Capitulo I

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Felipe


 Estaba que hervía del coraje, Kitin no era alguien que me cayera mal, pero tampoco era de mis amistades más cercanas, y saber que estaba tan metido en la vida de la mujer que yo quería me ponía muy mal, para él todo era más sencillo, conocía a sus amistades, su compañeros, y sobre todo a su familia, conocía sus secretos y todo eso de lo que yo desconocía, el llamarla novia delante de mi con no se que intención me hizo aún más perder la cabeza, ella estaba conmigo no con el, lo tenía claro pero ella tampoco lo desmintió, por primera vez estaba enojado y sin ganas de escuchar razones, pero el que se allá acercado para hablar conmigo y aclararlo todo también dice mucho de que le importa lo que pienso, mi enojo no me dejó ver más allá y lo arruine, fui grosero con ella y no lo merecía, esa manera tan firme de gritarme las cosas, escupir mis verdades fue un golpe de sinceridad y una caída a la realidad que merecía, ella no ve en mi a la persona de respeto y superioridad, ve al hombre que comeré errores y no duda en externar su descontento, pero también es la primera vez que siento esos malditos celos.

- Su alteza, malas noticias, la señorita Ortiz se rehusó a venir

- No se porque no me extraña, pero gracias Martin te puedes retirar .... Estar hospedados en el mismo hotel tendría que tener algún beneficio, marque a su celular pero como las cien veces pasadas no obtuve respuesta, así que que no me quedo de otra que mandarle un mensaje de texto claro y coinsiso

Se qué está ahí y no me quieres contestar, pero como bien sabrás estamos hospedados en el mismo hotel, así que si no vienes a la habitación residencial no me dejaras otra opción de ir yo personalmente a buscarte y hablar de lo ocurrido no importándome con quien estés. Pdt: Soy tolerante pero solo te daré quince minutos.

Cómo arte de magia ahora fue mi celular el que comenzó a sonar, su nombre en la pantalla, pero ahora era yo el que no iba a contestar, las instrucciones estaban dadas.

Eres muy linda al regresarme una de las cien llamadas perdidas que has de tener en tu celular, pero no voy a contestar, te quedan trece minutos

Apuesto que esto la hará enojar pero también tenía que establecer mis reglas, me debe dos enojos que si bien no son su culpa si es la culpable de mis desvelos.

- Déjate de cosas Felipe, no soy de tus empleados para que me des órdenes

- Te quedan Diez minutos

- Contestame las malditas llamadas

- Nueve minutos .... No respondió más, todo quedó en silencio, esa terca mujer es capaz de actuar de diferentes maneras, si es cociente y razonable vendrá a verme, pero si es terca y obstinada seguro ya hasta se fue del hotel, me desespera en todos los sentidos son de esos niños a los que tienes ganas de amarrar para que se queden quietos y obedezcan.
Pasaron los quince minutos y ningún indicio, estaba a punto de caminar hacia la puerta demostrándole que no estaba jugando pero está sonó con dos toquidos

- Majestad la señorita Ortiz está aquí ... Mi sonrisa triunfante no se hizo esperar

- Pero dile que pase ... Me acomode la camisa y un poco el cabello .... - Por favor pase ...

- Sabia que en ti tenía que caber la cordura, Martin por favor retirate.

- No puedo creer que me ayas hecho venir hasta aquí con chantajes, no soy tus soldados y mucho menos tu empleada para que me tengas marcando el paso cada que tú quieres .

- Sabes me resulta complicado ver tu enojo ya que te vez muy tierna con tu cabello recogido en media coleta, pareces una niña tierna e inocente.

El Día Que Decidí Amarte  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora