Los días pasaban con tanta lentitud. Sobre las capitulaciones prácticamente me explicaron Jaime y mi primo David que eso era ilegal, pero no había más ley que la del rey, así que yo tenía todas las de perder con o sin papel.
Lo firme delante de Felipe quien estuvo complacido con otra cosa más a la que renuncie por él. Me desconocía a mi misma, está no soy yo, me ponía a pensar. Me sentía intranquila.
Ya me había mudado a la Zarzuela, los periodistas de calle habían encontrado el domicilio donde me encontraba, no me dejaron en paz hasta obtener una fotografía mia.
Doña Sofía era muy amable, aunque en ocasiones tenía actitudes raras conmigo, un día me adoraba y al siguiente no me quería ni ver. La organización de la boda prácticamente la resolvía ella.
Mi vestido de novia era hermoso, pero muy pesado, siempre he sido de complexión delgada, y cada que iba a la prueba había que hacer nuevos ajustes. Odiaba que Doña Sofía jugara con el hecho de que podía ser anoréxica. Claro que no lo era, siempre me he cuidado, aunque debo confesar que me he mal pasado los últimos meses. Hasta la gente de servicio me hacía desplantes, diciendo que la única que podía interferir en los menús hasta de la que se suponía que iba a ser mi casa era la reina.
Las pocas amistades que aún me vistiaban decían que había perdido la sonrisa, y así me sentía, lejos de tener ilusión por mi ya muy cercana boda, lo único que tenía en mi alma eran muchas ganas de llorar.
Todos los medios a los que crei que me arroparán por ser una de ellas, me criticaban por mi ya sonado en todo el mundo "Déjame terminar". Por más que lo pensaba no le encontraba nada de malo, no lo dije con maldad y ahora todos piensan que a Felipe lo tengo dominado, nadie sabe lo que hay detrás de una relación de pareja. A él lo veía pocas horas, entre mis clases y los compromisos a los que acompañaba a la familia, no nos quedaba tiempo para nosotros. Estaba hundida en la soledad y tristeza.
En la navidad, ni siquiera pude ir con mi familia, tuve que pasar esos días con una sonrisa fingida, recibiendo regalos horrorosos que sabían no me iban a gustar. O las burlas del rey y su hermana Pilar por no saber esquiar. Felipe se percataba de todo eso pero hacía como que no veía.
Después de meses transcurridos sobre lo que me había pasado en aquel bar, sus informantes decían que el sospechoso número uno era Jaime, lo cual refute rotundamente, él es un buen amigo, me a apoyado en todo esto, me da ánimos y me escucha. Les dije que estaban equivocados, que tal vez fue el mesero que había huido y jamás se volvió a aparecer.
Mi familia me decía que si no estaba contenta que aún podía cancelar todo y salir de ahí, ellos me apoyarían a comenzar una nueva vida. Pero Felipe no tenía la culpa de nada, él era bueno y amoroso, estando dentro de esa familia, podía comprender porque esa ilusión de formar una familia unida, a base de amor. Así que solo por él aguantaría todos los desplantes y humillaciones. Ya que él rey no perdía la oportunidad de molestarme.
La boda ya está en puerta y para variar me he enfermado. Doña Sofía no me deja salir de la habitación, según ella para que descanse y repose, porque me encuentre como me encuentre de salud, mañana me casaría. A Felipe no lo dejaba ni que se me acercara, según nos tenemos que esperar hasta mañana. Pero se que lo hace para que no contagie a nadie. Mi madre dice que todos ellos ya tienen todo listo. Felipe no los ha dejado solos ni un solo momento, ha estado pendiente de sus necesidades. Amaba que ellos se llevarán tan bien.
Tenía una temperatura horrenda, venía la enfermera a revisarme cada cuatro horas. Felipe también estaba intranquilo por mi estado de salud, me mandaba mensajes diciendo que moría por estar aquí a mi lado, cuidándome. Esa tarde había mandado a mi habitación un arreglo de rosas rojas, amaba sus detalles y su preocupación, solo por él haría mi mejor esfuerzo.
Dormiré lo más que se pueda. Mañana es el gran día.
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El Día Que Decidí Amarte (Terminada)
FanficEstá historia es un fanfic , todo es inventado