Capítulo Siete: Recuerdos.

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El tiempo paso y los miembros de Delta finalmente terminaron de descender por las escaleras, para luego tener que caminar unos cuantos metros en la gran penumbra del pasillo que tenían delante suyo; aunque para evitar tropezar por alguna piedra o algún objeto que hubiera en el suelo, todos los agentes encendieron de inmediato sus linternas para de inmediato seguir su avance, hasta que después de varios minutos llegaron a la entrada de uno de los accesos a los túneles. La entrada del acceso era una puerta metálica bastante oxidada, además que el propio óxido estaba empezando a hacer que la puerta se estuviera cayendo de poco en poco, pues algunas de las grietas en la gran puerta dejaban más que en claro aquella teoría.

Mientras tanto la pequeña Crina se acercó a la puerta para luego remover con su pequeña mano parte de la superficie de la puerta, dejando a la vista lo que pareció ser un pequeño puzzle con imágenes dispersas, las cuales la niña fue acomodando lo más rápido que ella pudo hasta que después de unos breves segundos el puzzle fue resuelto, dejando como imagen la de un cuervo quitándole los ojos a una persona atada a un árbol, siendo una ilustración de lo más inquietante y que para un niño sería de lo más grotesco y aterrador; sin embargo, los niños demostraron no tener algún sentimiento hacia esa ilustración. Por lo que a continuación la niña con ayuda de su hermano y del propio capitán Dmytro, ejercieron presión en la puerta metálica, logrando que esta se abriera de poco a poco, generando ruido y con ello llamando la atención de lo que sea que hubiera detrás de la puerta, haciendo que todos los agentes alzaran sus armas como medida de precaucion y de ataque en caso de la aparición de algún BOW que hubiera sido atraído por el ruido incesante de la entrada metálica.

Una vez la puerta fue abierta, varias luces ubicadas en el techo se empezaron a encender por si mismas, poniendo en alerta a todos los agentes, pero al notar que no había peligro, estos bajaron sus armas y entraron a lo que en realidad era un complejo de celdas casi destruidas y con manchas excesivas de sangre dispersos por el suelo, paredes, y hasta el propio techo, más en específico, las propias luces de techo que estaban más que manchadas de un exceso de sangre. Lo que sea que hubiera sucedido en ese jodido lugar, sin dudas no fue para nada algo en lo que alguien hubiera sobrevivido ó salido ileso cuando mucho, por lo que para el capitán Redfield fue algo que le hizo recordar una de sus tantas misiones que tuvo en el pasado junto a Piers, siendo más en específico, una misión de hace tiempo cuando el teniente Nivans llevaba unos meses dentro de la B.S.A.A y tuvieron que viajar a Laos para destruir y capturar a varios miembros de una organización bio-terrorista que atormentaba a los residentes de varias aldeas aledañas a la ciudad laosiana de Savannakhet, con la propia ayuda de la división de Asia de la B.S.A.A, que después de unos días rastreando e interrogando a los sobrevivientes de algunos atentados bioterroristas, los agentes lograron dar con una vieja instalación a unos trescientos setenta kilómetros a las afueras de la ciudad capital del país, donde no solo lograron arrestar a los miembros clave de dicha, si no que descubrieron en aquella instalación los cadáveres mutilados y algunos sin órganos, y lo que fue aún peor, la gran y excesiva cantidad de sangre espercida por todos lados y perteneciente a varias de sus víctimas que usaron para convertirlas en las armas biológicas para atormentar y capturar a más personas en los alrededores de la cápital y la antes mencionada ciudad.

Aquel recuerdo hizo que el propio Chris se detuviera en seco mientras sus demás compañeros avanzaban, hasta que Sara notó su ausencia y decidio regresar por su superior, quien aún estaba en su trance hasta que la propia mujer logró después de varios intentos fallidos, hacer que el capitán saliera de su trance para luego decirle algo animada — Hola capitán, bienvenido de nuevo a la realidad — Redfield rió un poco para después decirle con calma a Rogers que se adelantara con el resto de sus compañeros ya que el debía comprobar algunas cosas, por lo que sin mostrar objeción o inconformidad, la agente decidió retirarse, no sin antes decirle al pelinegro — Por favor no se tarde señor, pues creo que los niños nos llevarán a algún sitio — Chris solo se limitó a decirle a la castaña con un semblante tranquilo — Descuide soldado, no se preocupe por mi, estaré bien, y en breve estaré con ustedes para joderle un rato las vidas a los bioterroristas — Rogers sonrió ante el comentario de su capitán para luego marcharse y dejarlo revisar lo que sea que tuviera por revisar.

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