Capítulo 12: Allana

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¡Es insufrible!

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¡Es insufrible!

Y volvió a amenazarme como si nada. Aunque no puedo enojarme, porque sí me referí de forma horrible a las mujeres que trabajan en el club Diosas, pero porque estaba furiosa de que él prefiriera estar con una mujer a la que le paga, en vez de coger conmigo que literalmente me ofrecí en bandeja.

Y a pesar de todo eso, sigo queriendo estar con él.

¡Soy un desastre!

Pero eso ya lo sabía. Siempre intenté disimularlo, pero ahora simplemente no tengo por qué esconderlo. Nadie va a regañarme. Venus vuelve de la bodega con la otra chica y ésta se despide de mí y se va dándole un asentimiento de cabeza a Klaus.

Y él...

Él se lo devuelve con educación.

Lo fulmino con la mirada, y a pesar de que no tiene una sonrisa en su rostro, sus ojos brillan con diversión. Me doy vuelta enojada, no es como si vaya a darme por vencida, esa no soy yo.

Quiero a Klaus, y voy a tenerlo.

Simplemente tendré que cambiar mi estrategia y sé perfectamente cómo hacerlo. Los hombres no son criaturas difíciles e imposibles de decodificar, solo hay que saber cómo quebrarlos.

Fingen que piensan con su cabeza de arriba, pero al final del día lo hacen con la de abajo.

—Bueno, este es el lugar —me dice Venus—. Solía trabajar aquí antes de que Mason la comprara, pero ahora con Xander, no tengo tiempo para estar aquí y en serio quiero trabajarla.

Asiento con la cabeza.

Cuando me llamó en la mañana, dije que sí de inmediato. Necesitaba un trabajo y qué mejor que bajo el ala de Venus. Además, nadie me buscaría en una librería.

—Te agradezco mucho que me des esta oportunidad —le digo—. Que confíes en mí a pesar de que recién me conoces.

Ella me mira por unos segundos y luego sonríe.

—Seguro que has escuchado de mí. No creo que seas tan ilusa como para intentar traicionarnos sabiendo que Mason te mataría —me dice y no suena como una amenaza—. Pero, no creo que lo vayas a hacer y entiendo por lo que estás pasando. Esta podría ser tu prueba de confianza. Si la pasas, seguro que Mason te dará su protección.

Creí que una vez que saliera de la cárcel nunca más iba a necesitar protección, y aquí estoy, otra vez en este maldito círculo vicioso.

—Estaba pensando, que como es peligroso que andes por la calle, Klaus podría traerte a esta hora y luego llevarte a casa.

Un gruñido en la parte de atrás logra que Venus aparte su mirada verde de mí. Ella rueda los ojos y me sonríe.

—Estos hombres, son más animales que hombres. Se la pasan gruñendo por cualquier cosa.

Perversas Obsesiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora