Por la tarde Rey caminaba por el jardín junto a su sobrino Gabriel que por asuntos personales había llegado para vivir un tiempo con él en la mansión, está agradecido de que Sharon al final si acepto que su sobrino se quedara porque al principio cuando él se lo comento ella se había enojado mucho, no quería saber nada de que el chico viniera pero luego de un día para el otro Sharon cambio completamente de opinión permitiendo que Gabriel podía quedarse, pero eso no fue todo, desde ese día él noto cambios notorios en ella, estaba más conversadora, más tranquila, siempre sonriente y sobre todo su trato con él era bueno, ya no le gritaba, no le criticaba errores y mucho menos lo llamaba inútil o inoperante cuando no traía la información que necesitaba para encontrar a su sobrina Sol, no sabía porque estaba actuando así pero estaba contento de ver ese cambio porque él sabía que Sharon no era una mala mujer, solo demostraba siempre ese lado frio y distante para no demostrar sus verdaderos sentimientos. Rey decidió dejar estos pensamientos para luego, y seguir caminando y conversando con su sobrino, él le pregunto cómo le había ido su primer día en el Blake South College ya que Sharon también le consiguió un banco al igual que lo había hecho con Luna, Gabriel iba al mismo salón que Ámbar que también por otro lado se estaba comportando bien, era amable y servicial con Gabriel ofreciéndose siempre para todo lo que su sobrino necesitaba saber de la cuidad, Rey de todas formas tenía sus sospechas de su raro comportamiento ya que conocía a la perfección a la chica de cabello rubio y todas sus manías.
Ellos siguieron caminando hasta que se encontraron con Don Alfredo que estaba sentado tomando el té, mientras estaba con su Tablet escribiendo un poema para su vieja novia del pasado con la que se volvió a comunicar después de muchos años.
- ¡Don Alfredo!
- ¡Rey! ¡Gabriel! -dijo el hombre levantando su vista de la pantalla. - ¿Cómo están? -Termino de preguntar él con una sonrisa.
- ¡Estamos bien! -respondió Rey mientras se sacaba sus lentes oscuros, y los guardaba en su bolsillo de arriba de su saco.
- ¿Qué estaba haciendo Sr. Alfredo? -inquirió Gabriel mirando lo que el hombre de edad estaba escribiendo en su Tablet.
-Estaba tratando de escribir un poema de amor para Rosa de las Mareas, pero no se me ocurre nada, ya hice barrios borradores, pero ni uno me cómbese-conto él con tristeza al no poder hacer un poema para su amada.
-Bueno tal vez yo pueda ayudarlo, soy bueno escribiendo poemas-sugirió el chico de ojos verdes con una pequeña sonrisa.
- ¡De verdad lo decís! ¿Me puedes ayudar con el poema para Rosa?
El chico de cabello castaño asintió con una sonrisa más grande, luego se puso a pensar en un poema, cuando se le ocurrió uno se lo digo a Don Alfredo:
-Se que ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez, pero te juro que mi corazón y mi mente nunca se olvidaron de vos, de tu sonrisa, de tu alegría, tu mirada y sobre todo de la forma en la que me amaste, que de solo recordarla hace que mi corazón te ame mucho más de lo que siempre te ame-recito el chico sin dejar de mirar al hombre de cabello blanco.-¿Qué le pareció?- pregunto Gabriel con nerviosismo de que no le haya gustado el poema.
- ¡Me encanto Gabriel! Si que eres bueno con los poemas, creo que encontré alguien que me pueda ayudar hacer poemas para mi Rosa-respondió Alfredo sin dejar de sonreír mientras el chico de ojos verdes asentía con la cabeza también sin dejar de sonreírle.-Y ya que eres muy bueno con los poemas Gabriel, deberías darle un empujón a tu tío a ver si así se anima a escribir lo que con palabras no se anima a confesar.-Termino de decir él mirando con una gran sonrisa a Rey quien se puso nervioso rápidamente.
- ¿Ayudar a mi tío? ¿Este enamorado tío Rey?
- ¡No!
- ¡Claro que lo está! Pero no lo quiere admitir, ya le he dicho miles de veces que tiene que perder el miedo, y confesarle a mi hija todo lo que siente por ella.
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One-Shots Sharey
FanficDiferentes historias sobre nuestra pareja favorita de adultos más shipiada de soy Luna