Capitulo III

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Letizia


Salí corriendo de aquel lugar, jamás me habían humillado, jamás me había sentido tan dolida, es como si me hubieran sacado el corazón y lo arrojaran al piso. Jamas creí que Felipe dudará de mi, verlo salir por aquella puerta mientras espiaba. Que estúpida fui, me sentía una tonta, quería parar de llorar pero no podía.

Detuve el coche unas cuadras antes de llegar a casa, baje del auto y le pedí a esos hombres que me dejarán de seguir, mi relación con Felipe estaba terminada. Me veían preocupados, suponía porque tenía el rostro hinchado por tanto llorar, sentía la sangre caliente como si tuviera temperatura, no me sentía nada bien. Aquellos hombres pararon pero sabía que seguirían detrás de mi. Entre a casa busque una maleta y metí algo de ropa
Llame a Urdasi para pedirle de favor que me diera unos días de vacaciones, él estuvo de acuerdo recalcando que no me escuchaba nada bien.

Conduje hasta Oviedo, no me importaba pasar cuatro horas sobre el volante, quería estar en mi hogar, mi casa, el lugar donde crecí y en el que siempre fui feliz. Cuando uno es niño se imagina la vida de adulto como la realización de la felicidad, quiero crecer para ser tal o cuál cosas, quiero tener dinero y viajar mucho, ser eternamente feliz pero es todo lo contrario, cuando eres adulto lo que más deseas es volver a ser niño otra vez, para disfrutar de las simplicidades de la vida, el gozo de lo ordinario y la inocencia de la infancia.

Mi celular no dejaba de sonar, todas esas llamadas eran de Felipe, no se iba a dar por vencido, apague el celular para tener un poco de paz. Me detuve en el Parque Natural las Ubiñas, a cuarenta y cuatro minutos de Oviedo, la vista era preciosa, siempre me han gustado las vistas, la naturaleza, el aire fresco, me senté a la orilla de una roca, ya estaba a punto de anochecer, debía darme prisa pero mi cuerpo no me respondía, era como si toda mi energía se hubiera ido, me abrace a mi misma y comencé a llorar una vez más.

- ¿Letizia? ... Tenia mas de un año sin verlo, estaba igual a la última vez que nos vimos, sus cabellos ya tenían algunos mechones blancos, pero se veía bien, siempre ha sido un hombre con personalidad, agradable pero sobre todo un ser humano excepcional.

- Alosno, que raro encontrarte aquí ... Me levante para darle un abrazo, aun usaba esa fragancia que tanto me gustaba.

- Al parecer seguimos teniendo los mismos gustos

- Siempre ha sido un buen lugar para pensar.

- Recuerdas cuando venimos por primera vez, nos tomamos una fotografía justo ahí .... Señalo el lugar a lo lejos, por los árboles y muy cerca de la cascada. Mi primera escapada a los dieciocho años y también nuestra primera fotografía abrazados. Alonso comento que la vista era preciosa y tenía mucha razón, el aire corría de una manera diferente que estando en la cuidad, solo la naturaleza conectada en su más esplendorosa expresión. En aquel momento quiso inmortalizar lo vivido en una fotografía. Siempre me protegida como una niña pequeña... — ¿Por qué estabas llorando? ¿Todo marcha bien contigo? ... Me tomo de la mano y se sentó junto a mi. No sabía si contarle toda la historia o simplemente fingir que solo es por cuestión de estrés.

- Si te dijera que estoy bien, y solo estoy estresada por lo agotarte que se volvió mi vida.

- Me estarías mintiendo. Recuerda que te conozco desde que eras una muchachita con ojos curiosos e intelecto asombroso. Te conozco más de lo que cualquier otra persona pudiera hacerlo... Sonreí, decía la verdad. Me conoció como una niña adolescente, después como mujer y al final como una amiga, pasamos tantas cosas juntos que podríamos escribir un libro con todas las anécdotas, buenas o malas todas valen la pena.

El Día Que Decidí Amarte  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora