Ese hombre...
Ese hombre con el que choqué era tan alto que tuve que mirar hacia arriba y eso que yo no era de una estatura pequeña. Y la cicatriz que recorría su rostro, dios, deben haberle hecho algo horrible.
Era serio, pero cuando puso su mano en mi cintura afirmándome y librándome de caer, sentí un calor recorrer por todo mi cuerpo como nunca había sentido. Y su voz, tan ronca; sus ojos azules y fríos casi me hicieron estremecerme.
Carecía de vida su mirada.
Entré al club y me dirigí a la barra, en ningún lugar estaba el nombre del club Diosas por lo que por un momento pensé que me había equivocado. Una chica se acercó a tomar mi pedido.
—¿Qué te sirvo?
—Necesito encontrar a Mason Cox, me dijeron que este era el club diosas.
Enarcó una ceja y me miró con detenimiento. Asumí por su actitud que este era el lugar correcto.
—Voy a llamar a Jordan, el dueño del lugar.
Se alejo y escribió algo en su teléfono y luego volvió a atender a los otros clientes que la llamaban. Habían más personas atendiendo, tanto hombres y mujeres. La música era alta y la pista de baile estaba llena de personas tan pegadas que bien podrían estar follando.
Recuerdo mis días de fiesta, nunca me emborraché, pero disfrutaba bailando con mis amigas mientras veía a los hombres comerme con la mirada. Pero yo era una chica dulce, no tenía aventuras de una noche. Aunque las hubiera querido, sobre todo cuando algunos hombres se me acercaban y sentía su aliento en mi cuello y su erección en mi culo.
Pero, como dije, yo era una chica buena.
Ahora no lo era, nada me detenía, pero tenía un objetivo y primero era encontrar a Mason y rogarle que no matara a Davis, que era mi objetivo. Y luego podría divertirme un poco.
Un hombre llega a mi lado, estoy a punto de decirle que no estoy interesada, pero me mira de arriba abajo como si me estuviera analizando.
—Me dijeron que buscas a Mason —dijo.
—Supongo que eres Jordan.
—¿Tú, eres?
—Allana.
—¿Qué quieres con él?
—Me gustaría hablarlo con él.
Enarca una ceja y se cruza de brazos.
—¿Crees que Mason se va a juntar con cualquier persona que llega a preguntar por él? —No digo nada, porque la verdad no lo sé.
—No quiero hacerle daño —dije y él enarco una ceja divertido porque probablemente yo no tendría ninguna oportunidad con él—. Pero necesito su ayuda, solo él puede ayudarme.
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Perversas Obsesiones.
عاطفيةKlaus. Vivi años con un odio dentro de mí que podría haberme destruido por completo si le hubiera dado ese poder. Yo era una máquina de matar, lo sabía, había guardado mis emociones bajo llave y nunca nadie podría verlas realmente. Excepto ella, con...