Capítulo Cuarenta y nueve: Hacia el corazón de todo.

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El equipo avanzaba con cautela por aquel pasillo bien iluminado y lo suficientemente angosto para que todos puedan caminar, sin necesidad de estar pegados unos a otros, lo que hubiera ocasionado una cierta incomodidad.

Aunque la tranquilidad del lugar era incomoda para una miembro del equipo, siendo en este caso, Rogers, pues tanta calma no era del todo normal, lo que provocaba que su preocupación sea muy grande, siendo comparado quizás con alguna clase de ansiedad y/o paranoia, pues en su entrenamiento se le hizo saber que si había tanta calma en un momento determinado en las misiones asignadas, sería mejor estar alerta, pues es cuando lo malo tiende a pasar.

Y por supuesto que Nivans se daría cuenta de el comportamiento bastante raro de la agente, pues ella no dejaba de estar viendo por sobre su hombro o poniéndose en alerta ante algunos sonidos procedentes del final del pasillo, el cual ya le era demasiado largo para él.

— ¿Le pasa algo Rogers? — Preguntó al instante el teniente, mientras todos seguían avanzando con calma.

— La calma, me es rara en este tipo de situaciones, teniente — Contesto con preocupación y temor la mujer.

— A la larga te puedes acostumbrar o tal vez lo toleres — Mencionó Chambers, desde atrás.

— Lo dudo mucho, colega — Contesto aún con temor la agente.

Chambers se acercó a la mujer, poniendo su mano izquierda sobre su hombro izquierdo y diciéndole que todo estaría bien, pues no habían más peligros, lo que de cierta manera tranquilizó un poco a la joven mujer, quien simplemente asintió con su cabeza y siguió avanzando, lo que era un poco reconfortante para Rebecca, pues así todos cumplirían de forma eficaz la misión.

Chambers se acercó a la mujer, poniendo su mano izquierda sobre su hombro izquierdo y diciéndole que todo estaría bien, pues no habían más peligros, lo que de cierta manera tranquilizó un poco a la joven mujer, quien simplemente asintió con su cab...

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Después de haber avanzado por unos minutos más, Redfield hizo una seña con su mano, de que debían detenerse, por lo que al hacerlo, de inmediato todos notaron que delante de ellos había una terminal en forma exagonal, que en su centro tenía un botón un poco grande, el cual parpadeaba bastante, pues emitía una luz amarilla sin cesar.

— ¿Será buena idea tocarlo? — Preguntó Nathan con un poco de miedo y desconcierto.

— Solo hay una manera de saberlo — Contesto Chris, pulsando el botón con la fuerza ejercida en su dedo índice.

Al instante, la imagen digital de la reina blanca se mostró delante de ellos, pero en una escala pequeña, pero visible para todos.

“Agentes, eh dejado esta grabación, que espero vean y escuchen, una vez hayan entrado al pasillo, de una de las entradas principales, que los llevara a una de las áreas principales de la instalación subterránea. Y puede que en algún momento se pregunten por qué mi hermana y yo no contestamos a sus llamadas o esperan una intervención nuestra. Eso lo descubrirán para cuando hayan llegado al corazón de esta instalación. Les deseamos suerte” Fue así que el masaje finalizó, dejando más que consternados y muy confundidos a los agentes, quienes se veían por dicha duda generada por el mensaje.

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