30- Reencuentro

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Una luz blanca cegaba a todos.
Ruumi había lanzado un hechizo a Koi y Dave, haciendo que desaparecieran del lugar.
Cuando recuperaron la vista todos sus amigos les buscaron por el lugar sin encontrarlos.

-D-donde están Dave y Koi?- preguntó Lake en el suelo a sus amigos.

-No lo se- respondió preocupada Dakota.

-Le has matado?- cuestionó Seiun, mirando fijamente con la mirada perdida a su hermano mayor mientras se levantaba- Le has matado?!-

-Eso no formaba parte del plan!!- Uchū también se levantó del suelo, con una gran furia.

-HAS MATADO A NUESTRO HERMANO?!- la diosa se dispuso a ir hacia Ruumi, siendo detenida por Uchū. Lágrimas se acumulaban en sus ojos.

Lágrimas? Seiun lloraba por Koi?

Ruumi miró con cansancio a sus hermanos pequeños.

-Relajaos, panda de idiotas- contestó el Dios mayor.

-Que nos relajemos?! No sabemos qué has hecho con nuestro hermano pequeño!! Puede estar muerto y tu nos dices que nos relajemos?!- espetó Uchū, lágrimas también se acumulaban en sus ojos naranjas.

Hablando de ojos, que les sucedía a ambos dioses en ellos?
El círculo rojo que rodeaba las pupilas de los hermanos menores estaban desapareciendo.

Dakota miró a sus amigos, para ver si ellos veían lo mismo. Y en efecto, estaban todos al tanto de lo que ocurría. Decidieron no moverse y obtener más información sobre Dave y Koi.

-Sois tan incompetentes... - Ruumi se llevó la mano al puente de su nariz- Solo los teletransporte, eso es todo-

Seiun y Uchū liberaron el aire que habían estado reteniendo, relajandose. Los círculos rojos volvieron a verse con claridad.

-Llevaos a estos mocosos a la mazmorra- ordenó con un movimiento de mano.

Ambos dioses hicieron lo que les ordenaron, con la cabeza baja y aún sobresaltados.
Seiun se llevó a Dakota, haciendo que la vampira pudiera fijarse más en ella. Todavía tenía lágrimas en sus ojos, incluso alguna había escapado.

Que sucedía con esa familia?

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Caminaron por las calles de arena, Koi iba apoyado en Dave, el dolor no le permitía caminar correctamente, ni siquiera podía concentrarse en lo que le rodeaba.
La sangre le nublaba la vista y cree que se ha torcido un tobillo cuando cayó por las escaleras.

-Ya llegamos- exclamó Dave con una sonrisa al ver su casa a lo lejos.
Las luces estaban apagadas, no sabía que hora era, pero si no había luz seguramente era muy tarde.

Llegaron a la entrada.
Dave llamó al timbre de la casa, tenía llaves, pero no iba a soltar a Koi en ese estado.
Cuando no obtuvo respuesta volvió a llamar, sumándole unos golpes, hasta que una luz se encendió y alguien bajó las escaleras.
La puerta se abrió, dejando ver a Amanda, la madre de Dave con su pijama puesto. La había despertado de su sueño.

-Dave?... - dijo ella cuando vió a la persona que había llamado a su puerta, las lágrimas se empezaron a acumular en sus ojos.

-Lo siento por llegar así, pero mi amigo necesita que le cure sus heridas- Dave entró en la casa sin darle un saludo adecuado a su madre después de haber estado desaparecido por no sabe cuanto tiempo.

-Dave! Donde estuviste todo este tiempo?!- exclamó Amanda siguiendo a su hijo hasta el sofá más cercano- Estas bien?? Quien es este muchacho??-

-Luego te lo explico todo, te lo juro- le dió un beso rápido en la mejilla de su madre como saludo mientras dejaba a Koi en un sofá para que descansara.

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