29- De vuelta a casa

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-Empecemos-

Seiun se lanzó hacia Koi, invocando su espada, seguida de Uchū que hizo lo mismo.
Koi esquivó el ataque de Seiun y bloqueó el de Uchū. Sería una batalla muy dura, no solo porque se enfrentaba a sus dos hermanos mayores, si no porque tenía el dolor inhumano de la magia de Uchū.

El resto del grupo veía desde la lejanía como Koi luchaba él solo.

-Tenemos que hacer algo!!- exigió Dave acercándose a sus amigos.

-Tenemos las cadenas estas, como pretendes actuar en este estado?!- le replicó Kyo.

-Mi hermana puede romper las cadenas, pero el dolor de ese hechizo la ha dejado cansada- dijo Portia aún al lado de Dakota, la cual seguía en el suelo recuperándose del dolor.

-Este dolor ha estado soportando Koi?- preguntó la vampira.

-Espera, Koi ha sido disparado por él?- cuestionó Lake.

-Por eso era la fiebre- respondió Dave- Y si, ese es el dolor que tenía-

-Como ha sido capaz de aguantar todo este dolor y luchar con el?- Dakota se levantó del suelo con la ayuda de Portia mientras veía como Koi luchaba contra dos dioses.

-Por eso digo que hay que ayudarlo! En cualquier momento colapsara y le matarán!- exclamó el humano.

Dakota activo de algún modo su lado vampiro y rompió sus cadenas, después empezó a liberar a sus amigos.

Koi seguía bloqueando y esquivando ataques, en ningún momento había intentado golpearles, sabía que no sería capaz en ese estado. Su magia no funcionaba, así que todo lo que tenía era esa espada.
En un momento Seiun le atacó por la espalda, haciendo que el pequeño Dios tuviera menos tiempo de reacción, y por consecuencia siendo golpeado levemente, lo suficiente como para causarle una herida sangrante en un brazo y que perdiera el equilibrio por un momento. Uchū no se quedó atrás y se dispuso a realizar otro ataque con sus armas, Koi todavía estaba recuperando el equilibrio, así que fue alcanzado de nuevo levemente, quedando Uchū ahora en su espalda y Seiun en el frente. Se preparó para esquivar ambos ataques, pero Uchū se adelantó más de lo que Koi tenía previsto, alzando su espada listo para matar al pequeño delincuente.
O eso hubiera pasado si Kyo no hubiera detenido el ataque con su propia espada.

-Ya empieza la fiesta al parecer- comentó Ruumi desde su trono, mirando como todos los demás peleaban.

Seiun lanzó su ataque a Koi, pero Portia con su súper velocidad empujó a Koi al suelo, esquivando ambos el ataque. Dave y Lake se unieron a la pelea, luchando contra diosa como podían.

-Esto es un juego de niños- se quejó Seiun mientras esquiva los ataques de principiante de el humano.

Dakota se aún recuperaba el aliento, atacaría a Ruumi cuando se encontrara mejor.

Mientras tanto Portia llevaba a Koi a un lateral para que descansara un poco.

-Te duele mucho Koi?- preguntó preocupada la tierna niña.

-Bastante, pero no podemos preocuparnos por eso ahora, tenemos que derrotar a mis hermanos-

-Como vas a hacerlo si te encuentras mal?-

-Pero no puedo dejar a nuestros amigos luchando contra ellos, son dioses, mucho más fuertes que ellos-

-Dakota ayudará ahora, descansa porfavor- suplicó la niña sandía.

Koi no tuvo de otra que aceptar, mientras que los demás luchaban.

La vampira porfin se sintió con las suficientes fuerzas como para atacar a Dios mayor, así que se lanzó contra él en su forma vampira.

Ruumi la vió venir desde lejos, así que con un movimiento de mano la mandó a volar lejos. Pero ella no se rindió y volvió a atacar, como resultado la misma situación.

-Ok, se acabó el descansar- Koi se levantó del suelo y recogió su espada- Quédate aquí-

Dakota volvió a intentar llegar hasta Ruumi, pero esta vez Koi se unía a la batalla, haciendo que el mayor de los hermanos se distrajera mínimamente, y por tanto haciendo que la vampira pudiera llegar hasta él y golpearle. Koi no se quedó atrás tampoco y saltó encima de su hermano, dispuesto a clavarle su espada. Pero Ruumi fue más rápido y acumuló su magia en su puño, golpeando al pequeño Dios y haciendo que cayera por las escaleras, abriendo más de una brecha de sangre que chorreaba por su rostro.
Dakota de nuevo se lanzó dispuesta a arrancarle la cabeza si hiciera falta, pero Ruumi se hartó de la situación.

-SUFICIENTE- gritó, haciendo que todos a su alrededor fueran alcanzados por la onda expansiva de su magia, cayendo al suelo, incluidos los da dioses.

Kyo con una brecha en la cabeza había conseguido golpear varias veces a Uchū, causando que sangrara y se debilitara lo suficiente como para estar al mismo nivel, mientras que Dave y Lake tenían bastantes más heridas al ser menos hábiles con sus armas, pero aún así habían conseguido que Seiun se cansara.

Ruumi se puso en pie, la ira le inundaba.

-Tú, pequeño mocoso insolente- señaló a Koi que tenía problemas para levantarse del suelo- Como te atreves a traicionar de esta manera a tu familia-

-Que yo sepa fuisteis vosotros quienes lo hicieron- respondió Koi de rodillas en el suelo, apoyando su manos en el suelo para ganaras estabilidad.

-Todavía estas a tiempo a renunciar a esta revuelta y aceptar tu destino, la muerte- amenazó el Dios mayor apuntando con su dedo a Koi de la misma forma que Uchū lo había hecho para disparar.

-Nunca- Koi sonrió con burla.

Todos los demás veían la escena desde el suelo, sin querer intervenir. Todos menos Dave, temiendo que mataran a Koi, así que empezó a gatear por el suelo para llegar hasta la persona que ama.

-Bien, entonces no te echaremos de menos- una magia de color rojo empezó a salir de la punta de su dedo, listo para disparar.

-KOI!!- gritó Dave abalanzandose sobre él para impedir que el impacto de la magia le llegara, y por lo tanto, recibiendo él el golpe.

O eso creía.

En cuanto la magia de Ruumi le alcanzó todo se volvió de color blanco, cerró los ojos todavía protegiendo a Koi.
Cuando los volvió a abrir Koi estaba aferrado a él con los ojos aún cerrados. El lugar había cambiado, ya no estaban en el palacio, ni en ese planeta, si no que estaban en la Tierra, justo donde Dave desapareció por primera vez cuando utilizó esa máquina.

-Koi- Dave le llamó para que abriera los ojos.

-Donde estamos- preguntó él aún aferrado a el humano, mirando a su alrededor en la oscuridad de la noche.

Estaban metidos en la misma caseta en la orilla del mar donde Dave fue teletransportado, era de noche, muy de noche, nubes tapaban el cielo y no dejaba ver más que un pequeño reflejo de la luna en el océano.

Koi soltó a el humano para colocarse en una posición más cómoda. Dave se levantó para asegurarse de estar en el lugar correcto, mirando a su alrededor mientras se limpiaba un poco de sangre de su mejilla.

-Estamos en mi planeta. Incluso mejor, estamos en mi isla- exclamó feliz de haber vuelto a su hogar, se giró para volver a entrar en la caseta, donde abrazó a Koi por la emoción que sentía de haber vuelto.

-Au!- se quejó Koi.

-Perdón!- se disculpó Dave al darse cuenta de todas las heridas que tenía su amigo. La cara la tenía llena de sangre que caía de su frente, uno de sus brazos también sangraba, y el hechizo de Uchū seguía ahí por lo pálido y enfermo que se veía el Dios.

-Tenemos que ir a mi casa, hay que tratar tus heridas- dijo mientras ayudaba a su amigo a levantarse.

Salieron de la caseta y se dirigieron a la casa del humano.

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