Capítulo 15: Klaus

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Definitivamente tienen que escuchar esta canción: One the Girls de The Weeknd, Jennie y Lily-rose Depp

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Definitivamente tienen que escuchar esta canción: One the Girls de The Weeknd, Jennie y Lily-rose Depp. Es la canción de Allana, vean la letra jajaja

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Su sabor era obsesivo.

Sabía mucho mejor de lo que había esperado y ella se había convertido en una completa puta mientras me seducía y me lamía el cuello. No soy de piedra, obviamente no me pude resistir, más cuando la vi vestida así. El pantalón parecía abrazar completamente sus curvas.

Y esa cinturita...yo quería pasar mis manos por esa curva.

Me enfureció, porque miles de pensamientos se pasaron por mi cabeza en ese momento. Y porque sabía que Allana lo había planeado todo y yo caí en su plan de seducción como un maldito adolescente.

Ella seguía pasándome la lengua por la punta del pene. Vi como se tragó todo mi semen sin siquiera hacer una mueca, es más, parecía que el sabor le encantaba.

—Te tragaste todo, como una buena putita —digo con voz ronca.

En este momento quiero hacerle tantas cosas, quiero amarrarla y azotarla hasta que llore y me pida que pare, y cuando lo haga, no pararé. Quiero que cuando camine, y se siente, le arda el culo y se acuerde de mí.

Quiero que me tenga miedo.

Porque sé que no lo tiene. La cogí del cuello y apreté, sabiendo que podría haberla matado y eso simplemente la excitó aún más.

¡Maldita mujer!

—Y me encantó —susurra.

Se encarama sobre mí y siento su coño caliente y chorreante sobre mi pene, pero la saco de encima y me subo los pantalones, abrochándolos ante su atenta mirada confundida.

—No vamos a follar —le digo y me bajo de la camioneta para subirme en el asiento del conductor.

—¿Qué?

—No tengo condones, y nunca tengo sexo sin condón.

—Mierda, eres el único hombre que no anda con condones encima.

Le doy una mirada hacia atrás.

—No me ando cogiendo a cualquiera por la calle o en una camioneta —escupo.

Allana me fulmina con la mirada y se coloca furiosa su ropa. Avanzo por la calle, aunque simplemente quedamos a dos cuadras de la librería. Allana se baja sin siquiera decirme adiós y no puedo evitar reír entre dientes.

Son pocas las mujeres que se vuelven locas porque no me las follo.

Me estiro en la camioneta hasta la guantera para ver si Adren se ha dejado algo, y por supuesto que sí. Agarro uno y me bajo cerrando con llave, mirando por los alrededores. Karen sale de la librería y me sonríe.

Perversas Obsesiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora