Sharey

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Rey y Don Alfredo volvían a la mansión luego de que ambos estuvieran campo de golf.

- ¡Gracias por acompañarme Rey! Con la práctica de hoy estoy más que listo para el torneo de mañana-dijo Alfredo mirándolo con una sonrisa.

-De nada Don Alfredo, estoy seguro de que mañana le ira muy bien en el torneo, además usted ha entrenado por meses, está más que listo-contesto Rey sonriente sin sacar su vista hacia adelante del camino.

La relación de ambos ahora era mejor de la que en un pasado había sido, Alfredo estaba muy agradecido con Rey no solo por su trabajo en la mansión y porque le estaba ayudando para el torneo, sino por ser quien rescato a las tres personas más valiosas que tenía en su vida, y esas eran sus nietas y su hija, nunca olvidaría que gracias a él ellas están vivas. Cuando Sharon había intentado incendiar la mansión para destruir el cofre de su cuarto, Luna y Ámbar entraron para impedir que Sharon lo haga pero no lo lograron y quedaron atrapadas las tres en las llamas, Rey entro a rescatarlas arriesgando su propia vida al hacerlo, luego él fue uno de los pilares para ayudar a Sharon a cambiar su manera de ser lo que ella esperaba un donante para su vista, después de la operación Alfredo estaba feliz de que su hija haya cambiado y ahora era una buena persona, y que observaba como emoción como Rey y ella habían cambiado mucho su relación y sospechaba y deseaba que pronto ellos dos terminaron juntos, el hombre de edad no quiso hacer ni un comentario sobre el tema ahora porque Rey estaba manejando y no quería ponerlo nervioso, solo tendría que esperar que Sharey siguiera su rumbo hasta que fuera oficial.

Al recordar como Ámbar y Luna los habían nombrado oficialmente a la pareja de ellos dos, le hizo dar una carcajada.

- ¿Qué pasa Don Alfredo, de que se ríe? –pregunto el hombre de cabello negro mirando brevemente al hombre de edad.

-Nada, algo que recordé-respondió él con una sonrisa más grande.

Rey no le pregunto nada mas solo sacudió la cabeza sin dejar de sonreír, pensaba que tal vez estaba recordando la broma que le había hecho a Tino y Cato hoy en el desayuno, así que solo continúo manejando hasta llegar a la mansión, cuando llegaron ambos hombres salieron del auto, Rey abrió el baúl del auto y saco el bolso con los palos de golf de Don Alfredo, ellos estaban por entrar cuando justo Sharon llego.

- ¡Hija! Que alegría verte-comento Alfredo con una enorme sonrisa al verla.

- ¡Hola papá! -dijo Sharon salándolo para luego mirar a Rey. - ¡Hola Rey! -Termino de decir ella también salándolo.

- ¡Hola Sharon! -contesto él con una mirándola embobada mente! - ¿Cómo estás?

- ¡Excelente! -respondió ella también perdida en la mirada de él.

Alfredo antes esto sonrió deicidio que tenía que dejar solas tal vez esto ayudaría que los dos se confiesan sus evidentes sentimientos uno por el otro.

-Voy a entrar a dejar mis cosas de golf, usted porque no van al jardín, le pediré Amanda que nos prepare el té y los tres conversamos un rato.

-Me parece bien papá-expreso Sharon mirando ahora a su padre sin dejar de sonreír.

Él le devolvió la sonrisa para luego entrar a la casa y dejar a los dos solos, Sharon volvió a mirar a Rey con una sonrisa a lo que él sintió como su corazón se aceleró.

- ¿Vamos al jardín?

- ¡Claro!

Ello dos fueron al jardín, en lo que caminaban, los dos conversaban como muchas veces hicieron desde que Sharon salió del hospital luego del incendio ella había cambiado mucho su forma de ser, ya no era la Sharon que tiempo atrás era, ahora era dulce, más simpática, le encantaba conversar y se preocupaba por todos, Rey se sentía feliz de que luego de todo lo que haya pasado, ella pudo ver que estaba equivocada y arrepentida de todo el daño que había causado. Ahora podía pasar tiempo con ella sin temer que Sharon se enojara y lo echara para estar sola.

One-Shots ShareyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora