55- El principio del fin

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Frío.

Hacia frío.

Todo era blanco, como si estuviera nevado.

No podía ver nada, pero se sentía mal. Muy mal.

Que había pasado?

Su cabello se había vuelto rubio enteramente salvo por unos cuantos mechones blancos.

Se sentía muy cansado, como si estuviera realmente enfermo.
Tenía heridas sangrantes por todo su cuerpo y su pecho dolía tanto que pensaba que se iba a desmayar en cualquier momento.

Por fin pudo ver algo entre todo ese blanco. Dakota lloraba desesperadamente, también estaba cubierta de sangre, pero no parecía suya.

Kyo también se dejó ver. Estaba más alejado, pero al igual que la vampira lloraba.

Donde estaban los demás?

Quizás si se giraba podría verlos.

Intentó girarse, pero antes de conseguirlo una gran luz igualmente blanca les deslumbró.

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Dave se despertó sobresaltado en la cama, su respiración estaba muy agitada y varias gotas de sudor rodaban por su cara.
Miró a su alrededor para identificar el lugar, su cuarto de Nueva York.

Todavía estaba desnudo. Seguramente había soñado todo eso. Pero, que significaba?

Ese sueño le inquietó. El ver a sus amigos llenos de sangre y llorando le había asustado. Pero le inquietó aún más no haber visto a los demás, no haber visto a Koi.

Sacudió la cabeza intentando apartar esos pensamientos.

La vista por la ventana era la misma, oscuridad y nieve cayendo. Decidió tomar su teléfono para mirar la hora.

Las 6 de la tarde.

<<Wow, si debieron ser intensas las rondas de ayer>> pensó al recordar las veces que había tenido sexo con Koi.

Hablando de Koi, donde estaba?
No se encontraba en la cama.

Escuchó voces en la planta de abajo, no sabía si toda su familia se encontraba allí, pero sería mejor bajar vestido.

Se levantó y se vistió con su ropa del día anterior.

Justo antes de salir se fijó en el escritorio de la habitación, el teletransporte ya no estaba ahí.

<<Seguramente Koi lo guardó>> se dijo a si mismo sin darle importancia.

Al bajar las escaleras se encontró con sus padre preparándose para salir a la calle.

-Buenos días cariño!- le saludó su madre.

-Sería buenas tardes ya- rio- A dónde váis?-

-Vamos a casa de tu prima. Aquí la gente todavía se está recuperando de la resaca- respondió Liam apuntando hacia el sofá. Ian estaba dormido en ese lugar.

-Oh, ok. Habéis visto a Koi?-

-Acaba de salir al patio ahora mismo- le indicó Amanda.

-Ok gracias- se despidió y se dirigió al patio trasero.

Le parecía raro que Koi hubiera decidido salir en mitad de la nieve por su propia cuenta, normalmente era arrastrado por los pequeños para que jugara con ellos.

Salió a la fría calle y se encontró con que Koi volvía a utilizar la ropa con la que le había conocido, pero con algunos cambios. Su camiseta era la misma, cambiando el hecho de que ahora no tenía mangas, dejando sus hombros al descubierto y unas cintas en forma de cruz tapaban parte de su estómago, sus brazos los cubría unos largos guantes negros y en sus muñecas de encontraban las muñequeras doradas que transformaba en dagas. Tampoco llevaba sus túnicas, parecía que las había cortado y solo utilizaba la parte del taparrabos, y sus pantalones ahora eran bombachos, dejando sus tobillos al aire, los cuales estaban adornados por una cinta con una estrella en cada tobillo. Ya no llevaba sus altas botas azules, ahora llevaba unos mocasines que le hacía ver de la nobleza.

La nieve caía sobre él en la oscuridad, haciendo que luciera majestuoso ante los ojos Dave, como si se tratara de un ángel, el ángel más hermoso que había visto nunca.

No se dio cuenta de lo que llevaba en sus manos hasta unos segundos después.
Llevaba el teletransporte universal, pero ya estaba totalmente reparado. Eso hizo que Dave se extrañara.

-Koi?- musitó.

El dios giró su cabeza lentamente, pero no le miró a los ojos.

-Que estas haciendo aquí afuera? Y porque tienes el teletransporte arreglado y esa ropa?-

La preocupación inundó el cuerpo de Dave cuando se dio cuenta de lo que podría estar pasando.

Koi pensaba irse por su propia cuenta?

-Oye, no me digas que vas a volver a tu planeta solo- el chico albino caminó varios pasos entre la nieve para acercarse a su novio.

-Es demasiado peligroso para ti- respondió aún sin mirarle.

-Ya hablamos sobre esto, me has entrenado para poder hacerlo!-

-No es suficiente!-

-Y tu solo vas a poder con ellos?! Esta claro que no!-

-Yo-!...- se detuvo por unos segundos- Solo quiero que estés a salvo-

Dave se acercó para quedar justo enfrente suyo y acariciar su mejilla.

-Eso es lo que yo también quiero para ti. Todo va a salir bien si estamos juntos-

-No puedes estar tan seguro de ello-

-Oh vamos! Seguro que tienes algún plan. Conociendote seguramente tengas más de uno, o me equivoco?- le regaló una sonrisa segura.

-Ok, quizás tenga más de un plan. Pero nada asegura que salgan bien-

-Habrá que intentarlo-

-Si algunos de los planes que tengo no funcionan significarían nuestra muerte-

-Bueno, pues empecemos por los menos riesgiosos-

Koi rio ligeramente.

-Eres un idiota-

-Y este idiota va a ir a por sus cosas para acompañarte. No te vayas sin mi- le advirtió caminando hacia atrás.

-No prometo nada-

Dave volvió a la casa corriendo. Tenía que recoger principalmente su espada que había guardado debajo de la cama.
También debería dejar una nota, así que escribió una lo más rápido que pudo y la dejó sobre el escritorio.

Bajó las escaleras de manera apresurada, haciendo ruido y despertando a Ian.

-Porque coño haces tanto ruido- le preguntó enfadado.

-Lo siento! Tengo que irme!-

-La puerta de entrada esta para el otro lado, hermano-

-Lo se, no tengo tiempo para explicaciones!- frenó a mitad del pasillo dándose cuenta de que puede que esa sería la última vez que pudiera hablar con su hermano.

Si llegaba a morir, sus padres o su hermano no se enterarian de ello a menos de que Koi se lo comunicara. Dudó que eso fuera a pasar, si él moría significaba que Koi posiblemente también.

Se dio la vuelta y se acercó a su hermano, envolviéndole en un gran abrazo.

-Que te pasa?-

-Te quiero, hermano- se despidió y salió deprisa al patio, dejando a Ian confundido.

Por suerte, Koi seguía allí.

-Podemos irnos- le dijo.

-Preparado para el infierno?-

-Preparado- le tomó de la mano.

Koi encendió el teletransporte y un vórtice blanco inundó el lugar, instantes después se encontraban en algún lugar de Diuruno.

La Galaxia Del DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora