Capítulo 23: Allana

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Klaus no había venido por mí durante la tarde, ni siquiera me había enviado un mensaje y no sabía si preocuparme o no

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Klaus no había venido por mí durante la tarde, ni siquiera me había enviado un mensaje y no sabía si preocuparme o no. No tuve que caminar sola, uno de sus hombres apareció en mi puerta a la hora acordada, pero no era Klaus y no me dijo nada respecto a la razón de que él no apareciera.

Y no es como si no lo hubiera intentado. Porque lo hice, pero él no dijo nada, es más, ni siquiera me saludó cuando llegó. Simplemente hizo un movimiento con su cabeza hacia la camioneta. Por el camino abro una cuenta de Instagram falsa que me creé con el solo objetivo de revisar la cuenta del hijo de puta del senador Davis.

Bufo cuando veo las publicaciones que hablan sobre los derechos de los niños, de las que hablan sobre la importancia de la democracia y las que se refieren a la justicia, y con su estúpido discurso de que cualquiera que cometa un delito debe pagar. Entro a sus historias y veo una que me saca una sonrisa.

—La polícia está buscando al culpable o la culpable de la horrible tortura a la que sometieron a mi esposa...

Bloqueo el celular cuando la camioneta llega al edificio.

—Adiós —le digo al tipo. Él hace una movimiento con su cabeza y arranca apenas me bajo de la camioneta.

Parece que a todos estos hombres les faltan modales o son mudos.

Subo rápidamente hacia mi piso. Aun me cuesta creer que Venus me haya otorgado este departamento con todo amueblado y sé que tengo que retribuirle esto con mi lealtad. A diferencia de lo que Klaus y Mason puedan creer, no tengo ninguna intención de dañarla. Mi mamá me enseñó a ser agradecida y siempre voy a estar en deuda con Venus por esta oportunidad.

Puedo entender a Klaus y su lealtad hacia ellos.

Hablando del rey de Roma, ¿estará bien? Porque no me ha enviado ningún mensaje.

Decido que yo se lo enviaré.

¿Estás bien?

Dejo el teléfono en la mesa y voy hacia la habitación para encontrar un conjunto sobrio. He pasado muchos días inactiva y tengo que empezar a observar a ese hijo de puta y quizás hacerle una visita a mi querida tía para terminar el trabajo. Cuando estoy lista, agarro mi celular para encontrar un mensaje de Klaus.

Sí.

Frunzo el ceño. Hombre de pocas palabras incluso por mensaje.

¿Por qué no viniste por mí?

Tuve cosas de las que ocuparme.

¿Qué cosas?

No te incumben.

Suspiro molesta, pero sé que tiene razón. Sin embargo, una molesta idea se me pasa por la cabeza. ¿Estará con esa mujer del club Diosas? Espero que no, porque quedó más que claro que puedo darle lo que él necesita. A los dos nos gusta el sexo sucio.

Perversas Obsesiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora