Capítulo cincuenta y cuatro: Zona de emergencia.

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Los relámpagos podían escucharse con claridad, aún estando adentro del fuerte, lo que a su vez provocaba que los niños dentro del complejo se asusten bastante, teniendo que ser calmados por sus padres o por alguna persona lo suficientemente empatica como para darles un grato consuelo.

De igual manera, algunas otras personas se resiganaban a tener que escuchar aquellos ruidos del exterior que no hacían más que ponerlos nerviosos y alterarlos un poco, de ahí que los médicos, percatandose del inusual problema, decidieron darles algunos calmantes a las personas, quienes decidieron por tomarlos sin rechistar.

Y por si los civiles tuvieran que temer por los ruidos fuertes provocados por los rayos, los miembros de la policía de la ciudad debían estar a fuera, patrullando los alrededores del fuerte, pues a pesar de las inclemencias del tiempo, los agentes del orden debían mostrar y transmitir una sensación de seguridad a los civiles, por lo que debían arriesgarse a estar afuera, a pesar de tener que poner sus vidas en peligro.

Claro que, para evitar algún tipo de altercado con los agentes del orden público, la comandante Esparza optó por acompañarlos en sus rondas en el exterior, pues así, ella garantizaba que no hubieran altercados derivados por el simple hecho de que sus oficiales estén descontentos porque ella se quede en el interior del fuerte.

Claro que, para evitar algún tipo de altercado con los agentes del orden público, la comandante Esparza optó por acompañarlos en sus rondas en el exterior, pues así, ella garantizaba que no hubieran altercados derivados por el simple hecho de que ...

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Por otra parte, los agentes de la B.S.A.A se dedicaban a charlar entre ellos, y si era posible, ayudar a los miembros de los servicios de emergencias, quienes estaban muy ocupados atendiendo a los heridos.

— Esto me recuerda a mi tiempo servido en el ejército — Comentó Nathan, ayudando a una enfermera a llevar algunas cajas grandes de cartón hacia el interior de una carpa médica.

— No sabía que serviste en el ejército — Mencionó con cierto asombro Rebecca, llevando en sus manos otra caja.

— Serví por un tiempo en el ejército antes de ser reclutado por la B.S.A.A — Comentó Nathan, con una sonrisa en su rostro, mientras se adentraba en la carpa médica.

Poco después, Chambers entra a la carpa, dejando la caja sobre una mesa plegable, percatandose de algunas carpetas sobre la mesa, mismas que tenían un logotipo bastante reconocible para la mujer, siendo en este caso el logotipo de la B.S.A.A.

— Esto es bastante curioso — Mencionó en voz baja.

— Chambers, hay que salir, debemos ir por otras cajas — Anunció Nathan, quien se aproximaba a la salida.

Rebecca tomó con rapidez una de las carpetas y procedió a salir corriendo de aquel lugar, tomando de la mano a su compañero, quien de vio obligado a correr.

Puede que no haya sido una buena idea el haber tomado dicha carpeta, pero ciertamente la intuición de Chambers le decía que algo yacía oculto en el interior de la carpeta. Algo que debía averiguar que era.

 Algo que debía averiguar que era

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