Una familia

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Dos meses han pasado desde que SharonEra viernes por la tarde Sharon había tenido que ir al colegio donde Ámbar iba porque tenía que asistir a la reunión de padres por la entrega de la libreta de calificaciones, producto de esta reunión los alumnos del colegio no tenían clases. En la mansión Ámbar se quedó con Rey en lo Sharon volvía de la reunión, mientras Ámbar estaba haciendo su tarea en la mesa del comedor Rey se encontraba en la sala sentado en el sofá terminando de acomodar los papeles contables, cuando acabo miro el reloj de pulsera y vio que era la cuatro y medo el hombre de cabello negro dio un suspiro de fastidio porque sabía que todavía faltaba que su amada volviera a la casa de la escuela, él la extraña mucho cuando los dos no estaba juntos.

De repente Rey sintió su estómago hacer ruido así que decidió que era hora de comer algo, junto todos los papeles y se levantó del sofá para caminar hacia el comedor donde Ámbar estaba con sus deberes.

- ¿Tienes hambre Ámbar? -pregunto él mientras dejaba en la mesa la pila de papeles que estuvo mirando antes.

- ¡Mucho! -respondió Ámbar mirándolo con diversión.

-Bueno que te parece si tomamos una rica leche con chocolate y para acompañar unas deliciosas galletas.

- ¡Eso me encantaría papi!

Rey miro a Ámbar con una sonrisa le hacía feliz que ella lo quiera como padre, él jamás se había puesto a pensar en esto, en ser padre, en el amor, todos esos pensamientos nunca cruzaron por su cabeza hasta que conoció a Sharon y Ámbar haciendo que su vida cambiara completamente, desde el primer momento que vio a su amada quedo flechado, en ese momento conoció que era estar enamorado por primera vez, y con Ámbar comprendió lo que significaba ser padre y la responsabilidad que eso era, aunque la pequeña de cabello rubio no era su hija de sangre él la quería y la sentía como una.

- ¿Qué pasa papi? ¿Te sientes bien? -pregunto Ámbar con preocupación al ver que Rey se había quedado en silencio y muy pensativo.

-No, no pasa nada, estoy bien, solo pensaba en que soy el papa más afortunado de todo el mundo por tener una hija como tú-contesto él con una enorme sonrisa mientras la miraba.

Ámbar también sonrío más grande al oír lo que su papá acabo de decir, ella también pensaba que era la niña más afortunada en tener un padre como él que siempre estaba cuando lo necesitaba, que jugaba con ella sin ningún problema ni enojo, además de que la hacía reír y sacar una sonrisa cuando ella estaba triste o llorando, él siempre buscaba la manera de sacarle un sonrisa, por las noches ella siempre le agradecía a Dios de que le haya dado a los dos padres más buenos y amorosos de todo el mundo. Luego de eso Rey fue a la cocina y trajo dos vasos de leche chocolatada y un plato lleno de galletas de animalitos favoritas de Ámbar, ambos disfrutaron de la leche y las galletas mientras que conversaban, Ámbar se mataba de la risa cuando su papá imitaba los animales de las galletas que iban agarrando, cuando terminaron Rey llevo todo a lavar y después se sentó en comedor con su hija para ayudarla con la tarea de matemática que entendía aun porque se trataba de un tema nuevo que recién comenzaron a dar, pasaron un segundos y Sharon al fin volvió a la mansión.

-¡Ya volví!-anuncio Sharon con una sonrisa mientras entraba a la sala y veía a sus dos personas favoritas.

- ¡Mama! -dijo Ámbar con alegría mientras corría hacia su madre para abrazarla.

- ¡Mi pequeña! -exclamo la mujer de cabello rubio abrazando con amor a su hija. - ¿Cómo te portaste con Rey?

- ¡Muy bien mami! Tomamos leche con chocolate y comimos galletas, luego papi me ayudo con algunas cosas que no entendía de la tarea de matemática-conto la niña mientras caminaba tomada de la mano de su mamá hasta el comedor.

- ¡Veo que ambos se divirtieron mucho!

-Claro que lo hicimos, ¿Pero dime mi vida como le fue Ámbar en este segundo trimestre? -inquirió Rey en lo que cargaba en sus brazos a su hija.

