One-Shots Sharey

Darnos una oportunidad

Era otra mañana hermosa en la ciudad de Buenos Aires, Rey volvía a la mansión luego de haber salido a caminar un poco, mientras seguía caminando recordó todo lo que había pasado, ayer a la noche Sharon había vuelto a la mansión, y les pidió perdón a todos especialmente a Luna y Don Alfredo por todo lo que hizo y prometió que cambiaría su forma de ser. En eso Rey se detuvo en la esquina a esperar que los autos pasasen para luego seguir caminando y pesando, todavía no había hablado con ella, y realmente quería hacerlo porque no sabía si todavía estaba enojado con él por haber revelado la verdad provocando que perdiera la fortuna Benson, esto le genero un fuerte dolor en el pecho, era cierto que Sharon lo había rechazado ese día que le confeso sus sentimientos, pero el aun la amaba.

Cuando la vio volver su corazón latió de alegría, estaba muy preocupado por ella y temía que algo malo le pudiera pasar estando sola, pero gracias a Dios eso no ocurrió, ahora solo esperaba poder hablar tranquilamente con Sharon y estar bien entre los dos, él la amaba y aunque ella no lo hacía solo quería tener una buena relación con su amada. Continúo caminando hasta que llego al portón de la mansión, en eso pudo ver que Sharon salía de la casa, ella le sonrió provocando que su corazón latiera a mil.

- ¡Buenos días Rey! -dijo Sharon con una linda sonrisa mientras caminaba hacia él.

- ¡Buenos días Sharon! –contesto Rey también con una sonrisa-. ¿cómo amaneciste?

- ¡Muy bien! Gracias por preguntar, ¿saliste hacer algún mandado que te dio mi padre? -pregunto ella sin dejar de mirarlo.

-No, solo Salí a caminar un poco, ¿y tú? ¿vas algún lado? -inquirió él aparentado estar tranquilo, pero aun sus latidos estaban inquietos en su pecho.

-Voy a salir un rato a caminar también, además es un lindo día para estar afuera, y despejar un poco la mente-respondió la mujer de cabello rubio en lo que buscaba sus lentes de sol-. Bueno me voy, nos vemos después Rey-. Termino de decir Sharon mientras se ponía los lentes y caminaba hacia el portón de la mansión.

Rey se quedó ahí parado pensando que hacer porque una parte de él quería ir con ella para hablar, pero la otra le decía que a lo mejor Sharon quería estar sola para pensar sus cosas. Quedo sin reaccionar hasta que tomo una decisión.

- ¡Sharon! Espera-grito Rey corriendo hacia ella.

- ¿Qué pasa Rey? - pregunto ella deteniendo para volver a verlo.

-Yo...bueno...lo que pasa es que...yo no tengo nada que hacer ahora, y bueno me preguntaba si podía acompañarte-respondió él con nerviosismo en lo que miraba para otro lado, podía sentir como sus mejillas le quemaban-. ¿claro, si tú quieres que te acompañe?

-Por supuesto que puedes venir conmigo Rey, me encantaría tener tu compañía, hace mucho que no hablamos-dijo la mujer de ojos verdes con una pequeña sonrisa-. A decir la verdad quería pedirte que vinieras conmigo, pero como recién venias de caminar yo no qui...

- ¡No estoy cansado! –declaro rápidamente-. Es decir, solo camine dos cuadras nada más.

- ¡Entonces vamos!

- ¡Vámonos!

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Ellos salieron de la mansión, y caminaron hasta el parque, durante todo el viaje lo hicieron en silencio, cada uno aprovecho este silencio para pensar en el otro, pensar en todo lo que paso entre ellos, pero sobre todo pensar en lo que sentían. Al llegar al parque ambos decidieron sentarse un rato a descansar.

- ¡Sí que es un precioso día! -exclamo Sharon mientras se sacaba sus lentes de sol.