Capítulo Diecisiete: Rescate frustrado.

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Treinta minutos antes ese mismo día.

- Muy bien señora, estamos próximos a llegar donde el objetivo - Informó un joven hombre de cabello castaño a la mujer rubia que estaba de pie y detrás de su asiento, y quien estaba atenta a la información que recibía en su tableta sobre la misión a la que se le había asignado junto a su equipo.

La mujer, haciendo caso a lo dicho por aquel hombre - quien además era el piloto del helicóptero en el que estaban viajando - decidió dejar a un lado la tableta una vez revisó la información, para decirle sin verlo y con algo de seriedad - Okey Jay, pero no despegues tu vista de los radares, no sabemos que sorpresas tiene guardada el objetivo - Dicho eso, la rubia tomó la tableta y procedió a sentarse en el asiento detrás suyo, leyendo la información que le seguía llegando acerca de su objetivo a capturar de ser necesario; eliminar si la situación así lo requería.

No obstante, en la parte trasera del helicóptero, algunos hombres y mujeres tomaban sus armas, ya que al llegar a su destino, ellos deberían estar preparados para neutralizar las amenazas que la persona objetivo tenía preparado para todos ellos.

- Davis, asegúrate de tener tu cargador lleno, y que no te haga falta algún cartucho; no quiero que se repita lo ocurrido en el incidente de Sarajevo - Anuncio un hombre de mediana edad, corpulento y de tez blanca, a un joven chico moreno, de buena complexión física y unos centímetros más bajo. El chico rodó los ojos, mientras decía con fastidio y algo de vergüenza - No volverá a pasar señor. Además eso fue hace dos años, creí que lo había superado - El hombre rió ante el comentario del chico, añadiendo como respuesta que él no olvidaba cuando un simple novato cometía un error grave.

El muchacho tomó una bocanada de aire para segundos más tarde exhalar ya resignado, mientras se aseguraba de tener todo en orden, asegurándose de no cometer nuevamente aquel terrible error que casi termina con la muerte de su equipo, incluido él y aquel hombre que mantenía su vista en las balas que introducía en un cartucho de pistola.

Por otra parte, una mujer de piel blanca, ojos verdes, cabello café y de mediana edad, dijo - Suficiente Gordon, lo que pasó, pasó y eso no se cambia. Ahora asegúrate de tener tu equipo en orden, pues tú tampoco querrás que lo sucedió en Sarajevo ocurra en esta misión - El tono empleado por la mujer resaltaba su fastidio total, pues ella había tenido que escuchar los reclamos y en ocasiones las represalias de su amigo y compañero a el pobre muchacho desde lo ocurrido en aquella misión.

Gordon, sabiendo que no podría ganarle en una discusión a la fémina, reviso nuevamente que su equipo estuviera en buenas condiciones y sobre todo que no le hiciera falta absolutamente nada.

Al cabo de unos minutos, la mujer rubia se retiro a la parte trasera donde su equipo se encontraba charlando; ella al notar la tranquilidad decidió decir con bastante diversión - ¿Si saben todos ustedes que muy probablemente encontremos lickers o hunters a dónde vamos? - El equipo guardo silencio, para después de una fracción de segundos, ver a todos ellos tomar cartuchos extras, cuchillos y alguna que otra granada. Si bien para ella resultó muy chistoso ver que todos sus compañeros de equipo tomaban varias municiones de sobra; su diversión terminó cuando el piloto a cargo grito - ¡Señora, será mejor que venga a la cabina, pues debe escuchar algo muy importante! - La mujer, sin pensarlo, se devolvió a la cabina, pues el tono de voz usado por el piloto demostraba que había algo de asombro, siendo eso algo bastante raro.

Al llegar al cabo de unos segundos, el piloto, sin siquiera verla, le extendió el intercomunicador que antes tenía puesto, lo que fue algo raro para ella, pero al cabo de unos segundos el piloto dijo sin quitar la vista de los aparatos en frente suyo - Tomé señora, es importante que escuche lo que ella le tiene que decir - Muy extrañada, la joven mujer tomó el dispositivo con cuidado para luego ponérselo en el oído.

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