Por unos segundos Sharon se quedó callada mirándolos.

- ¡Di algo mami!

- ¡Sacaste las mejores notas de tu salón! Tu maestra me felicito no solo por tus excelentes notas, sino también por lo buena alumna y compañera en clases-expreso Sharon acariciando el rostro de su hija. - ¡Estoy muy orgullosa de ti! -Termino de decir la mujer de cabello rubio con una preciosa sonrisa.

-¡Yo también lo estoy Ámbar!-declaro él mirando la libreta de su hija con emoción.

- ¡Gracias mami, papi!

Rey bajo a su hija y le entrego su libreta la cual se fue a mirarla al comedor, él se acercó lentamente a su amada y la abrazo por la cintura para luego besarla en los labios con mucho amor.

- ¡Te extrañe mucho! Pasaron años desde que estuvimos juntos-dijo Rey entre besos.

-Solo pasaron dos horas Rey-contesto Sharon con diversión sin dejar de mirarlo.

-Sí, pero para mis dos horas fueron años, sabes que me pongo muy triste cuando no estoy contigo mi amor.

-Lo sé, yo también te extrañe, me hubiera gustado que me acompañaras a la reunión, pero justo hoy mi padre tenía su torneo de golf y no odia cuidar de Ámbar-comento la mujer de ojos verdes con seriedad.

-Lo entiendo, ¿Y cómo crees que le debe estar yendo?

-Aun no me ha llamado hasta ahora así que debe de ser que le está yendo bien, ha practicado mucho para hoy-respondió ella mientras acomodaba el cuello de la camisa de su amado.

-Sí, y ha roto muchas ventanas de la mansión-agrego Rey con gracia.

Sharon al oír eso le dio un suave golpecito en el hombro de él, luego acerco su rostro hasta el de Rey para mirarlo cariñosamente.

- ¿Te he dicho hoy que te ves preciosa mi reina?

-Sí, me lo has dicho.

- ¿Y te he dicho que te extrañe mucho cuando te fuiste a la reunión?

-Sí, también.

- ¿Y te he dicho te amo y que eres la dueña de mi corazón?

-Hum...no, o mejor dicho no lo recuerdo muy bien, creo que vas a tener que hacerme refrescar un poco la memoria -contesto Sharon con picardía.

Rey sonrió con diversión mientras abrazaba con más fuerzas la cintura de Sharon, para después inclinarse y besarla apasionadamente, se besaron hasta quedar sin aliento.

- ¡Te amo Sharon! Eres la única dueña de mi corazón, la mujer que más quiero, adoro en todo el universo-declaro él mirándola fijamente. - ¡Te amo mucho mi vida! Te amo tanto que nunca me cansare y dejare de decírtelo. -Termino de decir el con una increíble sonrisa mientras su corazón estaba a punto de explotar.

- ¡Yo también te amo Rey! Y jamás, escúchame bien, jamás voy a dejar de hacerlo-expreso ella con alegría, también sintiendo su corazón como loco por tener a un increíble hombre como él a su lado.

Ambos volvieron a compartir otro beso, esta vez más tranquilo y suave, este beso duro poco porque Ámbar los llamo.

- ¡Mami, papi! Vengan quiero mostrarles el dibujo que hice.

Sharon y Rey se sonrieron una vez más para luego tomarse de las manos y caminar hacia donde su hija estaba, cuando llegaron Ámbar les mostro con mucha emoción el dibujo que había hecho hoy a la mañana, en el aparecían los tres, Ámbar estaba en el medio mientras que Sharon y Rey se encontraban uno a la derecha y el otro a la izquierda, los tres sonriente en un día soleado en el parque. Ellos al ver el dibujo les encanto tanto que decidieron que lo colocarían en un marca para colgarlo en la sala, después de eso salieron un rato al jardín aprovechando la preciosa tarde que era, mientras sus padres disfrutaban de su té Ámbar les mostraba los trucos de patín que había aprendido, Sharon y Rey estaban muy sorprendidos y contentos de la pasión que su hija tenia por el patinaje, los dos se miraron sonriente sabiendo el gran futuro como patinadora que Ámbar tendría cuando sea más grandes.

One-Shots ShareyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora