Las calles de arena estaban encharcadas por la lluvia de esa noche, dejando grandes lagunas en mitad de la calle.
La gente parecía totalmente acostumbrada, ya que la mayoría iba sin zapatos como si nada.
Algunos animales marinos se encontraban atrapados en las lagunas, siendo ayudados a volver al mar por la gente del lugar.-Cuidado, no pises a ningún animal- le avisó Dave mientras pasaban por un charco con animales.
-Como llegaron hasta aquí?- el mar estaba bastante lejos de donde se encontraban ellos.
-La mayoría del agua ya se ha evaporado, por la noche habría mucha más que ahora- le explicó- No pises esa agua, puede haber medusas- le agarró de la mano, alejándolo de esa laguna, sorteando alguna otras que contenían muchos más animales.
-No me habéis esperado, cabrones- exclamó Ian llegando a su lado.
-Ups, me olvidé de ti- sonrió nervioso Dave al darse cuenta de que no había recordado que su hermano iba con ellos.
-Como sea. Nana, los tíos y los primos ya llegaron, mamá me avisó antes de salir corriendo detrás de vosotros- dijo resentido.
-Pues vamos a darnos más prisa entonces- aceleraron la marcha para llegar lo antes posible a por su familia.
-Quién es nana?- preguntó Koi todavía de la mano de Dave.
-Es como llamamos a nuestra abuela materna, en México a las abuelas se las llaman nana- argumentó el albino.
-O mamá Margarita- comentó Ian.
-Nona- añadió Dave.
-Yaya- siguió el hermano mayor.
-Tienen muchos nombres- finalizó el albino sin querer pensar en más nombres con los que referirse a su abuela Margarita.
Llegaron al puerto a las 7:20, ese día Ian y Dave se retrasarían una hora en sus clases, como casi todos los años por esas fechas.
Su familia materna siempre venia un día antes de Navidad para pasar un poco más de tiempo en familia, ya que no se veían muy a menudo por vivir tan lejos y no tener el dinero suficiente para andar de un lado para otro, además de que la abuela Margarita ya no era una jovenzuela, teniendo más de 70 años.
-Les ves?- preguntó Dave a su hermano.
-Todavía no-
-Allá!- exclamó el albino señalando en una dirección.
A lo lejos se podía ver a cinco personas, siendo estas Margarita junto con su hija Alejandra. A unos pocos metros se encontraba el marido de Alejandra, Juan, junto con sus hijos: Carlos y María. Ellos eran más pequeños que Ian y Dave, teniendo 17 y 15 respectivamente.
Cada uno cargaba por lo menos una maleta, siendo la más grande la de Alejandra por llevar en ella la mayoría de la ropa de sus hijos (y los regalos de Navidad). Carlos llevaba el estuche donde guardaba su guitarra eléctrica, posiblemente la tocaría para practicar al querer ser músico de mayor, quizás a Koi le gustaba ese tipo de música.
Desde que le envió sus canciones de spotify no ha vuelto a decir que le gustaba otra de su playlist, a lo mejor tenía otros gustos musicales, o puede que todas las canciones le gustaran.
Se lo pensó dos veces. Posiblemente a Koi no le gustó ninguna otra.
-Nana!- gritó Ian cuando también les vio, corriendo hacía ellos entre charcos.
-Mijo! Que grande estas! Creciste más?- la abuela Margarita le abrazó mientras le hacía todo un interrogatorio. Alejandra y Juan también se acercaron a saludar, abrazándose uno por uno, incluidos Carlos y María.
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La Galaxia Del Dios
Science FictionDave, un chico albino amante del mar, viaja a otra galaxia por error, donde conoce a un chico bastante interesante con el que luchará contra innumerables amenazas. -Capítulos de entre 1000 a 2000 palabras -En proceso -Importante leer el epílogo (cua...