Escuché sus demandas todo el resto ese día y el siguiente. Fue agotador, pero la mayoría había pedido mayores facultades de la Yakuza en Japón. Muchos de ellos sentían que estábamos perdiendo autoridad, ya que en años antiguos éramos mucho más temidos, pero que ahora las leyes nos habían reprimido. Por supuesto que será una de las primeras cosas que haré. Al igual que Mason haré que la ley no se entrometa en los asuntos de la Yakuza, y que nadie se atreva a fiscalizarnos o intentar jodernos.
Ahora estamos en mi habitación, Klaus, Ryu y yo porque Mason organizó una reunión de emergencia. Esperaba que no fueran malas noticias porque desde ayer habíamos comenzado a instruirlos en la pelea con los rusos y los italianos. Y mi gente tenía muchas ganas de asesinar. Me miraban como si yo les hubiera dado el mejor regalo del mundo, lo que tiene sentido, ya que llevan muchos años en que nadie se ha metido con ellos.
Pero ahora la guerra es inminente, y vivirán los que tengan que vivir.
Y mataremos a los que haya que matar.
La pantalla se abre dejando ver de forma panorámica a Mason, Venus, Adren y a Todd. Más al lado en las sillas están Alexa con su esposo y Aaron. A su lado hay otra mujer que no recuerdo haber visto. También hay un hombre que tampoco había visto, pero asumo que es el amigo chileno de Mason. Por las orillas veo otras piernas, pero no podría decir quienes son.
—¿Cómo están? —saluda Venus con una sonrisa—. Hola Ryu —saluda cuando él aparece en la cámara.
Le sonrío de vuelta.
—Todos a mis pies —le digo.
Ella ríe.
—Como debe ser —me guiña un ojo.
—Siempre es un placer verte, hermosa —saluda Ryu.
Yo no entiendo a Ryu. Él dice que es gay, pero también vi la forma en que miraba a Venus. No creo que eso sea fingido, o quizás le pasa con muy pocas mujeres. Quien iba a decir que Venus volvería hetero a Ryu.
Venus apunta a ese hombre que no conozco.
—Chicos, este de aquí es Mati, el amigo chileno de Mason —lo presenta y él levanta la mano en saludo al igual que nosotros.
—¿Mati? —pregunta Mason mirándola con el ceño fruncido.
Klaus y yo nos damos una mirada y él mueve la cabeza divertido. Los celos de Mason nunca son agresivos, nunca le grita o la trata mal, simplemente actúa como un niño que no puede creer que ella pueda hablarle a otro hombre.
—¿Desde cuándo tanta confianza? —continúa.
Venus también pone los ojos en blanco.
—Basta —lo regaña.
Matías le responde riéndose, pero quién llama mi atención es Adren, que está apoyado en una silla al lado de Venus y se ve demasiado inquieto. Miro a Klaus y él se da cuenta de lo mismo que yo.
ESTÁS LEYENDO
Perversas Obsesiones.
RomanceKlaus. Vivi años con un odio dentro de mí que podría haberme destruido por completo si le hubiera dado ese poder. Yo era una máquina de matar, lo sabía, había guardado mis emociones bajo llave y nunca nadie podría verlas realmente. Excepto ella, con...