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—Wouuuu JeyKey....cómo vienes hoy ¿No? —dijo Jimin cogiendo y tirando de los laterales de la chaqueta de Jungkook de forma divertida.

Iba todo vestido de negro, era una chaqueta, camiseta, pantalón y botas a juego con el atuendo para montar en moto. Un deseo para cualquier fan que se haría viral en cuanto lo vieran en una foto.

—Le tengo una sorpresa a TN para cuando salga del trabajo —dijo muy contento.

Llevaba una cola que recogía parte de su cabello. Había echado su pelo largo hacia atrás, últimamente es que se lo había dejado crecer para el delirio de TN y de todas las que suspiraban por ese JK malote al que representaba.

—¿Y eso? —le señaló Taehyung, que llegaba en este momento, el pelo recogido arriba.

—Solo me molestaba en los ojos y tengo que ponerme el casco.... además ¿A vosotros que os importa? Tanto preguntar ¡Qué molestos sois! ¿Vamos a ensayar de una vez? O vamos a estar hablando de mí todo el día —dijo levemente enfadado mientras los otros dos reían a carcajadas.

—Antes una foto para recordar —dijo Tae.

Los tres se pusieron para complacer a su amigo.

Estuvieron parte de la mañana ensayando, tenían premios que recoger y actuación de infarto en THE FACT MUSIC AWARDS 2022 además del concierto gratuito en Busan

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Estuvieron parte de la mañana ensayando, tenían premios que recoger y actuación de infarto en THE FACT MUSIC AWARDS 2022 además del concierto gratuito en Busan. Estaban exhaustos pero felices. Aunque Jungkook había quedado en hablar cuando todo ésto pasara con Bang PD. Tenían que arreglar lo de TN y su hija, quisieran o no esa sería su petición.

Se despidieron después de unas horas arduas de trabajo donde estuvieron todo el grupo junto.

Salió Jungkook fuera de la compañía con dos cascos en sus brazos y un bolso grande de piel. Iba a recoger a su chica especial.

TN estaba recogiendo sus cosas en su despacho. Tenía que ir a por Bora a la guardería, tenía dos años ya, que grande se estaba haciendo. Se parecía mucho a Jungkook y ella moría de amor por eso.

—¿Ya te vas? —le preguntó su compañero Mark, un estadounidense que estaba enamorado de ella pero que nunca se atrevió a decírselo.

Era un hombre rubio con unos mechones rizados que caían en su frente y lo hacían irresistible, ojos grandes y azules, duros pectorales que se marcaban tras su camisa blanca, pantalones ceñidos a unos glúteos trabajados en el gimnasio y bastante alto.

—Sí, necesito descansar. Estoy agotada después de la guardia de hoy en urgencias —le dijo con voz cansada.

—Vamos, te acompaño a la salida —le sonrió Mark, ella asintió y cogió su bolso antes de salir.

Los dos pasearon por el pasillo que daba al exterior hablando de los casos médicos que tenían cada uno en el hospital.

Bajaron los grandes escalones y quedaron en la calle.

ME ENAMORÉ DE UNA ARMY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora