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Los días pasaron y todo empezó a torcerse. El mundo de un Idol era a veces muy complicado.

Jungkook estaba sentado en el sofá del salón de su apartamento, miraba al vacío, y no se sentía muy bien.

Habían grabado el FESTA de 2022, un año que traería muchos cambios a sus vidas como grupo. El capítulo sería transmitido dos días después de su grabación.

El FESTA era una quedada que tenían los siete para celebrar cada año que estaban juntos como grupo, lo hacían junto a ARMY que los seguían con ilusión desde la distancia. Pero esta cena de aniversario no la iban a olvidar jamás, ni ellos ni el fandom tampoco. Iba a ser distinto a los anteriores, sería el antes y el después a toda su trayectoria como BTS.

Habían llorado al ver que Namjoon lo hizo primero, no pudieron reprimir los sentimientos que se agolpaban por lo que habían vivido año tras año.

Habían llorado al ver que Namjoon lo hizo primero, no pudieron reprimir los sentimientos que se agolpaban por lo que habían vivido año tras año

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Estaban tan cansados. Era mucho el trabajo que habían hecho. Los años no perdonaban. Las ideas no fluían tan rápido como antes y querían encontrase a sí mismos. Se lo merecían.

Pero el dolor que sentían era por ARMY, habían estado ahí desde el principio, les iban a romper el corazón en cuanto se enterasen de la situación, y eso les dolía.

Ya era hora de trabajar individualmente, fluir en algo que les trajera una compensación personal, pero iban a estar separados y eso era tremendamente doloroso y les daba miedo enfrentarse a las posibles críticas y desilusiones.

Jungkook no pudo reprimirse y se desmoronó. Tae intentó calmarlo aunque él mismo tampoco estaba muy bien.

Desde el sofá donde estaba sentado intentaba poner en orden sus sentimientos

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Desde el sofá donde estaba sentado intentaba poner en orden sus sentimientos. Todo iba a cambiar y no sabía si sería tan fuerte como todo el mundo esperaba que fuese.

Estuvo en silencio intentando tranquilizarse y pensar coherentemente. Pero TN se coló en su cabeza con mucha frecuencia.

Sabía que debía llamarla, ya lo tenía todo planeado, no podía haber otra cosa.

Agarró el teléfono y se lo puso contra su frente, cerró los ojos y maldijo en voz alta.

—Joder...mierda...lo siento.

ME ENAMORÉ DE UNA ARMY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora