El mismo sentimiento

440 21 8
                                    

Era temprano por la mañana en la mansión, y ya se podía ver el movimiento del personal por la casa. En el comedor la Sra. Sharon, Ámbar y Alfredo estaban desayunando, abuelo e nieta platicaban alegremente mientras que Sharon solo escuchaba sin decir una palabra. Se la podía ver cansada, y en su rostro se podía notar con facilidad las ojeras negras que tenía.

-¿Te sentís bien Sharon? – pregunto Alfredo mirando a su hija con preocupación.

-¡Sí papá!- dijo ella tomando su te.- ¿Por qué lo preguntas?

-Porque estas muy callada, te noto agotada, y no me gusta las ojeras que tienes.- respondió el anciano mirando con seriedad.

-¡Estoy bien! Solo un poco cansada - comento Sharon dejando la taza en la mesa.

-¡Estas segura madrina! – dijo Ámbar mirándola también. -Por qué no parece.

-Ya les dije que estoy bien- respondió ella empezando a fastidiarse por tantas preguntas.- ¡Solo es cansancio! – termino de decir ella.

-Bueno en ese caso deberías descansar un poco más hija, te podes enfermar si seguís así.- dijo Alfredo muy preocupado por la salud de ella.

-¡No es nada papá! – Respondió la mujer de pelo rubio con enojo.- En vez de estar preocupándose tanto por mí, no deberías apurarte que vas a llegar tarde al colegio no Ámbar. Termino de decir ella mirando a su ahijada con seriedad.

-Sí, tienes razón madrina, mejor me voy- dijo la chica con una sonrisa fingida. -¡Adiós madrina! ¡Chau abuelo!

-¡Nos vemos nietita querida! Cuando vuelvas retomamos las clases de computación.- respondió el hombre de edad con una sonrisa.

-¡Por supuesto!

Después de que Ámbar se fuera, Sharon y Alfredo se quedaron solos.

¡Que linda que es mi nieta! – comento él con una sonrisa

Sharon solo sonrió.

-Bueno, yo me voy a buscar mi Tablet, y me voy al jardín para inspirarme un poco para escribirle un poema de amor para Rosa de las mareas.- dijo Alfredo con una sonrisa mientras se levantaba de la silla.

- Papá está bien que estés enamorado, pero no quiero que dejes de hacer tus ejerciós.

-¡Claro que voy hacer mi ejercicios, pero primero quiero escribirle el poema para Rosa!.- respondió el hombre de edad con una sonrisa.- El amor es así, aunque algunos prefieran no admitirlo.- termino de decir el mientras miraba a su hija.

-¡Papá por favor te pido que no empieces de nuevo con eso! – respondió Sharon enojada.

-Pero hija no te pongas así, no es un crimen enamorarse! – comento el con una sonrisa.- ¡Especialmente de un Rey!

-¡Papá termínala!

-Te pones nerviosa cuando hablamos de Rey, bueno ese es normal cuando uno siente algo por alguien y no lo quiere confesar.-dijo Alfredo entre risa.

-Ya te dije miles de veces que entre rey y yo no pasa nada.-respondió ella cansada de este tema.- ¡Rey es un empleado y nada más!

-¡Si claro! Por eso están todo el tiempo juntos, hablando bajito cuando están solos – comento el padre apoyándose por la silla.- ¡No van a poder esconder lo que sienten por mucho más tiempo!

Sharon estaba por contestarle cuando de repente llego Rey.

-¡Buenos días Sra. Sharon! – Saludo Rey con una sonrisa.- ¡Buenos días Don Alfredo!

One-Shots ShareyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora