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Jungkook tenía a Bora en sus brazos y le hacía toda clase de carantoñas, era lo más valioso que tenía ya en su vida.

—¡Muchacho! ¿Puedo ver a mi nieta? —le dijo de pronto el padre de TN.

Él lo miró, era corpulento y más alto que él, un hombre del ejército en toda regla, le hablaba autoritario y serio.

—Claro, señor... aquí la tiene —se la extendió y se la puso en los brazos.

El hombre cambió su carácter al mirar a su niña, vaya con Bora, lo tuvo en sus manos con solo horas de nacida.

Después de un rato se la dio a TN para que le diera de mamar y clavó de nuevo sus ojos en Jungkook.

—Muchacho...Tú eres el padre de ésta niña ¿Verdad? —se acercó a él y Jungkook tragó fuerte.

—Sí señor —se echó hacia adelante y le hizo una reverencia completa, la de mayor respeto. Estaba por poner sus rodillas al suelo y hacer la que se hace a los padres pero se sintió violento.

El otro tenía la mano entendida para dársela. Allí estaban los dos cada uno con las costumbres de sus países.

El padre de TN tosió y se guardó la mano en el bolsillo de su pantalón.

—Papá —lo llamó TN— ellos saludan con respeto a sus mayores de ese modo —dijo con una sonrisa.

—Muy bien, me gustan los jóvenes que tienen respeto a sus mayores —a Jungkook se le iba a salir el corazón por la boca, que intimidante era el padre de TN.

—Bueno muchacho —siguió aquel— nadie puede dudar que le diste a mi hija una niña fuerte y preciosa ¿Pero puedes mantenerlas?

—¡Papá! Que yo tengo un buen trabajo, Jungkook no tiene que mantenernos —a TN no le gustó la presión de su padre.

—No dude de eso señor —se apresuró a decir él— tengo lo suficiente para que a ninguna le falte de nada —lo dijo orgulloso.

—De verdad que no hace falta —ella lo miró avergonzada.

—Un hombre es un hombre hija y espero que al que has elegido como marido sea uno completo —lo miró con los ojos entrecerrados— porque un hombre no es sólo hacerle una barriga a una mujer ¿Verdad hijo? —y le dió una palmada en la espalda a Jungkook que lo hizo echarse hacia adelante de forma un tanto violenta.

—No...no...por supuesto que no señor —le decía tosiendo y nervioso.

—Por favor papá...que él no es uno de tus soldados —se quejó ella por la actitud que estaba teniendo su progenitor.

—¿Dónde viviréis? —la pregunta se quedó allí para que los dos se mirasen, ¿Qué iban a contestar? Si aún no sabían si estarían juntos de nuevo.

El padre los miró extrañado.

—¡No me digas que no tienes trabajo ni casa!

—Claro que tengo trabajo señor, y un enorme apartamento también —corrió a decir.

—Ah...estupendo, pues después me instalaré allí con mi hija y mi nieta si no es mucha molestia por unos días.

TN miraba a Jungkook con los ojos desencajados para que le dijera que no, pero él solo levantaba los hombros. ¿Cómo iba a atreverse a decirle que no a tremendo grandullón? Encima le debía respeto.

—Como quiera señor, mis padres también vendrán por unos días, así que iré a preparar todo para que estén cómodos —después de todo era una oportunidad de tener a TN cerca.

Al día siguiente estaban todos en el apartamento de Jungkook. La madre de ella solo la vio por unas horas, nunca se llevaron bien y se despidió sin más.

Pero su padre y los padres de Jungkook estaban en el apartamento de éste.

—Me alegro de que me hayas dado una nieta tan bonita TN —le decía la señora Jeon con una sonrisa mientras tenía la niña en brazos.

—Gracias señora —ella estaba toda roja.

Eran los padres de Jeon Jungkook y era la primera vez que los veía en persona.

—Tiene unos ojos preciosos hija —el señor Jeon estaba que babeaba— es una mezcla de los dos y eso será único en mi nieta —lo decía todo orgulloso.

—Espero que su hijo sea un buen padre y un buen marido —dijo su padre se pronto y ella se tensó.

Su padre era un pedacito de pan pero cuando se trataba de defenderla no medía sus palabras. Solo estaría en ese apartamento hasta que se fuera de la ciudad. No quería problemas.

—Señora Jeon ¿Puede quedarse un momento con la niña? Tengo que hablar con su hijo un momento —le dijo y la otra asintió con una sonrisa.

—Vete hija, tener a mi nieta en brazos es un orgullo para mí.

Ella le sonrió y se adentró en aquella vivienda enorme. Todo estaba muy limpio y precioso, tenía buen gusto y a ella le encantó.

No sabía dónde estaría y despacio fue recorriendo todas las estancias. Hasta que escuchó sus quejidos, unos que la hicieron tragar. Se oía exageradamente sexi.

Lo vio subiendo y bajando de una barra de metal que agarraba fuerte con sus grandes manos. Los músculos de sus brazos y los de sus piernas se tensaban en cada esfuerzo que hacía.

¡Dios! ¿Como no quedar allí pegada a tremendo espectáculo?, sus muslos doloridos y su sexo que aún le dolían, se le contrajeron.

Era mucho el tiempo que llevaban sin estar juntos de ese modo.

Él volvió su rostro y la vio allí parada. Saltó al suelo y se incorporó. Estaba jadeante y sudado.

Estaba vestido con sólo un pantalón corto de punto negro y su pecho totalmente al descubierto, sus tatuajes del brazo derecho se le veían al completo y las venas de sus brazos se le marcaban más que nunca.... Todo él quedó ante ella para hacerla delirar.

Él sabia esa mirada que significaba, sabía que ella aún se sentía atraída y le gustó....mucho le gustó.

Se puso delante y la miró con una sonrisa que dejaba claro quién era Jeon Jungkook cuando se lo proponía.

—¿Me buscabas? —le dijo con una voz que recorrió el cuerpo de ella y la hizo suspirar.

—Tenemos que hablar, la situación se está yendo de las manos, no podemos hacerles creer que seguimos juntos —consiguió decir absorta en la belleza que mostraba últimamente, estaba más guapo, más sexi y más todo que nunca.

—Ven hablemos en mi habitación, no quiero que oigan lo que decimos —le agarró la mano y la entrelazó con la suya.

Ella como si fuese la serpiente hipnotizada por la melodía de la flauta, lo seguía sin rechistar...

Ella como si fuese la serpiente hipnotizada por la melodía de la flauta, lo seguía sin rechistar

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