Este capítulo esta dedicado a mis chicas del grupo de Whatsapp jaja y sobre todo a la Tere que dijo que necesitaba que Yoshio fuera apuñalado jjaja
+++++++
Mi cuerpo se queda estático.
Tieso, como si estuviera muerta.
No puedo dejar de mirar a Mason, quien me mira con una sonrisa maliciosa. Como si esto fuera la mejor puta sorpresa que había dado en días. No sé si quiero matarlo a él o el hombre que está frente a mí. Mi cuerpo suda frío. Quiero creer que esto es mentira, pero Mason no juega.
Esta es la puta razón por la que estaba obligada a venir a esta mierda de cena.
El cuchillo en mi mano pica, parece que arde y quema mi piel en carne viva. No puedo oír nada más que el latido de mi corazón golpeando en mis sienes. Mi cuerpo tiembla, por un momento pienso que mis piernas van a ceder.
Escuchaba una voz, pero era como si estuviera en túnel o debajo del agua. De todas formas, quizás estaba debajo del agua porque mis pulmones ardían por encontrar el aire que esas palabras me habían quitado.
No podía ser verdad.
Él no podía estar frente de mí.
Pero Mason acababa de usarme como un maldito peon en su tablero.
No pienso en nada más cuando levanto el brazo y lanzo el cuchillo directo a su cabeza. Espero ver como la vida se apaga de sus ojos, pero una mano lo detiene antes de que se entierre en su cráneo. Sigo la mirada de Mason hacia Venus, que tiene el cuchillo en sus manos y me mira con enojo.
¿Con enojo?
¡Si yo soy a la que acaban de tirar debajo del puto tren!
—Allana —la voz de Klaus me hace girarme hacia él.
Me mira preocupado e igual de sorprendido que yo al escuchar lo que acaba de pasar.
—¡Allana. Cálmate! —me gruñe Venus. Casi mato a su hombre, pero esto me está matando adentro del pecho.
Tengo que sacarlo, deshacerme de esto.
—¡¿Qué me calme?! —grito sin poder contenerme—. ¡¿Quién mierda eres?!
Miro a Yoshio, quien parece tan indiferente como si Mason no acabara de decir que es mi padre. Pero claro, cuando él vino hasta aquí supongo que ya lo sabía.
No puedo evitar en todos los horrores que tuve que pasar, en el hecho de que mi madre se haya casado con ese hijo de puta porque él nos abandonó. Y ahora aparece, con otro maldito hijo del que sé hizo cargo.
—Amaba a tu madre —dice él, luego traga saliva—. Nunca he dejado de amarla.
Me paso por encima de la mesa agarrando el cuchillo de su lado y colocándoselo en el cuello. Él tira la cabeza hacia atrás intentando alejarse del cuchillo, pero no lo dejo. Su hijo, a su lado, simplemente me mira con un brillo en sus ojos.
—Deseaba conocer a esa bestia tuya —dice Mason, encantado
No lo miro. Pero un gruñido que no reconozco sale desde el fondo de mi garganta. Nadie se mueve, todos están a la jodida espectación. Espero que alguien me saque de encima, pero nadie lo hace. Ni siquiera cuando hago un corte en su cuello y un hilillo de sangre baja por su piel.
Él no hace ninguna mueca. En su mirada solo hay curiosidad, y lo que parece ser algo de fascinación.
¡Que se joda!
Aparto el cuchillo y se lo entierro en el hombro con todas mis fuerzas. Ahora él hace un quejido y una sonrisa maníaca se hace parte en mi rostro. Cuando voy a agarrar otro cuchillo, alguien pasa su brazo por mi cintura tirándome hacia atrás. Choco contra un pecho duro, un olor que reconozco demasiado bien se abre paso por mis fosas nasales.
Respiro con fuerza intentando que él me suelte, pero no lo hace y eso solo me enfurece más.
¿Me lo ponen en bandeja y no esperan que lo mate?
—¿Sabías? —pregunto jadeante—. ¿Sabías? —vuelvo a preguntar cuando él no dice nada.
—Nena...
Eso es suficiente respuesta para mí. Recuerdo todas mis clases de defensa personal y las pongo en práctica con Klaus. Me relajo en sus brazos y cuándo él relaja su agarre, me giro apoyando una de mis piernas en su muslo; me elevo envolviendo mis piernas alrededor de su cuello tirándolo al suelo. Me alejo de él y me acerco hacia la pared donde hay una espada larga.
Hoy voy a matar a ese hijo de puta.
¿Qué piensa? ¿Qué después de todos estos años lo iba a recibir con los brazos abiertos?
Le apunto con la espada, el odio en mi mirada lo mantiene quieto con el cuchillo enterrado en su hombro.
— Ichido, chansu —digo en Japonés. (Una vez, una oportunidad)
No necesito más que el ahora para enviarlo al puto infierno. Yoshio me mira con una media sonrisa ante mis palabras y mi cuerpo está ansioso por derramar sangre. Camino hacia él, Adren se me atraviesa y le hago un corte en el brazo del que comienza a brotar sangre.
Se me atraviesa Ryu, y le sonrío.
—Esta espada es lo suficientemente larga para pasar a través de tu corazón hasta el corazón de ese idiota —Él me mira sin decir nada—. ¿Quieres que lo intentemos?
—Allana, por favor —escucho la voz de Klaus detrás de mí, pero no lo miro ni le hago caso. Él no va a acercarse a mí en este estado, y menos con una espada en mi mano.
Es mejor que no lo haga porque no puedo prometer que no voy a hacerle daño.
—Shiraberu —responde. (Averígualo)—. Imōto.
Gruño ante la palabra "hermana". Yo tuve una hermana, pero ya está muerta y como la mierda si quiero otro.
— Anata mo izure shinu koto o wasureruna —digo lentamente.
(Recuerda que morirás)
Él sonríe y dalea la cabeza.
—Le doy la bienvenida a la muerte con los brazos abiertos si es mi momento —responde.
Hago como que lo pienso, y luego me encojo de hombros.
—Está bien.
Estiro la mano para enterrar la espada en el pecho de Ryu, pero la voz de Mason me distrae.
—Bueno, suficiente por hoy —Lo miro, él está frente a mí, y su mano en mi cuello demasiado rápido para mi bien—. A dormir, princesa Yakuza.
Y me fui a negro.
ESTÁS LEYENDO
Perversas Obsesiones.
RomantikKlaus. Vivi años con un odio dentro de mí que podría haberme destruido por completo si le hubiera dado ese poder. Yo era una máquina de matar, lo sabía, había guardado mis emociones bajo llave y nunca nadie podría verlas realmente. Excepto ella, con...