mierda, pero, es necesario que hables con tú novio, pues quieras o no, él necesita tu apoyo incondicional en estos momentos — Dicho eso, la mujer dio media vuelta y se retiro, tomando con una de sus manos su taza de café.
Chris procedió a girarse, viendo otra vez a su chico, quien ahora estaba sentado sobre el suelo cubierto de hojas y ramas, contemplando el paisaje del bosque.
— Jill tiene razón, debo hablar con mi chico — Dijo en voz baja el hombre, procediendo a salir de la cabaña y acercarse a su novio, quien ignoró su llegada.
— Hola, mi amor — Pronunció el capitán, teniendo que sentarse a un lado del castaño.
— Pensé que estarías desayunando — Comentó de pronto el teniente, sin siquiera mirarlo.
— Desayunar sin ti no es mi manera perfecta de iniciar el día — Confesó el hombre, acercando su mano derecha a la mano izquierda de su amado, la cual, estaba a unos muy pocos centímetros.
— ¿Por qué viniste? — Preguntó de inmediato el teniente, provocando que Redfield ya acerque su mano.
— Porque me preocupas — Respondió con rapidez el hombre.
— Estoy bien, y lo sabes — Sentenció con seriedad el teniente, para de inmediato ponerse de pie y regresar a la cabaña.
— No lo estás, amor mio — Dijo en voz baja el hombre, siendo ahora él quien debía contemplar el paisaje del bosque.
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MÁS QUE AMIGOS (NIVANFIELD)
FanficLa amistad a prevalecido desde hace mucho tiempo, incluido en situaciones de alto riesgo como lo han sido las guerras, desde hace mucho tiempo. Pero incluso cuando la amistad prevalece, es inevitable que otros sentimientos nazcan, como lo es el amor...