Capítulo VI

541 36 151
                                    


Nota: No me odien. Pero recuerden que todo es drama y no está basado en hechos reales.


Felipe

Después de mucho tiempo, me siento relajado. La luz ya había entrado a la habitación por la ventana. Recode lo que paso anoche e inevitablemente sonreí, pero no quería abrir los ojos, estaba muy a gusto y cómodo. Sentí que Letizia se removía en la cama. Si existiera una competencia de quien es el mas madrugador, ella sin duda se llevaría ese premio. Tuviera o no actos, ella se despertaba muy temprano.

- Aun es temprano Letizia quieres dejarme dormir.

- No te estoy despertando, ademas esta no es tu habitación.

- Tampoco tuya ... Por fin abrí los ojos, se cubría unicamente con la sabana de la cama, su cabello estaba algo revuelto, se puso de pie y al dar el reflejo de la luz que atravesaba la ventana y se reflejaba en su cuerpo, parecía una especie de aparición celestial, se veía radiante, la mujer mas bella.

- Si quieres me voy de la casa

- Eso es lo que mas quisieras verdad

- Es muy temprano para pelear, me voy a bañar .... Camino aun envuelta en la sabana, nunca entenderé porque no le gusta que la vea desnuda aun cuando conozco perfectamente cada rincón de su cuerpo.

- ¿Y para eso te tienes que llevar la sabana? .... Solo me miro con fastidio ignorarme por completo, busco su bata de baño, pero antes de que saliera de mi vista, me vi tentado a seguir provocando la ... - Solo asegurarte de ponerte algo para cubrirte esa marca

-¿Cual marca? ... Me miro con rareza, se veía los brazos, inclusive bajo su mirada para verse los pechos.... - Esa que tienes justo ahí ... Le señale cerca de la clavícula, camino hasta el espejo hasta verse la famosa marca, ese hematoma color rojizo oscuro que no pasaría como un moretón, cualquier persona que lo viera sabría perfectamente lo que era y lo que significaba esa marca. Me reí al ver su cara.

Siempre nos preparan con antelación la ropa que usaremos para cada acto en particular. Anoche, después de nuestra discusión había caído en cuenta que me estaba comportando muy injusto, ella lo estaba pasando mal y yo no estaba haciendo de mucha ayuda. No quería volver a la habitación, esa por la que muchos años fuimos felices, donde compartimos la ilusión de los primeros años, la dicha de nuestra nueva naciente familia, donde dormíamos abrazados y donde tantas noches hicimos el amor de muchas diferentes maneras. Esa recamara estaba invadida de recuerdos que me golpeaban cada que cruzaba esa puerta. Decidí entrar a su guardarropa y ahí vi la ropa que usaría mañana, un vestido color rojo, discreto y muy bonito, lo imagine en ella, ese lugar olía a ella, cerré los ojos recordando su cuerpo y el tiempo que me he perdido de el. Así que decidí entrar a su cama como un ladrón en la oscuridad.

Tomo uno los cojines de los sillones y los arrojo con fuerza a mi cara, uno de ellos si consigo darme un golpe pero la risa seguía en mi, su cara había sido todo un poema ... - Eres un imbécil Felipe ... Cuando se termino todo objeto que pudiera arrojarme se acerco a mi para seguir con los manotazos, la tome de las muñecas y la arroje en la cama ... - Si quieres te hago otro

- Suéltame, no se te ocurra Felipe .... Gritaba y manoteaba, baje un poco la sabana para tener la perfecta vista de sus senos, sujete sus manos con fuerza al costado de su cabeza e hice lo propio, succione y cumplí con la misión justo en donde comenzaban sus pechos, en medio para que se viera mejor.... - Pero que bonito se ve.

- Suéltame ... Se volvió a cubrir y salir de mi agarre ... - Me las vas a pagar ... Se encerró en el baño echando chispas. No le gustaba alterar nada de su logística y ahora lo tendrá que hacer. Salí de la habitación para hacer lo propio, no dejaba de reír por lo que había hecho. La espere en la salida, los choferes estaban listos así como la escolta, solo faltaba ella.

El Día Que Decidí Amarte  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora