Miré a todos los que estaban de pie.
Y tenía que reconocer que estaba jodidamente excitado.
Allana me había puesto así. Al principio estaba nervioso, alerta en caso de cualquier cosa que sucediera. Sin embargo, ella me demostró que podía perfectamente sola. Siempre le dije que ella sería la líder, pero fue en ese momento que realmente todo se confirmó.
La mirada letal en su rostro, sus movimientos ágiles y perfectos. Cómo jugó con ellos como la presa que eran. Allana en ese momento era el depredador, y todos los que estaban aquí lo vieron, ahora sabían de lo que era capaz. Completamente apta para el puesto, sin embargo, algunos tuvieron el valor para no arrodillarse ante mi reina.
Y estaba ansioso por matarlos.
—¿Cómo quieres que los maté? —le pregunto a Lana.
Ella sonríe de forma oscura.
—Merecen sufrir —dice en voz alta—. Merecen sufrir por faltarle el respeto a su nueva líder.
—Entonces, creo que será mejor llevarlos a las jaulas —dice Ryu al lado de Allana—. En la Yakuza, las muertes rápidas no existen.
—Perfecto —concede, Allana—. Llévenlos a las jaulas.
Unos hombres se levantan y agarran a los que no se arrodillaron. Los golpearon haciendo que ellos cayeran al suelo, y así se los llevaron. Me impresionó cómo ellos se levantaron para seguir sus órdenes sin siquiera cuestionar o dudar. Como en piloto automático.
—¿Qué es esto, Ryu? —gritó su madre mirándonos, cuando ya todos se habían ido—. ¿Cómo es posible que hayas traído a la bastarda de tu padre?
Allana dio un paso adelante, pero la tomé del brazo. Me miró y yo le transmití lo que ya habíamos hablado. Tendría su momento, pero antes iba a tener que decirle a Ryu. No podía matar a su madre sin haberle dicho a su hermano. Necesitaba su aprobación, porque no soportaría perderlo a él también. Me daba cuenta de lo mucho que Allana se estaba aferrando a Ryu.
—Cuidado con tu boca, madre. Recuerda que ella es tu nueva líder —le advierte Ryu con voz firme.
—¡Pero tú tenías que tomar el lugar! —exclamó sin poder creérselo—. ¡Eres su hijo legítimo!
—Allana es su primogénita —responde tranquilamente su hijo—. Y ahora, será mejor que te dirijas con respeto a ella, no querrás terminar en las jaulas.
Su madre abrió los ojos, sorprendida por las palabras de su hijo. Era claro, que él no intermediaría si se diera la situación, lo que me parecía perfecto. Estaba más que a favor de que ellos dos tuvieran una buena relación de hermanos. Esta era su oportunidad, y no debían desaprovecharla.
La madre de Ryu dio media vuelta y se alejó de nosotros sin antes ver la sonrisa maliciosa que Allana tenía para ella. A mi chica deben de estar picándole las manos por ponerlas sobre ella y matarla de una vez por todas.
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Perversas Obsesiones.
RomanceKlaus. Vivi años con un odio dentro de mí que podría haberme destruido por completo si le hubiera dado ese poder. Yo era una máquina de matar, lo sabía, había guardado mis emociones bajo llave y nunca nadie podría verlas realmente. Excepto ella, con...